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Teherán Arremete al Apoyo de los Israelíes al Movimiento de Protestas Iraníes
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First Published in: Nov.02,2022
Apr.19, 2023
Por siete semanas, Irán se ha visto sumido en protestas generalizadas (las primeras de su tipo conducidas por mujeres) luego de la muerte de Mahsa Amini de 22 años a manos del llamado escuadrón anti vicio del régimen.
Estas demostraciones representan quizá el mayor desafío nacional sostenido contra los dirigentes religiosos desde el 1979, a pesar de los esfuerzos de las autoridades para sofocar los disturbios a través de detenciones masivas, palizas y asesinatos, así como cortes de internet y redes sociales.
El jefe de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC por sus siglas en inglés) incluso le advirtió a los manifestantes que el 29 de octubre sería su “último día de protestas,” como muestra de que las fuerzas de seguridad intensificarán la represión de los disturbios, por los cuales los líderes iraníes han culpado a Israel y los Estados Unidos.
Los cargos contra Israel no son nada nuevo, pero así como con las rondas de acusaciones previas, Teherán aún no ha producido evidencia tangible para sustanciar su reclamo de que el servicio de inteligencia israelí, junto a los Estados Unidos, es el verdadero responsable detrás de las protestas. Irónicamente, mientras que la narrativa oficial de Irán por largo tiempo ha sido que Israel es una potencia en decadencia incapaz de enfrentarse a Teherán, son las valoraciones del estado de las protestas por parte de los israelíes las que parecen ser de mayor interés para los altos dirigentes en Teherán.
Kayhan, el periódico más cercano al líder supremo Alí Jamenei, quien designa al editor en jefe del periódico, escribió en una editorial a mediados de octubre que incluso Israel ha aceptado que las protestas, en última instancia, fallarán en derrocar al régimen. Citando a un par de comentaristas de televisión israelíes, el periódico concluyó con ilusión que los expertos israelíes han determinado que “el número de protestantes en Irán es pequeño y carecen de una ideología (compartida)” y que “los disturbios en Irán requieren madurez, liderazgo, planeación y visión política, y actualmente no tenemos nada de esto.”
El valor que los hombres de Jamenei le dieron a los prospectos de participación israelí en los disturbios populares parecerían extraños si no fuesen claramente intencionales. Acusar a Israel es de interés para los oficiales de Teherán. Tratar de atribuirle un levantamiento nacional a un odiado rival regional, uno cuya existencia la República islámica se ha negado a aceptar desde 1979, es obviamente más conveniente que reconocer las verdaderas injusticias que han llevado a los protestantes iraníes a las calles.
En realidad, los líderes de Irán saben muy bien que a pesar de que los Estados Unidos e Israel puedan tener un interés en formar y apoyar el movimiento de protestas en cuanto comience, esta movilización a gran escala del público iraní es el resultado de las mismas políticas del régimen. No servicio de inteligencia extranjero sería capaz de orquestar por su cuenta una revuelta popular a grande escala como esta; la población del país no se hubiese alzado de esta manera si no hubiese sido crónicamente menoscabada por las políticas del régimen desde 1979. Pero aun así, la misma ira que los islamistas han creado entre el público iraní se ha vuelto una oportunidad para los israelíes en su campaña multifrontal contra el Teherán.
La continua amenaza de una política nuclear arriesgada ha parecido inminente en Israel durante las décadas de la guerra en las sombras con Irán. Mientras que los ataques cibernéticos y los asesinatos pueden ser herramientas efectivas que Israel emplea para desestabilizar el aparato interno de Irán, las protestas han revelado otra estrategia desestabilizadora a su disposición, poderosamente simple pero aun así posible: el hablar directamente con la población iraní.
Los líderes de Irán muy probablemente sostendrían que esta no es la primera vez que poderes extranjeros han intervenido con la política interna de Irán, apuntando al papel que jugaron la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y el Servicio de Inteligencia Secreto del Reino Unido en derrocar al primer ministro Mohammad Mosaddeq en 1953.
Por su parte, Israel y los Estados Unidos, mientras que niegan su participación en el inicio de las protestas, dirían hoy que están simplemente expresando su apoyo por una población que está buscando liberarse del estricto control de la clase política militante y clerical.
