Subscribe to our weekly newsletters for free

Subscribe to an email

If you want to subscribe to World & New World Newsletter, please enter
your e-mail

Energy & Economics

Impulsores de la competencia estratégica entre Estados Unidos y China: Comprender la perspectiva china

Colisión de contenedores de envío con banderas chinas y estadounidenses

Image Source : Shutterstock

by Stephen R. Nagy

First Published in: Jun.07,2023

Jul.17, 2023

Introducción

 

La relación entre Estados Unidos y China es una de las relaciones bilaterales más importantes y mutuamente beneficiosas del mundo actual. Para ilustrarlo, según los datos publicados por la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos (BEA), las importaciones y exportaciones totales crecieron un 2,5% interanual para alcanzar los 690.600 millones de dólares en 2022, superando el récord anterior de 658.800 millones de dólares establecido en 2018. Este aumento se produce a pesar de las divisiones asociadas a la pandemia de COVID-19 y las calificaciones mutuamente desfavorables.

 

 

 

No obstante, la relación entre Estados Unidos y China también es compleja y contenciosa, ya que ambos países compiten por la influencia geopolítica y el dominio económico. Ya se trate del Indo-Pacífico libre y abierto basado en normas o de la realización del sueño chino de Xi Jinping, la competición por la primacía entre Estados Unidos y China afectará a amigos, socios y enemigos de ambos Estados.

 

 

 

Desde el punto de vista de Pekín, los académicos y analistas chinos basan su evaluación de la trayectoria de la competición estratégica entre Estados Unidos y China en varios prismas, entre ellos el de la ideología marxista-leninista, la política interna de Estados Unidos, el necesario alineamiento de China con Rusia, el nacionalismo, los avances tecnológicos como la IA, el papel de actores regionales como la ASEAN, Japón y la UE, y el Poder Nacional Integral (PNI).

 

Formado por la ideología marxista-leninista

 

La ideología marxista-leninista ha desempeñado un papel principal, si no central, en la configuración del enfoque del Partido Comunista Chino (PCCh) sobre la gobernanza y las relaciones exteriores. El PCCh llegó al poder en 1949 tras una exitosa revolución liderada por Mao Zedong. Mao estaba muy influido por el pensamiento marxista-leninista. Desde entonces, el PCCh ha mantenido su compromiso con la ideología marxista-leninista, aunque su interpretación y aplicación han evolucionado con el tiempo.

 

 

 

Hoy en día, como escribe el ex primer ministro australiano Kevin Rudd y autor de The Avoidable War: The Dangers of a Catastrophic Conflict between the US and Xi Jinping's China, la China de Xi se inclina a la izquierda en términos de organización socioeconómica marxista-leninista y a la derecha en términos de nacionalismo. El análisis de Rudd se hace eco del discurso del presidente Xi sobre "Mantener en alto la Gran Bandera del Socialismo con Características Chinas y luchar en unidad para construir un país socialista moderno en todos los aspectos" en su informe al XX Congreso Nacional del PCCh.

 

 

 

En ese discurso, Xi subrayó que "el marxismo es la ideología rectora fundamental sobre la que se fundan y prosperan nuestro Partido y nuestro país. Nuestra experiencia nos ha enseñado que, a nivel fundamental, debemos el éxito de nuestro Partido y del socialismo con características chinas al hecho de que el marxismo funciona, especialmente cuando se adapta al contexto chino y a las necesidades de nuestro tiempo".

 

 

 

En su esencia, la ideología marxista-leninista subraya la importancia de la lucha de clases y la necesidad de que la clase obrera derroque a la clase dominante para lograr una sociedad sin clases. En el contexto chino, esto se ha traducido en un enfoque centrado en la creación de una sociedad socialista y en la promoción del bienestar del pueblo chino bajo el término "socialismo con características chinas".

