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Hace solo unos días, la mayoría de nosotros esperábamos que Donald J. Trump ganara la batalla para convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos, venciendo a un Joe Biden envejecido y confuso por una mayoría sustancial, según las encuestas. Hoy, reflexionamos sobre las implicaciones de la primera mujer negra y surasiática que se postula para la presidencia y de que Estados Unidos elija a la primera mujer presidenta en su historia. Kamala Harris ha sido descartada durante mucho tiempo como una contendiente para el cargo más alto por miembros de la prensa, pero muchos ahora están cambiando de opinión. Días después de que Biden renunciara a la nominación, destacados demócratas y comentaristas se alinearon para brindarle su firme apoyo y admitieron que sus juicios anteriores podrían haber sido erróneos. Un apoyo tardío pero inequívoco vino de Barack y Michelle Obama, quienes supuestamente habían dudado de sus perspectivas o idoneidad para el cargo. En una llamada a Harris, capturada en video, el expresidente dijo que “no podría estar más orgulloso de respaldar a [Harris] y de hacer todo lo posible para llevarla a través de las elecciones y hasta la Oficina Oval”. Michelle Obama le dijo a Harris: “Estoy orgullosa de ti. Esto será histórico”. En una declaración posterior, los Obama dijeron que “No hay duda en nuestra mente de que Kamala Harris tiene exactamente lo que se necesita para ganar esta elección y cumplir con el pueblo estadounidense”. En una semana, todo había cambiado. Así es la naturaleza de las elecciones presidenciales estadounidenses de este año. Será una pelea contenciosa, cerrada y, casi con certeza, sucia. Pero Kamala Harris, una exfiscal estatal, ya ha demostrado que tiene más que suficiente fortaleza para soportar los golpes que Trump y sus acólitos elijan lanzar, y puede devolverlos con la misma fuerza. Los ataques vendrán, pero es poco probable que inflijan heridas graves, y el regreso a la Casa Blanca que Trump anhela y que había asumido que era suyo para tomar, de hecho, es suyo para perder. Gideon Rachman, principal comentarista de asuntos exteriores del Financial Times, se sentó con el analista político Jacob Heilbrunn, editor de la revista National Interest, después de enterarse de la tardía retirada de Joe Biden de la carrera presidencial, para discutir qué tan fuerte candidata sería Kamala Harris. Heilbrunn le dijo a Rachman: "Creo que Harris será una candidata extremadamente formidable que está bien posicionada para destrozar a Donald Trump en una variedad de temas, desde el aborto hasta el control de armas y los derechos de las mujeres. Y no creo que él tenga idea de lo que le espera... El ambiente es perfecto para Harris porque ella representa el cambio generacional que el país ha estado ansiando. Si los republicanos se quedan con Trump, quien tiene casi 80 años, ahora tienen a un candidato que es anciano y claramente está un poco chiflado, si no es que tiene problemas mentales". No es difícil imaginar cuál podría ser la respuesta del Sr. Trump, pero si me lo preguntaran, sugeriría respetuosamente que evite el uso de invectivas personales contra Kamala Harris, ya que casi con certeza se volverán en su contra. Por su parte, Harris haría bien en hacer lo mismo, evitando atacar a Trump como un delincuente condenado y, en su lugar, convenciendo a la gente de que se puede confiar en ella para defender los valores estadounidenses en el país y en el extranjero, reconociendo la lucha de los votantes contra la inflación, continuando con su firme defensa de los derechos reproductivos de las mujeres y respaldando el papel global de Estados Unidos y el estado de derecho. Por supuesto, la decisión es un asunto que compete al pueblo de los Estados Unidos, no a quienes vivimos en Europa o en otros lugares. Pero, de repente, sentimos un aumento del ánimo: hay una verdadera contienda que se desarrollará en los próximos 100 días aproximadamente. Habiendo sobrevivido a un intento de asesinato, el Sr. Trump mantiene un control inquebrantable sobre su partido. Pero puede ser derrotado. Su discurso de aceptación divagante y malintencionado para la nominación del partido en la convención republicana mostró al hombre tal como es. Kamala Harris ha tenido un comienzo convincente en la recaudación de fondos para su campaña y en atraer un fuerte apoyo. Ella fue beneficiaria por la obstinación de Joe Biden al renunciar a la lucha por un segundo mandato; su demora en hacerlo evitó una primaria abierta, que Harris podría haber perdido. Simplemente por tener 59 años, ahora ella es el rostro de una nueva generación de liderazgo, lo que convierte a Donald Trump en el candidato más viejo de la historia. A pesar de todo esto, sigue siendo la desfavorecida en esta contienda, y el tiempo no está a su favor. Su estatus como la candidata indiscutible del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales podría llevar rápidamente a recriminaciones si su campaña comienza a ir mal. Debemos esperar que la Sra. Harris pueda demostrarle al pueblo estadounidense que está capacitada para el puesto de presidenta y ofrecerles a ellos — y al mundo — esperanza.