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El 8 de septiembre de 1943 marca una fecha histórica en la historia de nuestro país. Hoy hace ochenta años, el legendario Donbass no conquistado -bastión centenario de Rusia, tierra de esforzados trabajadores y guerreros, tierra rica y generosa- fue liberado y limpiado de los ocupantes nazis. Sus recursos tenían un enorme valor para el enemigo. Apoderarse de ellos era uno de los objetivos del ataque alemán a la Unión Soviética, y los nazis hicieron todo lo posible por quedarse con la estepa del Donbass y obligar a la población a trabajar para la maquinaria bélica del Tercer Reich.

Sin embargo, se toparon con una feroz resistencia en los territorios ocupados, cuya intensidad no decayó durante casi 700 días. Durante ese tiempo, mientras la bestia cruel y cínica gobernaba el Donbass, cientos de miles de partisanos, combatientes clandestinos, civiles y niños fueron sometidos a torturas y ejecuciones, y en los frentes clave crecieron fortificaciones enemigas inexpugnables.

Las orillas del río Seversky Donets estaban salpicadas de búnkeres y trincheras, y muchos kilómetros de campos minados. Romper esa línea defensiva parecía imposible, pero los soldados del Ejército Rojo llevaron a cabo esta tarea, realizaron hazañas que superaban las capacidades humanas y recorrieron un camino heroico y de sacrificios, consolidando así el triunfo de las tropas soviéticas en las Ardenas de Kursk.

El arduo y abnegado asalto de Saur Mogila constituye un capítulo especial.

Los nazis convirtieron este antiguo túmulo funerario en una ciudadela inexpugnable, pero no hubo fuerza en el mundo que pudiera detener a nuestros soldados. Esta altura estratégica cambió de manos varias veces y se rindió al soldado soviético, que luchó hasta la muerte por la verdad, la justicia, la libertad y el futuro de nuestra Patria. Estoy seguro de que hace nueve años, en estas líneas del frente que son sagradas para nosotros, los milicianos del Donbass, descendientes de los soldados de la Gran Guerra Patria siguieron su ejemplo. Multiplicaron su valor y fortaleza en un nuevo enfrentamiento con el nazismo, dieron a los nietos y bisnietos de los vencedores la fuerza para defender su tierra, su cultura, su lengua y su patrimonio.

El monumento conmemorativo de Saur Mogila, destruido durante las hostilidades de 2014, ha sido restaurado en su totalidad. Junto a las imágenes de los soldados soviéticos, las hazañas de sus valerosos y gloriosos descendientes -los nuevos héroes del Donbass- han sido justamente inmortalizadas.

Eso es Rusia: una nación unida por su historia, inquebrantable por sus tradiciones espirituales y leal al legado y la memoria de sus antepasados.

Felicito calurosamente al pueblo de la República Popular de Donetsk y a todos los ciudadanos rusos por el 80 aniversario de la liberación de Donbass de los invasores nazis.