Energy & Economics
Estados Unidos Necesita Jugar un Papel Más Importante como Swing Producer de Petróleo y Gas en la Crisis Actual
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First Published in: Nov.11,2022
Apr.19, 2023
En respuesta a la agresión rusa en Ucrania, las naciones europeas han reducido drásticamente sus importaciones de crudo, productos refinados de petróleo, y gas natural desde Rusia. Los niveles de importación de energía en 2021 fueron de alrededor de 2.2 millones de barriles por día (MMbd) de crudo, 1.2 MMbd de productos refinados y 155 billones de metros cúbicos (bmc) de gas natural en una base anual. Además de las dificultades extremas para obtener nuevas fuentes de gas natural y, en menor cantidad, de petróleo, el incremento de precios a través de Europa desde el comienzo de la guerra ha sido de proporciones históricas. En los días siguientes a la invasión, los precios del gas natural se dispararon en un 62 por ciento, y los precios de la energía en el Reino Unido aumentaron un 150 por ciento. El impacto completo de la guerra, junto con las necesidades relacionadas a frenar las cifras de inflación más altas en más de 40 años, han llevado a Europa a una recesión que amenaza a todos los hogares y a los pequeños negocios, así como la habilidad de los fabricantes para mantenerse competitivos. Como resultado, si la región no puede encontrar rápidamente vías de suministro alternativas, el compromiso europeo de ayudar a contener la agresión rusa podría debilitarse.
Estados Unidos tiene la capacidad de servir como un swing producer a corto y mediano plazo para cubrir gran parte del reducido suministro de petróleo y gas. Pero EE.UU. no ha presentado la voluntad política de aumentar la producción de estos productos a la escala necesaria durante la crisis actual. Este artículo explora las razones por las que Estados Unidos debe redoblar sus esfuerzos para compensar la pérdida de suministros de energía cruciales que sufrirán los europeos (y otros aliados que se oponen a la agresión rusa). Si Estados Unidos aprovechara sus enormes reservas de petróleo y gas, esta política sería también una solución a la escasez más favorable para el medio ambiente que el explotar las reservas en Oriente Medio o Venezuela.
Swing Producers
Fuentes alternativas de petróleo y productos refinados están más fácilmente disponibles que el gas natural, dado que este último requiere la instalación de costosa nueva infraestructura. Construir nuevos oleoductos, instalaciones de gas natural licuado (GNL), e infraestructura de transporte, así como aumentar la producción requiere autorización y financiamiento que es difícil de obtener, al menos en el mundo desarrollado.
Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP fueron los swings producers tradicionales de crudo y algunos productos refinados hasta la revolución del “fracking” en los Estados Unidos. La OPEP ha decidido reducir la producción en la situación actual, aparentemente al menos en parte para aplacar a su compañero de viaje ruso. Tanto los sauditas como los emiratos, a pesar de los ruegos vergonzosos de la administración de Biden, han tomado públicamente el lado del presidente Vladímir Putin en cuanto a los suministros a corto plazo.
Tanto Venezuela como Irán, cuyos sectores del petróleo están bajo las sanciones estadounidenses, podrían posiblemente dar nuevos suministros al mercado. Las negociaciones en curso para renovar el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés), el cual la Unión Europea y algunos voceros de la administración de Biden están promoviendo, así como las conversaciones entre bastidores entre EE.UU. y Venezuela están dirigidas en parte a abordar la escasez y los altos precios existentes. Además de cómo los acuerdos con estas dos potencias fraudulentas podrían deteriorar las prolongadas políticas estadounidenses, contar con estos Estados autoritarios retrasaría cualquier esperanza del avance para reducir la contaminación atmosférica. La figura 1 muestra algunos de los mayores emisores mundiales de metano, el cual es 80 veces más potente como gas invernadero que el dióxido de carbono (CO2). El metano es responsable por cerca del 25 por ciento del calentamiento global hoy en día, de acuerdo al Fondo para la Defensa del Medio Ambiente (Environmental Defense Fund). Rusia, Irán y Venezuela están entre los líderes mundiales en esta carrera hacia el fondo, a pesar de que economías mucho más grandes como la estadounidense, europea y la china producen más de este gas. La figura 2 muestra que, en términos de intensidad del metano, los Estados Unidos emite el equivalente en metano de alrededor de 35 toneladas de CO2 por millón de dólares de PIB. La cantidad equivalente es 404 para Rusia, 733 para Irán, 137 para Arabia Saudita, y 1.864 para Venezuela.
