Diplomacy
La Guerra de Rusia Crea Oportunidades para China en Asia Central
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First Published in: Jul.05,2022
Apr.13, 2023
A medida que la guerra en Ucrania continua, China ve grandes aperturas políticas y económicas en Asia Central, una región extremadamente recelosa de las ambiciones militares de Rusia.
La invasión de Rusia a Ucrania hizo eco a través de todo el continente Euroasiático. Una de las regiones que es especialmente susceptible a estos ritmo de cambios es Asia Central. Aquí, Rusia, China, e Irán, los tres poderes imperiales dispuestos a cambiar el orden del mundo actual, buscan imponer una versión de regionalismo que le prohíba a los poderes no-regionales, principalmente a los Estados Unidos y la Unión Europea, el jugar un papel activo. Sin embargo, esta tendencia no está limitada a esta región. Hay avances similares tomando lugar a través del continente, ya sea en el Mar Negro, el Cáucaso Sur, o el mar de la China Meridional, donde la carrera por establecer esferas de influencia se ha acelerado.
El punto de inflexión más significativo en cuanto a la situación geopolítica de la región es, por supuesto, la invasión de Rusia a Ucrania. Entre los muchos efectos de la guerra, la agresión de Moscú a su nación vecina pone en riesgo el socavar el balance que Moscú y Beijing han logrado mantener de manera exitosa en Asia Central. La división extraoficial de labores, en la cual Rusia es un jugador clave en la industria de seguridad mientras que China se enfoca en la inserción económica, se ha visto desafiada constantemente por los avances de Beijing al área de seguridad de igual manera. Ahora, estos ritmos de cambio podrían acelerarse.
La guerra iniciada por Rusia pone a las naciones vecinas de Asia Central en alerta, temerosas de que Moscú pueda usar con ellas las mismas tácticas que usó en Ucrania. Al ver a Vladímir Putin obsesionado con volver realidad sus sueños de recrear el mapa imperial de Rusia, los antiguos estados del protectorado de Moscú no pueden sentirse a salvo. Esto es aún más cierto en el caso de Kazajistán, el cual comparte un borde con Rusia de 7644 kilómetros y grupos étnicos rusos habitan en la parte norte del mismo.
A pesar de que, usualmente, no salen a relucir las tensiones entre Kazajistán y su vecino del norte, las mismas no pueden descartarse. Estos desacuerdos pudieron presenciarse en el pasado Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF). Durante el mismo, el Primer Vicepresidente del comité de Duma Estatal para la Comunidad de Estados Independientes (CIS) y las relaciones con los nacionales rusos en el extranjero, Konstantin Zatulin, declaró de manera inquietante que “(Los kazakos) saben muy bien que una cantidad de regiones, las cuales son asentamientos con una población rusa predominante, no tienen relación alguna con lo que se llama Kazajistán.” Esto se dio luego de un intercambio inesperado entre el presidente de Kazajistán, Kassim-Jomart Tokayev, y la infame propagandista rusa, Margarita Simonyan, en el cual el presidente kazako declaró que su país no reconocerá a las repúblicas separatistas Donetsk y Lugansk. Esta política es la misma que Kazajistán, apoyado por Moscú, ha seguido frente a otras entidades separatistas. Lo que es aún más interesante, sin embargo, es que este intercambio tomó lugar en la presencia de Vladímir Putin.
Posteriormente, en una noticia extraoficial se anunció que Kazajistán había retenido 1700 vagones de carbón ruso en su territorio en respuesta a la decisión de Moscú de bloquear el petróleo kazako. Muchos relacionaron estos eventos a las declaraciones hechas por Tokayev. Aun así, esto no fue una desviación única del apoyo de Kazajistán a Rusia, sino que, por el contrario, Kazajistán ha rechazado constantemente el acatar las órdenes de Rusia. En abril, un oficial kazako declaró que Kazajistán no ayudará a Rusia a evadir las sanciones occidentales que se le han impuesto a Moscú.
Para muchos, las acciones de Kazajistán parecen riesgosas, ya que podrían tener efectos geopolíticos trascendentales en sus relaciones con Rusia y la seguridad de los territorios del norte. Se han hecho un sinnúmero de comparaciones a esta con Georgia. Un destino similar podría estar a la espera de Kazajistán. Un análisis establecido sostiene que Kazajistán se siente vulnerable, especialmente luego de los disturbios a principios del 2022 cuando tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la cual está liderada por Rusia, fueron desplegadas en Kazajistán. En ese entonces se pensó que Tokayev se sentiría obligado a mantenerse cercano a Rusia.
A pesar de que este análisis no es totalmente infundado, un análisis más detenido revela que Kazajistán podría tener, en realidad, más confianza que otros países aledaños a Rusia. Un factor crítico a considerar es que cualquier avance militar hacia la soberanía territorial de Kazajistán amenaza con deteriorar el vínculo de Moscú con Beijing, los cuales ven a Kazajistán como una vía hacia Europa y una parte vital de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), la cual sigue en expansión. Esto le da a Kazajistán una mayor capacidad de maniobra.
Dado que la invasión rusa afecta de manera negativa al vínculo de Moscú con las naciones de Asia Central, una amplia capacidad de maniobra diplomática y económica le permitiría a Beijing tomar un control mucho más firme en los asuntos de la región. Sin embargo, China será cuidadosa. Beijing no hará ningún movimiento considerable que pueda debilitar sus vínculos con Rusia. En el pasado, han tomado lugar temas de mayor magnitud, como la competencia en contra de los Estados Unidos, y Beijing ha dejado en claro constantemente que está dispuesto a darle a Rusia su apoyo político en el escenario internacional a pesar de la guerra en Ucrania.
