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El presidente electo Donald Trump, quien ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos el pasado 5 de noviembre, está nombrando a funcionarios clave para el nuevo gobierno que se comenzará en enero del próximo año, y los nombramientos son muy poco convencionales. En pocas palabras, son jóvenes, reformistas y leales colaboradores que han trabajado estrechamente con él. Esto es especialmente cierto para quienes liderarán la política exterior y la seguridad. Los nombramientos incluyen al senador de 40 años James Vance como vicepresidente, al senador de 53 años Marco Rubio como secretario de Estado, al presentador de ‘Fox News’ de 44 años, Pete Hegseth, como secretario de Defensa, al representante de 50 años Mike Walz como asesor de Seguridad Nacional, a la representante de 43 años Tulsi Gabbard como directora de Inteligencia Nacional (DNI, por sus siglas en inglés), al exdirector de Inteligencia Nacional de 59 años John Ratcliffe como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), a la gobernadora de Dakota del Sur de 53 años Kristi Noem como secretaria de Seguridad Nacional y a Suzy Wiles, de 67 años, como copresidenta del Comité de Campaña de la Casa Blanca. Entre ellos, las cinco figuras clave son el vicepresidente, el secretario de Estado, el secretario de Defensa, el asesor de Seguridad Nacional y la directora de Inteligencia Nacional, con una edad promedio de 46 años e identificados como "patriotas conservadores de línea dura". El vicepresidente Vance, católico, comparte la misma postura ideológica que el presidente electo Trump, incluida su oposición al aborto y su negación del cambio climático, él sirvió en Irak como infante de marina (marine). El nominado a secretario de Estado, Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, ha adoptado una postura firme contra la infiltración corporativa china en Estados Unidos y los derechos humanos en China mientras formaba parte del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. En 2020, presentó la Ley de Prevención del Trabajo Forzado Uigur. También se opuso a la eliminación de Corea del Norte de la lista de estados patrocinadores del terrorismo y calificó a Corea del Norte como un "grupo criminal" debido a sus abusos de derechos humanos, desarrollo nuclear y de misiles, y la criticó como un "grupo masivo de lunáticos" inmediatamente después de la cuarta prueba nuclear de Corea del Norte en 2017. Además, es una figura pro-Corea que ha visitado varias veces la zona desmilitarizada (DMZ) en Corea del Sur. El nominado a asesor de Seguridad Nacional, Walz, coronel retirado de las Fuerzas Especiales del Ejército de los EE. UU. y veterano de guerra del Medio Oriente, había abogado por reducir la dependencia de China respecto a minerales clave y por boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022. En junio, criticó la cooperación militar entre Corea del Norte y Rusia como una "alianza peligrosa y maligna". Walz también ha visitado la zona desmilitarizada (DMZ) cada vez que ha estado en Corea. El secretario de Defensa, Haggis, también es veterano de guerra del Medio Oriente y exmayor del Ejército de los EE. UU. Posteriormente, se convirtió en presentador de ‘Fox News’ y desarrolló una relación con el presidente electo Trump. La directora de Inteligencia Nacional, Gabbard, encargada de recopilar y analizar información de las agencias de inteligencia, es teniente coronel de reserva con experiencia en el Medio Oriente. Ella se convirtió en la miembro más joven de la Cámara de Representantes por Hawái a los 21 años y es la primera mujer veterana de guerra. Así, las cinco figuras clave en la línea diplomática y de seguridad son jóvenes, reformistas y, en su mayoría, veteranos de guerra del Medio Oriente. Si observamos las tendencias ideológicas, la pasión, las carreras y las declaraciones y acciones pasadas del presidente electo Trump y los nominados para la línea diplomática y de seguridad, podemos predecir muchas cosas. Primero, en el ámbito interno, se intentarán reformas alineadas con el lema de Trump "Hacer a Estados Unidos Grande Otra Vez (‘Make America Great Again’, MAGA)", tales como la reducción y simplificación de organizaciones gubernamentales, el fortalecimiento del ejército de EE. UU., la promoción de políticas económicas orientadas al crecimiento y la protección de empresas nacionales a través de un comercio justo. Bajo los lemas de “corrección política (‘political correctness’, PC) y ser ‘woke’ (WOKE),” se espera un declive en temas como el aborto, la homosexualidad en el ejército y las políticas ambientales que se habían expandido. En el ámbito externo, habrá una fuerte confrontación con las potencias del “eje del cambio” como China, Rusia, Irán y Corea del Norte, que lideran los conflictos internacionales en la nueva estructura de la Guerra Fría. Además, se espera un fortalecimiento del poder militar nuclear de Estados Unidos y de su doctrina nuclear. En otras palabras, se revertirá la tendencia de reducción nuclear y militar convencional que ha continuado desde el final de la Guerra Fría, y se harán esfuerzos por desarrollar armas nucleares tácticas, nuevos barcos y aviones. A nivel regional, se anticipa que se realizarán esfuerzos para contener el expansionismo de China y presionar económicamente a su población, fortalecer la cooperación en seguridad con los aliados bajo términos más justos, reforzar el apoyo a Israel y lograr poner fin lo antes posible a la guerra en Ucrania. Considerando todo esto, podemos prever varias cosas sobre la política de Estados Unidos hacia Corea del Norte durante el segundo mandato de Trump. Primero, en cuanto al desarrollo nuclear y de misiles de Corea del Norte, a diferencia de la "paciencia estratégica" mostrada por las administraciones de Obama y Biden, se espera que respondan de manera activa. En este sentido, probablemente se opondrán firmemente a la restauración de la alianza Rusia-Corea del Norte, la cooperación militar entre ambos países y el envío de tropas norcoreanas a Ucrania. Asimismo, estarán tan preocupados como Corea del Sur por la posible ayuda de Rusia al avance del programa nuclear de Corea del Norte. También establecerán activamente planes de operaciones militares contra Corea del Norte en caso de emergencia, y se fortalecerán los entrenamientos conjuntos entre Corea del Sur y Estados Unidos, así como la cooperación en seguridad entre Corea del Sur, Estados Unidos y Japón. Es probable que las críticas a las violaciones de derechos humanos en Corea del Norte a través de la ONU también se intensifiquen. No obstante, considerando que todos los altos funcionarios que liderarán la línea diplomática y de seguridad son patriotas que valoran los intereses nacionales, también podrían mostrar una tendencia pragmática. Es decir, si Corea del Norte llega a las negociaciones nucleares con una voluntad genuina de compromiso, Estados Unidos también participará en un diálogo sincero. Si Corea del Norte hace una propuesta auténtica en lugar de ganar tiempo o engañar, es posible que Estados Unidos haga esfuerzos para alcanzar un acuerdo sin precedentes. Por lo tanto, a medida que se acerca el segundo mandato de Trump, Corea del Norte tendrá que decidir si continúa con sus imprudentes políticas nucleares o adopta una postura más pragmática ante un Estados Unidos cada vez más poderoso.