La figura 3 brinda una comparación similar para los países líderes en cuanto a intensidad de CO2. De nuevo Rusia es mucho más derrochadora que Estados Unidos o la Unión Europea, emitiendo alrededor de 1.006 toneladas de CO2 por millón de dólares de PIB. Irán, Venezuela, y Arabia Saudita arrojan 2.162,1.756, y 651 toneladas de CO2 por millón de dólares de PIB, respectivamente.
China produce ahora alrededor de 750 toneladas de CO2 por millón de dólares de PIB, comparado con las 225 toneladas de EE.UU. y 174 de la UE. China es por mucho el mayor productor de CO2, con niveles de emisión de gases invernadero más altos que todos los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos combinados (ver figura 4). Estas medidas no incluyen las emisiones que ocurrirán luego de la finalización de los 94.000 megavatios (MW) de la nueva capacidad de generación eléctrica a base de carbón que está actualmente en construcción o los 196.000 MW de nueva capacidad ya permitida. China no es un productor mayor de petróleo o gas, pero ha construido hasta 30 por ciento del exceso de capacidad en el refinamiento de petróleo, usando importaciones en aumento de crudo en grandes cantidades desde Rusia, Venezuela, e Irán a precios favorables. La figura 5 muestra información reciente, derivada de estadísticas aduaneras chinas, acerca de los niveles y precio de las importaciones de crudo desde Rusia.
A medida que EE.UU. y Europa han cerrado refinerías en los años recientes, dado en parte a las políticas que volvieron poco rentable el financiamiento de nuevos proyectos de combustibles fósiles, China posiblemente podría precipitarse para compensar por la escasez actual de combustible diésel y combustible de aviación. Ya sea por crudo o productos refinados; depender de productos basados en los Estados Unidos o Europa es preferible evidentemente desde un punto de vista ambiental.
Por supuesto, hay muchos otros productores de crudo: Noruega, el Reino Unido, Brasil, y África. Las reservas de estos países son grandes, y en su mayoría, su producción no ha sido sujeto de inestabilidad política, excepto en ciertos países africanos. Sin embargo, existen límites para su expansión en el futuro cercano. Mucha de la producción fuera de África es marítima, donde los yacimientos son complejos, costosos, y requieren de mucho tiempo para avanzar. Muchos países subsaharianos dependen de la asistencia para el desarrollo de China, la cual ha resultado ya en deuda (Distressed Debt) en 60 por ciento o más de estos países. Es improbable que volúmenes desde estas áreas cubran las necesidades inmediatas.
Finalmente, como lo ilustra la figura 6, Ásia Central y el Cáucaso han estado exportando alrededor de 1 MMbd a la Unión Europea. Mucho de esto llega a Europa a través de un oleoducto desde Tengiz en Kazajistán hasta el Mar Negro y el interior de Europa así como otros destinos. Pero el oleoducto pasa a través del sur de Rusia y está potencialmente sujeto a las sanciones de la UE y EE.UU. Empresas rusas poseen alrededor de 36.5 por ciento del proyecto mientras que las grandes empresas estadounidenses poseen alrededor del 22 por ciento. Rusia podría cortar el flujo del oleoducto en cualquier momento. Enormes cantidades de reservas de petróleo están disponibles en esta región, pero deben ser transportadas vía Rusia o Irán para alcanzar destinos occidentales. Ninguno de estas potencias aliadas están interesadas en competir con fuentes de petróleo no alineadas, a pesar de que Rusia ha permitido algunas exportaciones de petróleo desde Azerbaiyán. Podrían traerse mayores suministros de petróleo desde Kazajistán a través del mar Caspio a través de un oleoducto vía Turquía, pero esto también es complicado dado los intereses de los acuerdos entre Irán y Rusia.