Aun así, se espera un énfasis en una mayor colaboración de parte de China con Asia Central, y en especial con Kazajistán. Los efectos indirectos de la crisis económica en Rusia (los cuales incluyen una disminución de remesas) impulsarán a las naciones de Asia Central a acoger las inversiones chinas más fácilmente. Además, el incremento en cooperaciones con China puede ser una manera de protegerse contra la amenaza militar de Rusia.
Este sentimiento se hizo visible a principios de junio cuando tomó lugar la tercera reunión de ministros de Relaciones Exteriores de China+Asia Central (C+C5), en la cual los participantes acordaron desarrollar una estructura de reuniones regulares entre los jefes de estado de las agrupamientos informales. En la conferencia se aprobaron también cuatro documentos conjuntos, incluyendo documentos sobre seguridad de datos y el fortalecimiento de la conectividad. Las autoridades chinas enfatizaron que Beijing seguiría respaldando a las naciones de Asia Central para proteger su soberanía e independencia, lo cual tiene gran importancia en el contexto actual. Las partes acordaron también una cooperación de diez puntos bajo el BRI y a mantener una seguridad nacional indivisible. Mientras que aquí, China esencialmente repite el pensamiento ruso acerca de la seguridad en sus inmediaciones, al mismo tiempo, es una señal de que no le permite a Rusia amenazar los intereses propios de China en materia de seguridad a través de la invasión a sus naciones cercanas.
La conectividad ha sido, por mucho tiempo, un tema en la agenda de cooperación de China con Asia Central, pero se estima que alcance una mayor relevancia aún. La invasión rusa puso en marcha cambios masivos en la conectividad del continente Euroasiático. La ruta rusa usada por China para llegar a Europa por tren ha sido perjudicada por las sanciones antirrusas y, naturalmente, Beijing está en busca de rutas alternativas para asegurar un flujo comercial sin trabas. Esto pone Kazajistán en una posición ventajosa dado que el Corredor Central, que se extiende desde Turquía hasta el mar Caspio no estaría operativo sin los puertos kazakos.
Los primeros indicios del resurgimiento del Corredor Central son prometedores. Se espera que se sextuplique el trasbordo de fletes oceánicos a través de Asia Central y el Cáucaso hasta 3.2 millones de toneladas métricas cada año. En abril, Maersk, una compañía naviera danesa, inició un nuevo servicio ferroviario a través del Corredor Central en respuesta a la cambiante situación geopolítica en Euroasia. Otra compañía finlandesa, Nurminen Logistics, inició las actividades de un tren de contenedores desde China a Europa central a través de la ruta Transcaspiana el 10 de mayo.
Estos desarrollos están estimulando también la cooperación entre participantes regionales a lo largo de la ruta. A principios de mayo, un equipo ferroviario georgiano se encontró en Ankara con sus homólogos de Turquía, Azerbaiyán, y Kazajistán para discutir el proyecto de la Ruta del Corredor de Transporte Transcaspiano en el Corredor Central. El 25 de mayo, la compañía ferroviaria estatal de Georgia anunció que estaba trabajando con empresas de Azerbaiyán y Kazajistán para desarrollar una nueva ruta marítima usando buques de enlace entre Poti, en Georgia, y Constanza, en Rumania. Esto tomó lugar luego de una declaración conjunta de parte de Azerbaiyán, Georgia, Kazajistán, y Turquía a finales de marzo en la cual se propusieron mejorar el potencial de transporte en la región.
A través de la revitalización del Corredor Central, China y Kazajistán buscan también fomentar un mayor apoyo de parte de otras naciones, específicamente, Turquía. A pesar de que Turquía pueda verse rezagado en comparación a China y Rusia con respecto a lo que puede ofrecer a los estados de la región, también presenta una alternativa para aquellos que temen a Rusia y, a la vez, se sienten incómodos dependiendo en gran medida de China. La búsqueda por diversificación de vínculos diplomáticos y económicos crea un momento favorable para un mayor avance de Turquía en la región. Recientemente, ha habido un aumento significativo en diplomacia activa de parte de Ankara, que busca capitalizar estos avances con visitas diplomáticas y promesas de mejorar el comercio bilateral entre las naciones turcas.
El creciente interés en evadir a Rusia se reflejó también en los mensajes del presidente Tokayev, de Kazajistán, a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdoğan, durante su visita a Ankara en mayo. La declaración conjunta incluyó un fragmento interesante sobre conectividad en donde los dos países acordaron mejorar la cooperación en transporte y logística, elogiaron la vía de tránsito del Ferrocarril Bakú-Tiflis-Kars, y enfatizaron la importancia del Corredor Central.
Por lo tanto, la guerra iniciada por Rusia crea oportunidades significativas para China en Asia Central. Incluso si Beijing será cuidadoso de no cambiar drásticamente el balance de manera inmediata, socavará la influencia de Rusia y usará las aperturas emergentes, ayudando, por ejemplo, a Kazajistán a diversificar su dependencia económica y política con Rusia o construyendo el Corredor Central como una alternativa potencial a la ruta rusa. En Rusia, esto seguramente generará quejas, pero Moscú se encuentra en una posición nada envidiable en la que no puede oponerse a las acciones de China sin ceder su entendimiento mutuo en cuanto a resistencia conjunta al colectivo de Occidente. En este momento cuando no se puede vislumbrar el final de la guerra en Ucrania, parece mucho más crucial el tener el respaldo de China.
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Emil Avdalini is un profesor de European University (Georgia).
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