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Defense & Security

La ruptura de la presa en Ucrania y su impacto en la contraofensiva del país y el despliegue de ayuda

Mapa de Ucrania con el pin rojo que muestra Nova Kakhovka

Image Source : Below the Sky / Shutterstock

by Christopher Morris

First Published in: Jun.08,2023

Jun.26, 2023

Los desafíos humanitarios y ecológicos causados por la ruptura de la presa de Nova Kakhovka presentan enormes desafíos para Ucrania, mientras lanza su ofensiva tan esperada. Las operaciones en marcha para ayudar y evacuar a los civiles de las áreas afectadas agotarán mano de obra y recursos en un momento crítico del conflicto.

 

Esto es ventajoso para Rusia. Aunque Ucrania ya ha desplegado una respuesta de emergencia, hay pocas indicaciones de que Rusia tenga la capacidad o la disposición para ayudar en el esfuerzo humanitario.

 

Se espera que miles de personas tengan que abandonar sus hogares a medida que las aguas inundan decenas de aldeas. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ya ha hecho un llamado a la comunidad internacional para que ofrezca ayuda inmediata.

 

Tanto Kiev como Moscú se han acusado mutuamente de bombardear a las personas que están siendo evacuadas.

 

Las circunstancias que rodean la destrucción de la presa en el río Dnipro aún son difíciles de determinar. Pero el incidente se está discutiendo como un posible crimen de guerra y un acto de terrorismo, con Rusia señalada como el probable perpetrador.

 

Si bien tomará algún tiempo antes de que todos los detalles estén claros, el evento ciertamente influirá en los acontecimientos en el campo de batalla.

 

Un ataque de esta naturaleza puede formar parte de una estrategia militar. Después de todo, la destrucción de la presa de Irpin en febrero de 2022 desempeñó un papel importante en detener los avances rusos en etapas anteriores del conflicto.

 

Sin embargo, en este caso, el beneficio militar relativamente modesto de ninguna manera justifica la destrucción masiva y de gran alcance desencadenada por las inundaciones.

 

El aumento del nivel del agua causado por los daños, por supuesto, tendrá algunas implicaciones para la campaña. Aguas abajo, cualquier cruce del río se volverá difícil en el futuro previsible, ya que las aguas crecientes dañarán cualquier infraestructura restante.

 

El terreno inundado también puede tener dificultades para soportar el peso de tanques y artillería, lo que limitará las posibles rutas hacia el sur como una fuerza atacante. La magnitud del desastre introduce muchos factores humanos en el campo de batalla, con civiles desplazados complicando aún más cualquier operación en la región.

 

El resultado es que una parte significativa del frente ahora es difícil de acceder, dejando a Rusia con menos espacio para defenderse activamente.

 

Si bien estas son consideraciones significativas y complicarán la naturaleza del campo de batalla desde la perspectiva ucraniana, el equilibrio fundamental de poder en la región sigue sin cambios. Las fuerzas ucranianas han demostrado su adaptabilidad desde el principio de este conflicto, y esto les servirá bien en las próximas fases.

 

Después de tomar un tiempo para integrar el entrenamiento y el equipo recibido de los aliados occidentales, las fuerzas que componen la contraofensiva ucraniana podrán adaptarse eficazmente a eventos de esta naturaleza.

 

Las operaciones actuales muestran que las fuerzas terrestres ucranianas están buscando debilidades rusas en el sur y el este de manera efectiva. Estos avances más pequeños, llamados operaciones de configuración, que proporcionan inteligencia y fijan a las fuerzas rusas en su lugar, se están llevando a cabo en un amplio frente.

 

El liderazgo ucraniano guarda silencio sobre detalles específicos, pero cuando sus brigadas más equipadas avancen, se beneficiarán de estos esfuerzos anteriores para configurar el campo de batalla a su favor.

 

Tropas rusas no dan abasto

 

La ruptura de la presa de Nova Kakhovka no mejorará en nada la situación de las fuerzas rusas. Aunque a corto plazo tal vez haya menos frente que defender, sus tropas siguen sin dar abasto.

 

El liderazgo fracturado de Rusia tendrá dificultades para responder eficazmente a cualquier contratiempo, el equipo y los recursos humanos que tienen disponibles siguen siendo de mala calidad. Si la ruptura de Nova Kakhovka fue un intento de replicar eventos anteriores, en los que Ucrania inundó la llanura de Irpin para interferir en el avance ruso hacia Kyiv, entonces no ha tenido éxito.

 

Si fuera la víspera de una ofensiva rusa, un evento de esta naturaleza podría haber sido desastroso para ellos, ya que sus estructuras de mando rígidas y sus fuerzas terrestres traumatizadas son incapaces de adaptarse sobre la marcha. Sin embargo, este no es el momento de Rusia.

 

Para el lado ucraniano, esto representa un contratiempo que se puede superar. Además de las crecientes disparidades en entrenamiento y equipamiento, el incidente destaca la profunda diferencia en mentalidad y capacidad de adaptación entre ambos bandos.

 

Desafortunadamente, es posible que veamos más ataques contra la infraestructura ucraniana a medida que la ofensiva avanza. El Estado ruso claramente prefiere destruir lo que no puede controlar.

 

Si bien los ataques a la infraestructura civil pueden tener poco impacto en el desarrollo del conflicto, la estrategia rusa ahora se centra en infligir dolor al lado ucraniano por cualquier medio disponible. Esto podría indicar que Moscú ya no ve estas áreas como activos futuros de Rusia que se pueden asimilar relativamente intactos, sino como áreas que puede devastar para perjudicar los intereses del legítimo propietario.

First published in :

The Conversation

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Christopher Morris

Christopher Morris trabaja actualmente para la Universidad de Portsmouth, donde es profesor de la Escuela de Estrategia, Marketing e Innovación, perteneciente a la Facultad de Empresariales y Derecho, y está especializado en relaciones internacionales y estrategia militar.

Anteriormente, Christopher trabajó para el Instituto de Policía de la Universidad de Staffordshire, donde desarrolló e impartió diversos cursos. Tiene experiencia académica en derecho, ciencias sociales y relaciones internacionales.

Su investigación se centra en la violencia religiosa y el derecho internacional. Tras completar su doctorado sobre el conflicto del ISIS en 2019, Chris ha estudiado una serie de temas sobre el impacto de la ideología religiosa en el uso de la fuerza.

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