Fuentes de gas natural para Europa
Desde el 24 de febrero de 2022, Europa ha tenido solo éxito parcial en sustituir las grandes cantidades de gas natural que se han cortado ya sea por las sanciones de la UE o las acciones de Rusia. La mayoría de las sustituciones se han hecho en forma de GNL. Un verano relativamente suave en Asia del Este y el arbitraje de precios le permitió a los cargamentos contratados para esta región el ser revendidos a Europa, pero esta fuente de suministros está empezando a desaparecer a medida que se acerca el invierno. La UE ha negociado también nuevos suministros por oleoducto desde fuentes ubicadas en el norte de África y Noruega.
Antes de la agresión rusa, Noruega le suministraba a Europa de manera regular cerca de 100 bmc anuales. Esto ha aumentado el suministro por cerca del 8 por ciento desde finales de 2021, pero representa solo una pequeña proporción de los 155 bmc que Rusia suministraba anteriormente.
Existe gran potencial para aumentar las importaciones por oleoducto desde Asia Central y el Cáucaso. Pero aun así, las dificultades de rodear territorio ruso e iraní y la oposición de estos países a la competencia hace poco probable cualquier incorporación a corto plazo. El gasoducto existente del “Corredor del Sur” desde Bakú está suministrando alrededor de 10 bmc de gas azerbaiyano a través de Turquía y el sur de Italia. Planes de aumentar la producción y el rendimiento del gasoducto están en curso, pero siguen siendo complicados dado la inestabilidad política en el Cáucaso y la indecisión de los compradores de gas así como los proveedores financieros para realizar inversiones riesgosas a largo plazo en este momento.
La figura 7 muestra los mayores exportadores de GNL hasta el 2021. Los miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo tienen amplios suministros de gas, pero solo Qatar envía GNL de cualquier cantidad significativa a Europa. Sus exportaciones vía GNL a Europa fueron de alrededor 11 bmc en 2021. Qatar tiene planes de expandir su capacidad significativamente, pero hasta 2026 como pronto. Sus planes también dependen del asegurar contratos con compradores a largo plazo, y los compradores europeos siguen indecisos de si aceptar dichos contratos.
Australia era el mayor exportador de GNL en el 2021, pero envió tan solo 0.037 bmc directamente a Europa ese año. Australia no tiene planes actualmente de expandir su capacidad para exportaciones y, en cualquier caso, sus políticas internas se han puesto en contra de nuevas exportaciones.
El papel de los Estados Unidos
Los Estados Unidos tendrán el mayor volumen de capacidad de exportación de GNL en el mundo cuando las nuevas plantas que están siento construidas en este momento, que se espera estén operacionales en los próximos dos años, empiecen a producir. La figura 8 muestra el progreso de la capacidad de exportación de GNL en Estados Unidos, el cual en el 2022 ya se ha vuelto el mayor exportador de este recurso de combustible fósil relativamente limpio, con exportaciones previstas de 114 bmc. Nuevas capacidades que se empezarán a distribuir entre 2023 y 2025 representan más de 25 bmc de capacidad. Las instalaciones más recientes empezaron a exportar en agosto y representan 17 bmc de capacidad adicional. Los Estados Unidos ya han excedido las promesas del presidente Joe Biden en marzo de aumentar las exportaciones de GNL a Europa por 15 bmc este año, y se estima que el aumento total alcanzará 45 bmc este año.
La producción total de gas natural en los Estados Unidos ha alcanzado un récord sin precedentes a lo largo del 2022, facilitando el aumento de exportaciones. Por lo tanto, Estados Unidos está preparado para aumentar constantemente sus exportaciones a Europa y el resto del mundo si la política pública no socava aún más las ganancias en producción o la construcción de infraestructura. Cabe acotar que, hasta el 2020, solo 11 por ciento del total de la producción de gas natural en los Estados Unidos se originó en territorios del gobierno federal. La dependencia en propiedad privada para la producción de gas limitará la habilidad del gobierno actual de reducir la producción, a pesar de que no tiene otros medios de prevenir la construcción de nuevas infraestructuras y oponerse al financiamiento de nuevos proyectos. En pocas palabras, los Estados Unidos no tiene los medios para ser un swing producer y un exportador de gas natural para enfrentar la crisis de energía actual.
