Defense & Security
Europa no debe ser dividida
Image Source : Shutterstock
Subscribe to our weekly newsletters for free
If you want to subscribe to World & New World Newsletter, please enter
your e-mail
Defense & Security
Image Source : Shutterstock
First Published in: Nov.17,2022
Apr.18, 2023
A medida que las tropas rusas se retiran de las villas y ciudades ocupadas en las regiones ucranianas de Jersón y Járkov, el ejército, científicos forenses y los medios de comunicación mundiales se enfrentan a la magnitud de los crímenes de guerra rusos.
En el siglo XXI, el suburbio de Kiev llamado Bucha cobró un significado aterrador similar al que Auschwitz del siglo XX tuvo por siglos. Desde abril de 2011, “Bucha” no solo se convirtió en sinónimo de masacre planeada y sistemática de poblaciones ucranianas, sino que también sirvió para deshacerse del cinismo de las élites europeas, quienes han pasado dos décadas cerrando los ojos a la esencia del régimen y las prácticas del Estado moderno de Rusia.
En febrero de 2001, antes del vencimiento de su segundo término presidencial (tal y como fue, resultó no ser el último, a pesar de que no está estipulado así en la constitución de la Federación de Rusia), Vladímir Putin criticó la política de poder unilateral de los Estados Unidos en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Dijo que la violencia en relaciones internacionales solo era posible bajo los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Insistió que los vectores energéticos no deben ser usados como armas o forma de chantaje contra los consumidores. También prometió crear una economía de mercado libre y abierto en Rusia, especialmente con la ayuda de Alemania.
Al mismo tiempo, Putin negó que la oposición en Rusia estuviese siendo brutalmente reprimida, no admitió que los derechos humanos en Chechenia hubiesen sido violados sistemáticamente por medio de tortura, asesinato y secuestro, negó la participación en la transferencia de tecnología de misiles a Irán y el apoyo de su programa nuclear.
Todo esto dio la impresión de que el liderazgo de Rusia quiere construir un país abierto y democrático, que opera una política responsable y predecible, y está listo para una lucrativa cooperación económica de billones de dólares con sus vecinos europeos.
Putin pedía poco a cambio. Primero, la transformación de la OTAN de una alianza de defensa a una organización política en la cual los Estados europeos operarían independientemente de los Estados Unidos. Porque por ahora, según Putin, los Estados Unidos está impulsando el despliegue de sus tropas en el territorio de los Estados que se volvieron miembros de la OTAN luego de 1991, siendo una amenaza para la soberanía rusa y las tensiones alrededor de Europa.
En segundo lugar, Putin no quería que los Estados europeos dependieran del carácter democrático o autoritario del régimen ruso. Su asistente, Vladislav Surkov, incluso acuñó un término especial (“Democracia Soberana”) para justificar el autoritarismo de Putin y cautivar a los europeos con el prospecto de la lenta “evolución” democrática de Rusia.
En resumen, Putin llamó al respeto, trato igualitario y seguridad. ¿No son estos los mismos principios en los que la OTAN y la UE se basan? Al manipular de manera exitosa estos valores y economías, Putin ha logrado sus objetivos.
Hasta el 24 de febrero de 2022, muchos políticos europeos compartían la visión de que Rusia es de confianza porque se está desarrollando y liberalizando económicamente. O alegaron que Rusia tiene una razón para sus amenazas y demostraciones de poder, dado que quiere proteger sus fronteras de la expansión de la OTAN.
Putin forzó a los gobiernos europeos a cerrar los ojos ante el asesinato de decenas de miles de ciudadanos de Chechenia de 1994 a 2007. Logró evitar la condena y castigo por los actos de agresión abierta en contra de Georgia en el 2008. Incluso en 2014, logró conseguir que Francia y Alemania reconocieran su papel como agente de paz en la crisis de Ucrania que él creó y la guerra híbrida en Donbas.
De hecho, los hechos indicaron que con el poder de Putin, Rusia comenzó a avanzar hacia la autocracia. Sin embargo, no era una autocracia de partido como en China, que planeó una competencia interna y dependió de una extensa red de directivos tecnocráticos que adaptaron los estándares occidentales de esta o alguna otra manera.
Putin comenzó como presidente a restaurar los poderes del KGB (el Comité para la Seguridad del Estado, la agencia de inteligencia y policía secreta de la Unión Soviética), quienes, a lo largo de la historia, vieron el mundo democrático como un enemigo existencial y un objetivo que destruir. Putin, por supuesto, como alguien que formó parte del KGB, quería venganza por el colapso de la URSS, el cual considera como una derrota personal.
Cuando Putin prometió construir una democracia y economía de mercado en Rusia, estaba fingiendo. Su cálculo estaba basado en la idea de inestabilidad y corrupción de elite política y empresarial europea, que estaría lista para justificar los “excesos” de las autoridades y las “debilidades” de la sociedad civil rusa.
El abandono de su país por una visión pérfida
Cuando Putin señaló la amenaza de la OTAN, solo estaba buscando dentro de su propio país una justificación para incrementar constantemente la inversión en el ejército y las industrias de defensa, mientras descuidaba la modernización de la infraestructura social y de transporte en la mayoría de Rusia. En Asuntos Exteriores, Putin premió solo a los líderes y gobiernos que lentamente implementaban objetivos comunes con la OTAN o promovían sus intereses nacionales, contrario a los intereses europeos o americanos. Esto podría explicar cómo varios políticos como Silvio Berlusconi, Nicolas Sarkozy, Gerhard Schröder, Robert Fico y Viktor Orbán lograron establecer alianzas a largo plazo con el Kremlin.
