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Pita (y el pueblo) contra los poderes fácticos
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First Published in: Jul.14,2023
Sep.06, 2023
Pita Limjaroenrat no ha conseguido la aprobación como próximo primer ministro de Tailandia. Esto subraya la cruda realidad: los líderes de Tailandia no son elegidos por la voluntad del pueblo, sino que se les permite llegar al poder con el apoyo o al menos la aquiescencia de la clase dirigente conservadora.
En el proceso de selección del primer ministro celebrado el 13 de julio, el líder del Partido Movimiento Adelante (MFP), Pita Limjaroenrat, no consiguió los votos parlamentarios necesarios para ser aprobado como primer ministro. A pesar de contar con un sólido mandato electoral y el apoyo de una coalición de ocho partidos formada por 312 diputados, Pita se encontró con la resistencia del Senado, compuesto por 250 miembros. En el Senado predominan los leales a los generales que orquestaron el golpe de Estado de mayo de 2014. Solo 13 senadores votaron a favor de la candidatura de Pita. El resultado no es inesperado. No obstante, indica la firme determinación de la clase dirigente conservadora tailandesa de bloquear la llegada de Pita al poder.
Las implicaciones de este resultado siguen sin estar claras. El proceso de selección del primer ministro continuará hasta su conclusión, con la próxima ronda prevista para el 19 de julio. Durante este periodo, el general Prayut Chan-o-cha seguirá ejerciendo de primer ministro interino. El general Prayut ya se ha autoexcluido de la contienda con su dimisión el 11 de julio del Partido de la Nación Unida Tailandesa. Recientemente había anunciado su intención de abandonar la política nacional.
No obstante, existen importantes incertidumbres en torno a la posible renominación de Pita como candidato.
Anteriormente, un portavoz adjunto de Pheu Thai reveló que el partido tenía la intención de respaldar a Pita en las tres primeras rondas de votación antes de entablar conversaciones formales con la coalición de ocho partidos sobre otros posibles candidatos. Sin embargo, podrían surgir desacuerdos en el seno de la coalición debido a la preocupación por la viabilidad de apoyar a un candidato que ha encontrado una oposición significativa y ha experimentado un margen de derrota considerable. Además, no está claro si Pita y el MFP estarían dispuestos a retirar su promesa de modificar el artículo 112 a cambio del respaldo de los senadores.
Además, hay causas pendientes contra Pita que podrían afectar a sus perspectivas. Entre ellos se encuentra el caso de la participación en los medios de comunicación, en el que se alega que Pita posee acciones en una empresa de medios de comunicación (lo que está prohibido por la legislación tailandesa). La Comisión Electoral presentó el caso ante el Tribunal Constitucional el 12 de julio. Hay otro caso relacionado con la campaña del MFP para enmendar la ley de lesa majestad, que ha sido aceptado pero está a la espera de un veredicto del Tribunal Constitucional. Estos procedimientos judiciales podrían dar lugar a la suspensión o inhabilitación de Pita para ejercer su cargo, así como a la disolución del MFP. De hecho, podrían eliminarle de la carrera por la presidencia.
Ante estos retos, es posible que surja un nuevo contendiente. Sin embargo, esto depende en gran medida de las acciones del partido Pheu Thai, que es el segundo partido más grande de la coalición liderada por el MFP. Si Pheu Thai decide seguir formando parte de la alianza de ocho partidos, es posible que designe a su propio candidato, con Srettha Thavisin o Paetongtarn Shinawatra como opciones probables.
Alternativamente, si Pheu Thai prevé retos similares a los que afronta Pita para asegurarse el apoyo necesario, el partido puede explorar la opción de formar nuevas alianzas con otros partidos políticos en el gobierno de Prayut. Estas alianzas podrían servir a dos propósitos para Pheu Thai: proporcionarle el apoyo necesario para impulsar a su candidato al puesto de primer ministro o asegurar una base estable y una parte considerable de las carteras del gabinete en una futura coalición de gobierno.