La producción estadounidense de crudo y productos refinados del petróleo se mantiene por debajo de los niveles picos alcanzados antes de la pandemia. Las políticas pro producción del gobierno de Trump, así como la tolerancia de facto del periodo de Obama, facilitaron el aumento de la producción y la capacidad de exportación. En contraste, el gobierno de Biden ha adoptado esfuerzos de todo el gobierno para desalentar y prevenir la exploración de crudo y su desarrollo, así como la contracción de la infraestructura requerida para llevar suministros a refinerías, plantas químicas e instalaciones de exportación. Más del 25 por ciento de la producción de crudo en los Estados Unidos se origina en territorios del gobierno federal. Nuevos arrendamientos federales para la exploración y el desarrollo en estos territorios del gobierno están en sus niveles más bajos desde luego de la Segunda Guerra Mundial, explicando en parte la pérdida de producción en los años recientes. La producción de crudo en 2022 está, en promedio, 1 Mbd por debajo del pico alcanzado a finales del 2019. El total de exportaciones de crudo y productos refinados de petróleo disminuyeron en 2021, pero aumentaron a niveles de principios de 2020 durante los meses de verano a medida que los precios subieron y el gobierno agotó las reservas de petróleo nacional a niveles no observados desde los 80. Sin embargo, las exportaciones de crudo y productos refinados del petróleo a los principales destinos en Europa están experimentando una tendencia en aumento.
La figura 9 muestra que las importaciones de petróleo y gas de la UE desde los EE.UU. por volumen han aumentado considerablemente en los últimos cinco años. Y el ritmo de las alzas se ha acelerado desde el 24 de febrero.
Resumen
Europa se encuentra en una grave recesión económica. Los altos precios de la energía están debilitando la habilidad de los hogares de calentar sus viviendas, de los pequeños negocios a mantenerse solventes, y de las industrias con uso intensivo de energía a seguir operando. Los altos precios también están afectando otros países alrededor del mundo, incluyendo a los aliados cercanos en la zona del Pacífico.
Estados Unidos tiene las materias primas de petróleo y gas para ser un productor puente para satisfacer mucha de la escasez actual. El gobierno de Biden debe hacer contribuciones más sustanciales para aliviar estos problemas. En vez de esto, sostiene que los EE.UU. debe concentrar sus ambiciones y fondos en desarrollar nuevos recursos energéticos renovables, a pesar de que estos requerirán décadas para sustituir el poder del petróleo y el gas en la economía moderna. El planteamiento de Biden también ignora el hecho de que la producción de energía renovable depende de China, la cual representa 80 por ciento del suministro global de paneles solares, 58 por ciento de las turbinas eólicas, 60 por ciento de las tierras raras necesarias para la energía solar y semiconductores ubicuos para impulsar la economía moderna, y casi 80 por ciento de las baterías de ión-litio necesarias para los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía dentro de un sistema eléctrico basado en energías renovables. China también es el mayor emisor de CO2 y metano en el mundo, y continúa construyendo nuevas instalaciones de combustible fósil. Estados Unidos necesita una rectificación de rumbo realista para enfrentar la crisis económica y política causada por la agresión de Rusia a Ucrania, y para minimizar el daño ambiental causado por la necesidad de sustituir el petróleo y gas ruso por otras fuentes de energía.
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Thomas J. Duesterberg es investigador principal del Instituto Hudson. Experto en comercio, fabricación, economía y política exterior, el Dr. Duesterberg dirige proyectos sobre comercio con Europa y China, la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la competencia mundial en tecnologías avanzadas como la 5G y la fortaleza del sector manufacturero de Estados Unidos.
Anteriormente, el Dr. Duesterberg fue director ejecutivo del Programa de Fabricación y Sociedad en el Siglo XXI del Instituto Aspen. De 1999 a 2011 fue presidente y director ejecutivo de Manufacturers Alliance/MAPI, una organización de investigación económica y educación ejecutiva con sede en Virginia. También fue director de la oficina en Washington del Hudson Institute, secretario adjunto de política económica internacional en el Departamento de Comercio de EE.UU., jefe de gabinete del representante Chris Cox y del senador Dan Quayle, e instructor asociado en la Universidad de Stanford. Es coautor de US Manufacturing: The Engine of Growth in a Global Economy y otros tres libros, y es autor de más de 300 artículos en revistas y periódicos importantes.
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