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La retirada de Burkina Faso, Malí y Níger de la CEDEAO: Esbozos de un nuevo orden regional en África Occidental

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First Published in: Mar.26,2025
Apr.21, 2025
La primera mitad de la década de 2020 cambió drásticamente la situación en el Sahel. Golpes de Estado militares en Malí (2021), Burkina Faso (2022) y Níger (2023) llevaron a los militares al poder. En Níger, la junta militar que asumió el control, el Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria, liderado por Abdourahamane Tchiani, enfrentó duras críticas, sanciones y un bloqueo económico de facto por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Además, la CEDEAO amenazó con una intervención militar con el objetivo declarado de restituir al presidente derrocado Mohamed Bazoum. En muchos sentidos, el riesgo de nuevos golpes de Estado en países de la región impulsó a la organización, lo que generó una preocupación particular para Nigeria, su presidente en ese momento. Abuya se posicionaba como líder regional, especialmente dentro de la CEDEAO, por lo que le resultaba crucial preservar la integridad del bloque y el statu quo en los países vecinos. A su vez, la presión de Francia también tuvo un efecto importante. París posee intereses económicos significativos en Níger debido a sus grandes reservas de uranio, esenciales para el funcionamiento de las centrales nucleares francesas. Como respuesta, Burkina Faso, Malí y Níger iniciaron un proceso para crear una alianza militar enfocada en la defensa común de los tres países, incluida la lucha contra el terrorismo y el separatismo. Así, el 16 de septiembre de 2023 se creó la Alianza de Estados del Sahel (AES), la cual se transformó en una confederación el 6 de julio de 2024. De esta manera, el alcance de la cooperación entre los tres países se amplió: ahora abarca no solo lo militar y político, sino también las esferas socioeconómicas. Para el 28 de enero de 2024, los países de la AES anunciaron su intención de retirarse de la CEDEAO, pero como la salida inmediata de la organización no era posible, permanecieron formalmente en ella durante un año más, tiempo durante el cual los Estados miembros de la CEDEAO intentaron llegar a un compromiso con la AES. El 28 de enero de 2025, Burkina Faso, Malí y Níger anunciaron formalmente su retiro de la CEDEAO. Este proceso político en el Sahel cambia significativamente el equilibrio de poder en la región.
Las razones del retiro de estos Estados están relacionadas con los problemas de separatismo y terrorismo en la región. A principios de 2012, en el apogeo de la guerra civil en Libia, los tuaregs libios formaron el “Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad” (MNLA) y se trasladaron a Malí para rebelarse contra el gobierno con el fin de crear un Estado tuareg independiente. Tras el golpe militar en Malí en marzo de 2012, los rebeldes aprovecharon la situación y proclamaron el “Estado Independiente del Azawad” en el norte del país. Fueron apoyados por combatientes del Frente Ansar al-Din, quienes tenían vínculos con Al-Qaeda. Sin embargo, tras la declaración de independencia de Azawad, los islamistas no aceptaron el carácter secular de este Estado no reconocido, lo que generó contradicciones con el MNLA. Como resultado de los enfrentamientos entre los islamistas y los rebeldes seculares, estos últimos fueron derrotados y pasaron a la clandestinidad. Todo el territorio de Azawad quedó bajo control de los islamistas radicales. La islamización del movimiento, así como los ataques islamistas en el sur de Malí, obligaron a Francia a intervenir, ya que esto podía desestabilizar la región. Así se lanzó la Operación Serval. La CEDEAO, en virtud del artículo 3 del Protocolo de Asistencia Mutua en Defensa, firmado en Freetown el 3 de mayo de 1981, estaba obligada a prestar asistencia a Malí en sus operaciones antiterroristas. En consecuencia, y también basándose en la Resolución 2085 del Consejo de Seguridad