Partidos como el Palang Pracharath del general Prawit Wongsuwan y el Bhumjaithai de Anutin Charnvirakul, entre otros, podrían ser socios potenciales en esas alianzas. El general Prawit, que presidió el comité de selección del Senado, podría conseguir el apoyo de algunos miembros del Senado si decide apoyar al candidato de Pheu Thai. Sin embargo, el general Prawit también podría aprovechar su posición para insistir en que Pheu Thai le apoye como candidato a primer ministro, y no al revés. Incluso sin el respaldo de Pheu Thai, Prawit podría contar con suficiente apoyo parlamentario para asegurarse el puesto de primer ministro, aunque esto daría lugar a un gobierno de coalición minoritaria.
En cualquier caso, si Pheu Thai decide retirarse de la coalición liderada por el MFP, es probable que se enfrente a una reacción violenta. Tal decisión podría erosionar aún más la ya menguante base de apoyo del partido, especialmente entre quienes votaron a Pheu Thai por su postura a favor de la democracia. Sin embargo, si esta táctica estratégica se materializara, podría verse como un intento del líder del partido en el exilio, Thaksin Shinawatra, de reafirmar su influencia en el panorama político tailandés, aunque a la larga fuera a costa de su propio partido.
A medio y largo plazo, las implicaciones de estos acontecimientos van mucho más allá de la política de partidos. Pueden provocar una gran frustración y descontento, sobre todo entre quienes consideran que el hecho de que Pita no haya conseguido el apoyo necesario demuestra que el proceso democrático se ha visto comprometido por actores e instituciones que dan prioridad a sus propios intereses por encima de la voluntad popular.
Esta creciente desilusión entre los ciudadanos puede intensificar las peticiones de reformas políticas y una reevaluación en profundidad del papel y la responsabilidad de diversas estructuras de poder dentro del sistema político, como el Senado, el Tribunal Constitucional y la Comisión Electoral. Sin embargo, la ausencia de una vía clara y eficaz para abordar formalmente estos agravios plantea un reto importante. Por ejemplo, para revocar la facultad del Senado de seleccionar conjuntamente al primer ministro, es necesario modificar el artículo 272 de la Constitución. Pero modificar la Constitución requiere el respaldo de al menos un tercio de los senadores, como estipula la Sección 256.
Las limitadas vías de participación y reparación significativas pueden erosionar aún más la confianza pública en las instituciones políticas existentes, lo que lleva a una movilización generalizada y a protestas callejeras cada vez más frecuentes e intensas. Dicho esto, sin embargo, los precedentes históricos han demostrado que el malestar social y las emergencias se utilizan a menudo como pretexto para que los militares intervengan en nombre del mantenimiento de la paz y el orden.
En conclusión, el futuro político de Tailandia pende de un hilo. Si el proceso de selección no produce un candidato exitoso para el papel de Primer Ministro, la Sección 272 (2) de la Constitución de 2017 permite la posibilidad de que un extraño sea considerado como un candidato potencial para el cargo. Este escenario sigue siendo poco probable debido a los estrictos requisitos; además, no hay garantía de que el candidato sirva como árbitro neutral o tercero independiente.
En última instancia, estos acontecimientos ponen de manifiesto la cruda realidad de que en Tailandia los dirigentes no son elegidos por la voluntad del pueblo, sino que se les permite llegar al poder con el apoyo o al menos la aquiescencia de la clase dirigente conservadora. Ahora que se ha revelado la verdadera naturaleza de la democracia, o la falta de ella, en Tailandia, queda por ver qué acciones y medidas tomará el pueblo tailandés, cuya voz y elección parecen haber sido pisoteadas.
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Napon Jatusripitak es Investigador Visitante en el Programa de Estudios de Tailandia, ISEAS - Instituto Yusof Ishak. Obtuvo un doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Northwestern en 2022. Su artículo reciente se titula "La Promesa y Peligro de la Política de Clientelismo para la Construcción de Partidos Autoritarios en Tailandia". Perspectiva ISEAS, 2022/119, 14 de diciembre de 2022.
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