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No Habrá Paz sin Victoria Militar
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First Published in: Jan.18,2023
Apr.18, 2023
Rusia ha estado en guerra con Ucrania por más de diez meses, sin un fin a la vista y con poca probabilidad de negociaciones directas entre las partes enfrentadas. Estas fueron cortadas de manera mutua el 17 de mayo de 2022. Desde entonces, ha habido de manera repetitiva en Alemania, ya sea en artículos de opinión o en cartas abiertas, llamadas a mayores esfuerzos diplomáticos para ponerle un fin a las hostilidades. Dichas llamadas fueron usualmente combinadas con peticiones al gobierno federal para que detenga los envíos de armamento a Ucrania: el argumento es que, a fin de cuentas, la paz no se logra con armas sino con una tregua. Y continuar la guerra con el objetivo poco realista de una victoria para Ucrania y la recuperación de todos los territorios ocupados por Rusia significaría solamente un derramamiento de sangre en vano. Estas llamadas a tregua son entendibles dado las terribles imágenes de sufrimiento y destrucción que nos llegan día a día desde Ucrania. Aun así, sería injusto en este momento insistirle a Ucrania que negocie o que incluso entregue partes de su territorio y de la gente que allí habita.
Sin duda alguna, nadie quiere silenciar las armas más que los mismos ucranianos. Ellos son las víctimas de esta guerra. Son sus hospitales, guarderías y escuelas que han sido destrozadas por los misiles y ataques con drones rusos. Muchos han perdido sus casas. Cuando se escuchan las sirenas antiaéreas, son ellos quienes tienen que sentarse en refugios y quienes deben pasar horas o días sin calefacción, electricidad, ni agua. Se desconoce el número exacto de soldados que han fallecido en el frente; los Estados Unidos estima que alrededor de 100 000. Y aun así, el gobierno de Ucrania quiere seguir luchando contra su agresor ruso, y a negociar directamente con Rusia solo cuando el Kremlin responda ante un tribunal internacional por sus crímenes de guerra y retire sus tropas de Ucrania, incluyendo las regiones anexadas ilegalmente. En esto, el gobierno tiene apoyo de la vasta mayoría de la población ucraniana.
Putin quiere control total de Ucrania
Está claro para los ucranianos que el presidente ruso, Vladímir Putin, no tiene interés en encontrar una manera para coexistir de forma segura con una Ucrania independiente y soberana que pueda decidir su propio futuro. Él quiere que desaparezca. Desde su punto de vista, la Ucrania de hoy no es nada más que “una colonia con un régimen títere”, una “anti-Rusia” externamente controlada y hostil, establecida en contra de “de los intereses culturales, económicos y sociales reales de su gente y la verdadera soberanía de Ucrania”. Para Putin, Ucrania y Rusia son “un pueblo”. Una Ucrania independiente es inaceptable porque cuestiona los fundamentos del imperio ruso, el cual Putin está determinado a proteger del derrumbamiento.
Las suposiciones que se han surgido de manera repetida de que Rusia está interesada únicamente en evitar que Ucrania se una a la OTAN, o que solo tiene intereses geográficos en la cuenca del Donets, son equívocas. La realidad es que Moscú quiere que Ucrania renuncie a mucho más: su libertad, su identidad, su autodeterminación, su cultura. La destrucción de la vida ucraniana, del arte ucraniano y de su condición de estado, junto con las represiones (desde asesinatos a violaciones, hasta secuestros) en los territorios ocupados son muestra clara de esto.
Hasta ahora no hay razón para creer que el pensamiento de Putin ha cambiado en los meses recientes. Al contrario, con cada paso que da, Putin deja en claro que no está preparado para hacer concesiones. A pesar de que él y otros miembros del gobierno ruso mencionan regularmente la palabra “negociaciones”, hasta ahora no han presentado ninguna opción concreta. Tan solo a finales de diciembre del 2022, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, repitió su llamado por la “desmilitarización y desnazificación” de Ucrania, y describió las áreas de Ucrania anexadas de forma ilegal como “nuevos territorios” de Rusia. Claramente, Putin no ha abandonado su objetivo de obtener control político total sobre el país, sino que tan solo ha hecho ajustes a su estrategia y cronograma. Dado que Rusia no tuvo éxito militar, los devastadores ataques aéreos en la población civil ucraniana y la infraestructura energética están destinados a acabar con la voluntad del pueblo de resistir y desgastar al país hasta que Rusia sea capaz de lanzar una nueva ofensiva en la primavera.
Putin está contando también con el hecho de que el apoyo de los estados occidentales (también bajo la presión de sus ciudadanos) se agotará pronto y se quedarán sin armas, municiones y dinero para enviar a la capital ucraniana. Si el Occidente fuese a presionar por un cese al fuego o por negociaciones de paz -quizá con la amenaza de que, si esto no se lleva a cabo, le pondrían fin a su apoyo por Ucrania- esto sería señal para el gobierno de Rusia de que sus tácticas están teniendo efecto, y que todo lo que tiene que hacer es esperar hasta que perdamos la paciencia. Hasta ahora, ninguno de los defensores de un cese al fuego inminente ha sido capaz de explicar de forma convincente cómo se podría persuadir a Putin a hacer concesiones sin ejercer mayor presión militar sobre él.