 

 

 

En cuanto a la relación de China con Estados Unidos, la ideología marxista-leninista ha contribuido a una visión de Estados Unidos como potencia capitalista e imperialista que pretende socavar el sistema socialista chino. Esta visión se basa en la creencia marxista-leninista de que las potencias capitalistas son inherentemente expansionistas y tratan de dominar a otros países para asegurar sus propios intereses económicos y políticos.

 

 

 

Consideran que Estados Unidos es una potencia imperialista que trata de mantener su hegemonía en el mundo, mientras que China representa una potencia emergente que desafía el orden establecido, como escribe Graham Allison en su libro La trampa de Tucídides.

 

 

 

Los analistas chinos creen que Estados Unidos se siente amenazado por el ascenso de China y está tratando de contenerla a través de diversos medios, incluyendo sanciones económicas, posturas militares y presión diplomática, como lo demuestra la guerra comercial de la administración Trump, su red de alianzas en toda la región, el advenimiento de la cooperación minilateral como la Quad y AUKUS, y el fomento percibido de movimientos independientes en Hong Kong, Xinjiang y Taiwán.

 

 

 

Sostienen que Estados Unidos está utilizando sus alianzas y asociaciones militares con países como Japón, Corea del Sur y Australia para cercar a China y limitar su influencia en la región. Estas perspectivas ignoran que Estados Unidos, junto con Japón y otros países, apoyó abiertamente la entrada de China en la OMC, los Juegos Olímpicos de verano de 2008 y le otorgó una posición de liderazgo en el Acuerdo del Clima de París. Estas iniciativas demostraron que Estados Unidos y otros países estaban dispuestos a trabajar con China en cuestiones globales y apoyar su desarrollo.

 

Influencia desestabilizadora de la política interna estadounidense

 

Mientras que las perspectivas marxista-leninistas de las relaciones entre Estados Unidos y China ofrecen una comprensión a nivel macro de cómo ve China la inevitabilidad de la rivalidad de grandes potencias entre Washington y Pekín, los analistas chinos también prestan mucha atención a la política interna de Estados Unidos y a su impacto en las relaciones entre ambos países.

 

 

 

Los analistas chinos creen que el clima político actual en Estados Unidos está muy polarizado, y que esta dinámica política interna está afectando a la política exterior estadounidense, incluida su postura hacia China. Consideran que la guerra comercial de la administración Trump con China es un reflejo de esta polarización, y sostienen que ha dañado la relación entre ambos países.

 

 

 

También señalan que la administración Biden ha continuado con muchas de las mismas políticas23 que la administración Trump, incluido el mantenimiento de los aranceles sobre los productos chinos y la adopción de una postura dura frente a la transferencia de tecnología y el robo de propiedad intelectual.

 

 

 

El periodo previo a las elecciones presidenciales de 2024 será, para la mayoría, un periodo de intensificación de la seguridad en las relaciones con China. El presidente Biden no estará en condiciones de mostrar debilidad alguna en su política hacia China. Del mismo modo, los republicanos, ya sea el ex presidente Trump o un candidato alternativo del GOP, adoptarán un enfoque de "Todo por China" en lo que respecta a la política exterior, como abogar por una disociación dura de las economías o, incluso de forma más provocativa, posiblemente alejarse o redefinir la política de "Una sola China".

 

El desarrollo de la alineación chino-rusa

 

Los analistas chinos también consideran la relación entre China y Rusia como un factor importante en la trayectoria de las relaciones entre ambos países. Consideran que los dos países son socios naturales, que comparten un interés común en desafiar el dominio estadounidense del mundo.

 

 

 

Creen que la asociación China-Rusia para todos los climas se está fortaleciendo31 y que supone un importante desafío para los intereses estadounidenses. Para Rusia, la Pax Sinica le ofrecería un entorno mucho más hospitalario que el que le proporciona la Pax Americana, según los autores de The Beijing-Moscow Axis: The Foundations of an Asymmetric Alliance33 publicado por el Centro de Estudios Orientales (OSW).