A pesar del choque por las mentiras y crímenes de Rusia que acompañaron las agresiones contra Ucrania, Putin sigue usando activamente la falacia de una “Rusia normal” y amenaza con tomar represalias por las violaciones de la “seguridad rusa”, lo cual se refiere al control del territorio ucraniano.
La falacia de Putin es su declaración acerca del territorio ocupado de Ucrania, el cual declaró como ruso, y la amenaza correspondiente de defenderlo con armas nucleares. Las tropas rusas están huyendo de las regiones de Jersón y Donbas sin ninguna señal de preparación para el uso de armas de destrucción masiva (ADM).
Justo cuando Putin deba elegir entre retirarse de Crimea y arriesgarse a perderlo todo en una confrontación nuclear, elegirá retirarse y mantener su poder. Porque Crimea es tan parte integral de Rusia como Jersón y el óblast de Járkov, regiones de las cuales los rusos se retiraron a causa de derrotas militares.
Sin embargo, Putin podría preparar un camino peligroso para la escalada si voces siguen creciendo en Europa, declarado que sus conquistas deben ser reconocidas con la conclusión de un cese al fuego. Las llamadas del Kremlin para la negociación están dirigidas a propagar la incertidumbre entre los políticos europeos acerca de los objetivos rusos. Esta maniobra se llevará a cabo para forzar a todos a cerrar los ojos ante las ejecuciones masivas, los campamentos de tortura y el bombardeo de las pacíficas ciudades ucranianas, para poner en duda la guerra de Rusia que busca destruir por completo a una nación europea.
Putin ofrece de nuevo creer que las relaciones seguras con la Rusia que él lideriza son posibles si se toman en cuenta sus exigencias. Si se continúa con el debate en Europa de acuerdo con la lógica de Putin, esto llevará al terrorismo a dividir el continente y los estados individuales en la facción “intransigente” y la “moderada”. Y sin solidaridad en Europa, será mucho más fácil para Rusia continuar la guerra sin repercusiones/castigo y sin consideración. Incluso, mucho más allá de Ucrania.
Los medios híbridos de Rusia para dividir a Europa
Es acerca del comercio de petróleo, carbón y gas natural. Desde comienzos del 2021, la compañía rusa Gazprom se ha negado a suministrar gas a Europa más allá de las cantidades acordadas, las cuales contribuyen artificialmente a la especulación del mercado de valores y el aumento de precios. Esto ha tenido un efecto doloroso en los gastos de los hogares y servicios municipales. También llevó a mayores precios al consumidor por la electricidad más costosa/cara generada al quemar gas y combustible para calefacción ruso. Frente a un trasfondo de descontento público, los servicios de inteligencia rusa están movilizando la diáspora rusa a protestas espectaculares en Alemania y la República Checa, y enseñando la tesis del “daño” de las sanciones antirrusas de la UE.
Y estas acciones tienen un efecto político. En Francia, Marine Le Pen criticó activamente los vectores energéticos rusos y prometió mantener la situación en cuanto al petróleo ruso en caso de ser electa. Incluso en Italia, los partidos Lega (Lega per Salvini Premier) y Forza Italia contraatacaron. La coalición de gobierno se ha convertido en parte del gobierno en contra de las sanciones que perjudican a la industria italiana. En Alemania, los partidos de oposición expresaron argumentos más abiertos acerca de la necesidad de “entender” a Rusia por el bien de los vectores energéticos. El Kremlin está observando estos procesos de cerca, y están convenciéndolo de que esta política de división traerá los resultados deseados. Los esfuerzos rusos serán especialmente peligrosos este invierno.
La ideología del mundo ruso y el mito de la Gran Victoria
El presidente ruso ha justificado su política de conquista agresiva cada año desde el ataque a Ucrania en el 2014 con la misión histórica especial de Rusia. Es la restauración de la justicia histórica, de las fronteras del estado ruso que deben unificar a todos aquellos que comparten los “valores tradicionales de Rusia”. Estos son el idioma ruso, la fe ortodoxa, y la educación en las tradiciones de la cultura y literatura rusa. El Kremlin llama a esta bizarra combinación la “ideología del mundo ruso”. Dado que la diáspora rusa está muy activamente en la actualidad alrededor de Europa, desde Italia y Alemania a Letonia y Finlandia, esto crea una razón lo suficientemente legítima para la agresión híbrida directa en contra de nuevos países.
Además, Putin está hablando constantemente acerca de la inevitabilidad de un “mundo multipolar” en el cual Rusia será uno de los polos. Mientras el destino de Europa, en su opinión, está arruinado por la excesiva influencia americana. Por eso es que frecuentemente nombra la Conferencia de Yalta de 1945, la cual hizo a la Rusia de Stalin el dueño de medio continente europeo, mientras que la otra mitad estaba controlada por los aliados bajo el liderazgo de Estados Unidos. En cuanto a las relaciones con Europa, Putin no solo quiere verse a sí mismo como un “veto player”, sino como el líder de una “gran potencia”, la cual pertenece a una pequeña élite (los Estados Unidos y la República Popular de China) la cual tiene una influencia decisiva en el mundo político, pero también es una hegemonía. Él sería el gobernante de un estado victorioso, del que otros estarían agradecidos por su seguridad y existencia. Así que a pesar de las derrotas en Ucrania, continúa diciendo “Nosotros aún no hemos comenzado de verdad.” Aparentemente, Hitler y Stalin podrían haber dicho lo mismo cuando invadieron Polonia en septiembre de 1939, se dividieron y prepararon para nuevos conflictos. Hasta ahora, esta historia tiene pocas posibilidades de repetirse.
Director Ejecutivo de la Fundación de Iniciativas Democráticas Ilko Kucheriv.
Unlock articles by signing up or logging in.
Become a member for unrestricted reading!