Energy & Economics
Un Dólar Fuerte se Multiplica a Través de Ásia
Image Source : Shutterstock
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First Published in: Nov.28,2022
Apr.19, 2023
La fuerza del dólar está poniendo presión en economías alrededor del mundo, incluyendo los países en desarrollo de Asia. Lo que hace a este periodo del dólar único es que el estrés no está limitado a las economías en desarrollo de Asia.
Las economías asiáticas son diversas y el impacto financiero directo de la fuerza del dólar varía. Algunas economías regionales tienen significativas deudas en moneda extranjera y limitadas reservas de divisas. No es de sorprender que estas economías tengan problemas financieros.
Sri Lanka entró en impago de sus bonos a principios de año y está ahora intentando reestructurar su deuda externa. Pakistán ha tenido que buscar un paquete de financiamiento de emergencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), respaldado por promesas de apoyo adicional de parte de China y del Golfo. Frente a unas condiciones comerciales muy adversas, Bangladés ha buscado financiamiento del FMI de manera proactiva. Probablemente, Laos esté dependiendo de la continua tolerancia de los bancos gestores de políticas de China para manejar su insostenible carga de deudas. Todos estos países están luchando para pagar por la importación de petróleo y gas natural.
Un grupo más amplio de economías asiáticas tiene balances contables de divisas relativamente sólidos y no está en riesgo de dificultades financieras inmediatas. Muchos han podido depender del mercado de bonos de su moneda local para financiar déficits fiscales, limitando su vulnerabilidad financiera directa a los altibajos del dólar.
India está en una posición mucho más firme que durante el Taper Tantrum de 2013-2014. Comenzó el 2022 con 650 billones de dólares estadounidenses en reservas exteriores; más del doble de los 250 billones de dólares con los que contaba en 2012. La deuda externa del gobierno indio, principalmente con los bancos multilaterales de desarrollo (BMD), llegó a un total de 125 billones de dólares estadounidenses. El gobierno de Tailandia comenzó el 2022 con más de 250 billones de dólares en reservas de divisas (o más del 50 por ciento de su PIB) mientras que le debe poco más de 20 billones de dólares estadounidenses a acreedores externos.
Otros países tienen fortalezas más sutiles. Por ejemplo, una parte importante de los 800 billones de dólares en los bonos soberanos internacionales de Indonesia son expresados en yenes.
Al mismo tiempo, la resistencia de los balances generales no es suficiente para aislar la amplia economía de un país del impacto de un dólar fuerte. Incluso países que tienen poco que temer se preocupan de sus finanzas por el impacto de la debilidad de su moneda en el costo de vida de la población.
Hasta ahora ha habido cierta relación entre el nivel de devaluación monetaria alrededor de las principales monedas asiáticas y la fortaleza de los balances de cuenta en divisas de estos países. Las monedas de las economías asiáticas desarrolladas se han devaluado en realidad más que las monedas de las economías asiáticas en desarrollo. Japón (que posee grandes reservas, considerables activos extranjeros en sus pensiones de gobierno, y aseguradoras que son estructuralmente monedas “largas”) ha experimentado la mayor devaluación. Taiwán y Corea del Sur le siguen.
Mientras tanto India, Indonesia, Malasia y Tailandia han experimentado una menor devaluación. La razón es simple. Antes de la intervención a gran escala de Japón el pasado septiembre de 2022, las economías asiáticas de menor ingreso habían estado más dispuestas a defender su moneda a través de una combinación de aumento de tasas y venta de reserva de divisas.
Hay señales de que esto está cambiando. Japón intervino en gran medida en septiembre y octubre. Ahora Corea del Sur está preocupada de que el won se haya debilitado demasiado y está buscando unirse a Japón para obtener una línea de swap permanente para su Reserva Federal para cubrir las necesidades de liquidez del dólar en su sector financiero, liberando potencialmente más de sus reservas existentes para la intervención.
Aunque el dólar está fuera de su auge de octubre, economías asiáticas en desarrollo siguen enfrentándose a varios riesgos.
El primero es que ciertas economías podrían sobrestimar la fortaleza de su balance y vender sus reservas de moneda extranjera por más tiempo del que sería prudente. El principio básico es que los impactos económicos temporales pueden ser financiadas con préstamos o la venta de divisas mientras que los impactos permanentes requieren de ajustes. Mientras más tiempo permanezcan altos los precios globales de la energía y el dólar siga firme, más difícil será que los países evadan estos ajustes.
El segundo riesgo es la posibilidad de un nuevo impacto económico desde Japón. Los esfuerzos de Japón para limitar la devaluación del yen a través de intervenciones podrían fallar, ya que es más difícil para Japón el defender su moneda a través de intervenciones que lo es para economías más pequeñas, cuyos mercados financieros siguen menos integrados con los mercados globales.
Existe el riesgo adicional de que la debilidad del yen y la inflación importada podrían llevar al Banco de Japón a abandonar su política de “control de la curva de rendimiento”, y que el aumento asociado con los bonos del Estado japonés a largo plazo podría impulsar las tasas de interés a nivel mundial. Muchas economías emergentes probablemente necesiten aumentar sus tasas de interés para evitar la importación de una mayor inflación, y para limitar la presión popular por subsidios fiscales para contrarrestar la subida de precios de los combustibles. Esto sería la versión asiática de lo que se conoce ahora como guerra de divisas inversa.
El tercer riesgo es un impacto monetario desde China. Por largo tiempo, China ha dependido principalmente de las señales que envía el FIX diario del Banco Popular de China (el punto de referencia central para el comercio diario) para manejar el yuan con solamente una intervención directa limitada a través de su banco central. Hasta la fecha, la presión sobre China parece ser manejable. Se reporta en las noticias que el BPC se ha apoyado en los grandes bancos del Estado chino para usar sus balances contables y ayudar a mantener el mercado de divisas alrededor del yuan, pero hay poca evidencia de la presión sobre las reservas del banco central.
Sin embargo, si su economía se mantiene débil, China podría decidir el permitir una mayor devaluación, tanto en contra del dólar como en contra de las monedas de sus socios comerciales para reactivar su economía. Con esto estarían reconociendo que la habilidad de China para evadir la paralización prolongada a través de demanda interna es limitada y que, una vez más, las exportaciones son necesarias para su crecimiento. Un yuan débil, así como el yen, podría fácilmente desencadenar una carrera entre las monedas de los países asiáticos en desarrollo.
Muchas economías asiáticas en desarrollo, aunque no todas, son menos vulnerables a repetir la crisis de 1997. Pero pocos países serán capaces de escapar de los efectos colaterales de la fuerza actual del dólar. Un mayor rebasamiento de muchas monedas que amplifique los focos concentrados de dificultades en materia de deuda y complique la lucha en contra de la inflación a nivel mundial sigue siendo un riesgo real.
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Brad W. Setser es un investigador miembro del "Whitney Shepardson Fellowship" en el Council on Foreign Relations (CFR). Su experiencia incluye comercio global y flujos de capital, análisis de vulnerabilidad financiera y reestructuración de deuda soberana. También escribe blogs de manera regular en Follow the Money.
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