 

 

 

Para China, un estrechamiento del alineamiento34 con Rusia será fundamental para garantizar que Estados Unidos no abra una brecha entre China y Rusia aplicando una política de contención contra ambos países, una política que los analistas chinos ven poco probable que tenga éxito. 

 

 

 

La invasión de Ucrania es un ejemplo de ello. A pesar de que la invasión rusa viola la Carta de la ONU y los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica de China, Pekín ha adoptado una postura de neutralidad prorrusa negándose a condenar a Rusia. Esto no es un respaldo a la invasión ni a Putin. Es una clara indicación de la importancia que China concede a la profundización del alineamiento sino-ruso y de la realidad de que ninguno de los dos países puede permitirse un divorcio geopolítico.

 

 

 

De hecho, el reciente documento "China's Position on the Political Settlement of the Ukraine Crisis" continúa haciéndose eco del Informe de los Trabajadores del Presidente Xi en el XX Congreso del Partido en octubre de 2022, que utilizó explícitamente la expresión de que "la seguridad de ningún país debe producirse a expensas de la seguridad de otro país", un rechazo explícito de la opinión de Estados Unidos y de los países occidentales de que Rusia ha llevado a cabo un ataque no provocado contra el Estado soberano de Ucrania.

 

Intensificación del nacionalismo

 

El nacionalismo chino es otro factor importante por el que los analistas chinos entienden la trayectoria de las relaciones entre Estados Unidos y China. Consideran el nacionalismo chino como una respuesta natural a la historia de humillación del país a manos de potencias extranjeras, incluido Estados Unidos.

 

 

 

Cuidadosamente comisariada desde el incidente de la plaza de Tiananmen en 1989, Zheng Wang escribe en su libro Never Forget National Humiliation: Historical Memory in Chinese Politics and Foreign Relations que Pekín ha situado el siglo de la humillación en el centro del proceso de construcción nacional de China y de un movimiento nacionalista en el que el victimismo, el rejuvenecimiento nacional y un sentimiento perineal de inseguridad respecto a Occidente y, en particular, a Estados Unidos es el pilar principal.

 

 

 

Estas narrativas han sido meticulosamente manipuladas y desplegadas para construir una identidad nacional en la que China debe resistir a las fuerzas antichinas y a aquellos Estados que desean impedir "el legítimo ascenso de China".

 

 

 

Acontecimientos como el 70º Aniversario de la Victoria de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial, el centenario de la fundación del Partido Comunista Chino o aspiraciones nacionales como el Sueño de China se construyen con el propósito de infundir en los ciudadanos chinos un nacionalismo vinculado a la comprensión selectiva de la historia por parte del PCCh.

 

 

 

Basándose en estas visiones selectivas de la historia, estudiosos como Qin Pang, en su artículo "China's Growing Power Makes Its Youth Hawkish? Evidence from the Chinese Youth's Attitudes toward the U.S. and Japan", concluyen que los ciudadanos chinos consideran que Estados Unidos intenta contener el ascenso de China y limitar su influencia en la región, y que esto es visto por muchos chinos como una afrenta a su orgullo nacional.

 

 

 

Los analistas chinos creen que el nacionalismo chino es una fuerza poderosa que marcará la política exterior del país en los próximos años, y que seguirá siendo una fuente de tensión en las relaciones entre Estados Unidos y China. 

 

 

 

Para Estados Unidos y otros Estados afines, el nacionalismo chino basado en el victimismo, el rejuvenecimiento nacional y una perenne sensación de inseguridad respecto a Occidente no será una plataforma para estabilizar y crear relaciones constructivas, especialmente si este nacionalismo impulsa la expansión territorial en los mares de China meridional y oriental, la meseta del Himalaya o a través del estrecho de Taiwán.