Se sabe que el escenario político de Israel está dividido, por lo cual ayer, 1 de noviembre, el país sostuvo las 5° elecciones nacionales en menos de cuatro años. Pero hay prácticamente unanimidad en el espectro político cuando se trata de apoyar a los protestantes en Irán. Y dado que las protestas comenzaron a mediados de septiembre, los esfuerzos de diplomacia pública de Israel se han intensificado en todos los niveles sociales de formas más directas que no se habían visto por décadas.
Actualmente, Israel es el hogar de decenas de miles de judíos nacidos en Irán o con padres iraníes, incluyendo importantes figuras públicas como Rita, una de las cantantes más famosas de Israel, el antiguo presidente Moshe Katsav, o el antiguo jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), Shaul Mofaz and Dan Halutz.
Desde principios de octubre, decenas de israelíes se han reunido en Jerusalén en apoyo por las mujeres de Irán. Las protestas también se han expandido a lo largo del Oriente Medio, así como hacia Europa y América del Norte. El fin de semana pasado, cientos de israelís se reunieron en Tel Aviv, ondeando la bandera israelí y la bandera de Irán pre-1979 cantando “Del Tel Aviv a Teherán, nos mantenemos unidos.”
No es raro ver a israelíes protestando en contra del régimen teocrático en Irán. De hecho, llenar de miedo a los israelíes acerca del infame programa nuclear de Irán es, normalmente, una piedra angular del mandato de cualquier primer ministro israelí, especialmente bajo el mandato de Benjamín Netanyahu, quien de forma repetida ha declarado que la República Islámica es la amenaza existencial más grande para Israel.
Aun así, una respuesta demasiado entusiasta de Israel a las protestas en Irán podría resultar contraproducente y darle credibilidad a la narrativa de Teherán de que Israel está detrás de ellas, de acuerdo con David Menashri, un experto en Irán y profesor emérito de la Universidad de Tel Aviv. “Con el régimen declarando que las protestas fueron iniciadas por EE.UU. e Israel, el apoyo público israelí podría ser un arma de doble filo,” explicó Menashri.
Las relaciones entre Irán e Israel no han sido siempre tan ásperas. Antes de la Revolución Islámica de 1979, estos dos países disfrutaban de una cooperación de 30 años. En 1950, Irán se convirtió en el segundo país con mayoría musulmana (después de Turquía) en reconocer al estado de Israel. Irán encajaba perfectamente en la “Doctrina de la Periferia” que fue apoyada por el primer ministro fundador de Israel, David Ben-Gurión, la cual refiere a sus ambiciones de forjar una alianza con países no árabes que fuesen enemigos de sus enemigos, incluyendo a Irán y a Turquía.
Pero esos días han quedado en el pasado. Ahora, los oficiales en Teherán están anticipando más esfuerzos israelíes como parte de lo que Irán considera una guerra de información israelí mucho más amplia; una campaña que buscará atacar a la población iraní y mantenerlos movilizados en contra del régimen en Teherán en la medida de lo posible.
Esta campaña busca enfatizar dos simples perspectivas a la población iraní: primero, que el enemigo común de Israel y el pueblo iraní es la ideología islamista militante de Ayatollah Ali Khamenei. Y segundo, que un futuro brillante le espera a las relaciones entre Irán e Israel tan pronto como las preferencias del pueblo iraní en políticas se vean reflejadas en la política externa de Irán.
A medida que Israel aumenta su diplomacia pública, los líderes en Teherán se verán forzados a responder. Pero es difícil ver cuáles contraargumentos efectivos le quedan a su disposición a la República Islámica que podrían ponerle freno a esta reciente iniciativa israelí y su ímpetu.
First published in :
Middle East Institute
Alex Vatanka es director del Programa Irán e investigador principal de la Iniciativa Frontier Europe en el Middle East Institute de Washington. Su libro más reciente es The Battle of the Ayatollahs in Iran: The United States, Foreign Policy, and Political Rivalry Since 1979.
Jonathan Harounoff es un periodista británico radicado en Nueva York.
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