Evitando que Rusia dicte la paz
Nosotros los alemanes, en particular, hemos estado repitiéndonos por años el mantra de que “no hay una solución militar” para este o aquel conflicto. A diferencia de Vladímir Putin: en Georgia, la península de Crimea y Siria, él ha aprendido que puede usar fuerza militar de manera exitosa para lograr sus objetivos políticos. Por lo tanto, durante el conflicto actual, solo el éxito militar de Ucrania puede evitar ese tipo de paz dictada. En otras palabras, primero se debe detener y hacer retroceder militarmente a Rusia antes de que pueda haber alguna oportunidad real de diplomacia. Se trata de permitirle a Ucrania mantener su posición en contra de la invasión rusa, mostrarle a Putin que incluso una nueva ofensiva militar en primavera no tendrá éxito y que esto no cambiará en el tiempo.
Es de interés primordial para el Occidente que Putin no gane nada con su guerra de agresión. Sus ambiciones son un peligro para toda Europa. Si se sale con la suya usando la fuerza y el chantaje nuclear para tomar bajo su control partes de otro Estado, esto abre las puertas a su repetición en otro lugar, ya sea por parte de Rusia o de otra nación. Rusia anunció el objetivo de una revisión general de la Unión Europea de la Seguridad, la cual es esencial para la paz y prosperidad en Alemania así como en el resto de la UE, en los textos del tratado de diciembre 2021.
La decisión reciente de parte de Alemania, los Estados Unidos y Francia de suministrar a Ucrania con vehículos blindados para el transporte de tropas y vehículos de reconocimiento resulta lógica. Esto enfatiza que los mayores poderes militares del Occidente no forzarán a Ucrania a entrar en un acuerdo inaceptable con Rusia. Por supuesto, siempre se debe tener en cuenta el peligro de una escalada cuando se provee apoyo militar. Sin embargo, las reacciones luego de que cayeran misiles en el borde entre Polonia y Ucrania, en particular, ha demostrado que el Occidente está consciente de este peligro, está actuando de manera prudente, y es capaz de gestionar riesgos.
Las negociaciones reales comenzarán de nuevo solo cuando tanto Rusia como Ucrania lleguen a la conclusión de que hay más que ganar con una tregua que con seguir luchando. Quizá las cartas vuelvan a barajarse luego de la primavera si el “otoño caliente” y el “invierno de furia” en Europa no llegan a materializarse, si las democracias de occidente siguen manteniéndose firme al lado de Ucrania, y si una nueva ofensiva rusa falla. Lo que es seguro es que cualquier negociación o acuerdo reflejará los resultados de un balance de poder entre las partes involucradas. Por lo tanto, nuestro objetivo debe ser preparar a Ucrania tan bien como sea posible en este momento y prepararnos junto a la capital ucraniana, Kiev, para el momento en que las ventanas para la diplomacia finalmente se abran.
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La Dra. Jana Puglierin es investigadora principal de políticas en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y jefa de la oficina de Berlín desde enero de 2020. También dirige el proyecto Re:shape Global Europe de ECFR, que busca desarrollar nuevas estrategias para que europeos comprendan y participen con el cambiante orden internacional.
Dirigió el Centro Alfred von Oppenheim para Estudios de Política Europea en el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP) de diciembre de 2015 a diciembre de 2019, y fue becaria de investigación en Berlin Future Forum de septiembre de 2013 a noviembre de 2015. Antes de unirse a DGAP, ella Trabajó como asesora de un miembro del Bundestag sobre desarme, control de armas y no proliferación, así como sobre política exterior y de seguridad alemana y europea. Entre 2003 y 2010 fue investigadora y profesora de la cátedra de ciencias políticas e historia contemporánea, así como del programa de estudios norteamericanos de la Universidad de Bonn. En verano de 2010, fue profesora en la Universidad Tecnológica de Chemnitz.
Después de su Abitur en Siegen en 1997, pasó un año en París, donde completó el Cours de civilisation française de la Sorbonne. Luego estudió ciencias políticas, derecho público y sociología en la Universidad de Bonn de 1998 a 2003, así como en la Universidad Internacional de Venecia durante un semestre en 2002. Al estudiar para su doctorado en la Universidad de Bonn, se centró en la vida y pensó del politólogo John Herz, y realizó investigaciones en los Estados Unidos.
Puglierin fue asociada en Stiftung Neue Verantwortung en Berlín desde octubre de 2010 hasta octubre de 2011. En noviembre de 2017, fue becaria visitante en la Sala de Situación Estadounidense-Alemana, una iniciativa conjunta del Instituto Estadounidense de Estudios Alemanes Contemporáneos y el Fondo Marshall Alemán. . Formó parte del Grupo de Trabajo de Jóvenes Expertos en Política Exterior de la Fundación Konrad Adenauer entre 2007 y 2016.
Es miembro y portavoz adjunta del Consejo Asesor de la Academia Federal de Política de Seguridad desde junio de 2022. También es miembro del consejo del Movimiento Europeo Alemania y del consejo de la Sociedad Atlántica Alemana.
Su trabajo se centra en política exterior, seguridad y defensa alemana y europea, así como en el papel de Alemania en Europa y relaciones transatlánticas.
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