 

Dominio de la IA y otras tecnologías

 

El rápido avance de la tecnología, especialmente en las áreas de IA y 5G, es otro factor que los analistas chinos creen que marcará la trayectoria de las relaciones entre Estados Unidos y China. Consideran que China es líder en estas áreas, con potencial para superar a Estados Unidos en términos de innovación tecnológica y crecimiento económico.

 

 

 

Los analistas chinos sostienen que Estados Unidos se siente amenazado por el progreso tecnológico de China y trata de limitar su acceso a la tecnología avanzada, especialmente en las áreas de IA y 5G. También creen que Estados Unidos está utilizando preocupaciones de seguridad nacional como pretexto para restringir el acceso chino a estas tecnologías.

 

 

 

La Ley de Chips estadounidense y el creciente cortafuegos tecnológico y de semiconductores de primer nivel que Estados Unidos, en cooperación con Japón, Corea del Sur, Países Bajos y Taiwán, está erigiendo alrededor de China demuestran la importancia que Estados Unidos concede al dominio de estas esferas tecnológicas. La consecuencia para China, según los analistas dentro y fuera del país, es que dejará de tener acceso a los semiconductores más sofisticados, a las máquinas de producción de semiconductores y a la experiencia asociada para mantenerse en la carrera por ser el primero en la IA y otras tecnologías que dependen de chips semiconductores de primer nivel.

 

 

 

En términos concretos, esto significa que Estados Unidos y sus aliados formarán una coalición de chips entre países de ideas afines que se traducirá en sus capacidades colectivas para generar avances científicos que puedan traducirse en ventajas militares y económicas que preserven el dominio estadounidense y el orden existente basado en reglas.

 

 

 

Pekín es consciente de este desafío y ha intentado reducir su dependencia de Estados Unidos y los países occidentales a través de su estrategia Made in China 2025 y su Estrategia de Doble Circulación. Aún está por determinar si estas iniciativas serán suficientes para superar las iniciativas estadounidenses para dominar los semiconductores y, en última instancia, la IA y otras tecnologías sensibles.

 

 

Papel de la ASEAN, Japón y la UE

 

Los analistas chinos también prestan mucha atención al papel de actores regionales como la ASEAN, Japón y la UE en la trayectoria de las relaciones entre Estados Unidos y China. Consideran que estos países tienen una influencia significativa en el equilibrio de poder en la región y que sus relaciones con Estados Unidos y China son fundamentales. La publicación por parte de Japón en diciembre de 2022 de tres documentos estratégicos, la Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas en inglés), la Estrategia de Defensa Nacional (NDS, por sus siglas en inglés) y el Programa de Refuerzo de la Defensa, tiene como objetivo mantener el actual orden basado en normas e impedir la aparición de una hegemonía china en la región Indo-Pacífica.

 

 

 

Mientras tanto, la nueva Declaración de Washington entre Estados Unidos y la República de Corea (RDC) se compromete a profundizar y cooperar en la toma de decisiones en materia de disuasión nuclear, incluso a través de un mayor diálogo e intercambio de información sobre las crecientes amenazas nucleares para la RDC y la región. La reciente reunión entre el presidente estadounidense Biden y el presidente filipino Marcos reafirma los férreos compromisos de alianza de Estados Unidos con Filipinas, subrayando que un ataque armado contra las fuerzas armadas, buques públicos o aeronaves filipinos en el Pacífico, incluido el Mar de China Meridional, invocaría los compromisos de defensa mutua de Estados Unidos en virtud del artículo IV del Tratado de Defensa Mutua entre Estados Unidos y Filipinas de 1951". Estos son ejemplos explícitos de cómo los aliados de Estados Unidos, a través de su cooperación y asociación con este país, pretenden preservar la hegemonía estadounidense.

 

 

 

En resumen, los analistas chinos sostienen que Estados Unidos está tratando de utilizar sus relaciones con estos países para contener el ascenso de China, mientras que China está tratando de establecer relaciones más estrechas con sus vecinos y socios de la BRI para ampliar su influencia y construir relaciones beneficiosas para todos basadas en sus Cinco Principios de Coexistencia Pacífica.

 

 

 

Por último, los observadores estadounidenses y de la ASEAN en China creen que Estados Unidos está perdiendo influencia en la región, especialmente con los países de la ASEAN, y que China está preparada para llenar el vacío de poder debido a sus amplios lazos económicos en la región, lazos de los que muchos en el Sudeste Asiático dependen para un desarrollo sostenible, a pesar de las reservas sobre las posibles ramificaciones negativas de una mayor influencia económica y diplomática china en la región.

 

 

El poder nacional integral (CNP)

Sensible a los cambiantes equilibrios de poder y a lo que esto significa para la capacidad de China de alcanzar sus principales intereses nacionales, China concede una enorme importancia al Poder Nacional Global (PNG) como medida clave de la fuerza y capacidad global de un país en todos los aspectos del desarrollo nacional, incluido el poder económico, militar, tecnológico, cultural y diplomático, como escriben Hu Angang y Men Honghua en su artículo titulado "The rising of modern China: Poder nacional integral y gran estrategia".

 

 

 

El concepto de CNP ha sido utilizado por los líderes chinos desde la década de 1980 para evaluar la fuerza relativa de China en comparación con otros países, especialmente Estados Unidos. En los últimos años, China se ha centrado en aumentar su CNP como parte de su competencia estratégica con Estados Unidos, Pekín pretende superar a Estados Unidos en términos de poder e influencia globales, creyendo que un CNP más alto permitirá al país proteger mejor sus intereses nacionales, aumentar su influencia global y alcanzar sus objetivos estratégicos a largo plazo.

 

 

 

Para aumentar su CNP, China ha puesto en marcha una serie de políticas e iniciativas. Una de las principales áreas de interés ha sido el desarrollo económico, que ha convertido a China en la segunda mayor economía del mundo y en uno de los principales actores del comercio y la inversión mundiales. A través de Made in China 2025, la Iniciativa Belt Road (BRI) y el Modelo de Doble Circulación, China también ha invertido mucho en ciencia y tecnología, con especial énfasis en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la computación cuántica y las redes 5G.

 

 

 

Además, China ha modernizado su ejército y ha ampliado su presencia militar global basándose en la fusión civil-militar (MCF), con el objetivo de convertirse en una potencia militar de talla mundial a mediados de siglo. China también ha aplicado una política exterior más asertiva, tratando de ampliar su influencia en regiones clave como el Sudeste Asiático, África y Oriente Medio.

 

 

 

Al mismo tiempo, China también ha tratado de promover su poder blando, a través de iniciativas como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), cuyo objetivo es mejorar la conectividad y la cooperación económica entre China y otros países. China también ha tratado de promover su cultura y sus valores a través de los Institutos Confucio y de su última Iniciativa de Civilización Global, que aboga por "respetar la diversidad de las civilizaciones, defender los valores comunes de la humanidad, valorar la herencia y la innovación de las civilizaciones y reforzar los intercambios y la cooperación internacional entre los pueblos".


 

First published in :

ISDP - Institute for Security & Development Policy

바로가기
저자이미지

Stephen R. Nagy

El Dr. Stephen Nagy se doctoró en Relaciones/Estudios Internacionales por la Universidad de Waseda en 2008. Su afiliación principal es como profesor asociado senior en la Universidad Cristiana Internacional de Tokio. También es miembro del Canadian Global Affairs Institute (CGAI); miembro visitante del Japan Institute for International Affairs (JIIA); miembro senior del MacDonald Laurier Institute (MLI); y miembro senior del East Asia Security Centre (EASC). También es Director de Estudios Políticos del Yokosuka Council of Asia Pacific Studies (YCAPS), que dirige su serie Indo-Pacific Policy Dialogue. 

Thanks for Reading the Journal

Unlock articles by signing up or logging in.

Become a member for unrestricted reading!