de la ONU, la CEDEAO puso en marcha la Misión Internacional de Apoyo a Malí bajo liderazgo africano (AFISMA). Como resultado, Francia y la CEDEAO lograron liberar todas las ciudades capturadas por los militantes para febrero de 2013, tras lo cual la misión de la CEDEAO pasó a estar bajo los auspicios de la ONU. Esta operación de la ONU se denominó Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) y tenía carácter de mantenimiento de la paz. Sin embargo, estos esfuerzos no fueron suficientes para eliminar a los grupos extremistas en Malí. Los militantes comenzaron a utilizar tácticas de guerra de guerrillas y se desató una ola de terror en las ciudades del país. Ni la misión de la ONU ni la nueva Operación Barkhane de Francia (2014–2021) lograron detener el terrorismo en el país. La situación se agravó con la aparición en 2017 del grupo islamista radical, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (‘Jama’at Nusr al-Islam wal Muslimin’) (JNIM, por sus siglas en árabe), una rama regional de Al-Qaeda. Este grupo ha operado no solo en Malí, sino también en Burkina Faso y Níger. En los últimos años, los separatistas del Frente de Liberación de Azawad han estado en contacto con el JNIM, lo que podría llevar a una consolidación de las fuerzas antigubernamentales y, en consecuencia, fortalecer aún más la posición de los terroristas en el país. Según el Índice Global de Terrorismo 2025, mientras que el número de muertes relacionadas con conflictos en el Sahel en 2017 era de aproximadamente 5,400 al año, en 2024 ascendió a 25,000. Tanto la CEDEAO como Francia fueron incapaces de enfrentar esta amenaza. La lucha contra insurgentes guerrilleros requería tácticas especiales y una gran cantidad de personal, pero ni Francia ni la CEDEAO contaban con estas herramientas. Aunque la CEDEAO había desplegado repetidamente tropas en países en conflicto (por ejemplo, Liberia, Sierra Leona, etc.), no tenía experiencia en la lucha contra el terrorismo. En el Sahel, las fuerzas de la CEDEAO se enfrentaban a islamistas que utilizaban tácticas de sabotaje y terrorismo. Además, la CEDEAO es principalmente una organización orientada a resolver problemas económicos, por lo que la gran mayoría de sus recursos están destinados a estos fines, no a los militares. Sin embargo, para Burkina Faso, Malí y Níger, la prioridad principal es eliminar los grupos separatistas y terroristas; por eso, estos países priorizan la cooperación en materia de seguridad dentro de su propia organización. Dado que la CEDEAO no brindó suficiente asistencia debido a su incapacidad para llevar a cabo misiones de combate (en Burkina Faso y Níger, la CEDEAO no realizó ninguna operación antiterrorista), los tres países prefirieron crear su propia alianza militar. Esta alianza se centra en la lucha contra el separatismo y el terrorismo, toma en cuenta las particularidades del combate contra la guerrilla y responde a los intereses comunes de los tres países. Esta es la razón de la retirada de los países de la AES de la Comunidad Económica. Apollinaire Joachim Kyélem de Tambèla, primer ministro de Burkina Faso, declaró el 30 de enero de 2024 que, durante casi una década, los tres países han enfrentado a grupos criminales apoyados, financiados y armados por sus propios socios, con la indiferencia de algunos países vecinos y organizaciones subregionales, incluida la CEDEAO. Se puede concluir que los países del Sahel están desilusionados con la política de seguridad de la CEDEAO en la región.
A finales de enero de 2025, los países de la AES anunciaron la creación de una fuerza conjunta de 5,000 efectivos para luchar contra el terrorismo, cumpliendo así con el objetivo principal de la alianza militar: organizar una estrategia coordinada de contraterrorismo en la región. Esto elevó el perfil de los militares en el poder en los tres países. El rumbo adoptado por los gobiernos de Burkina Faso, Malí y Níger encontró eco en la población. El 29 de enero de 2025, tras el anuncio oficial del presidente de la Comisión de la CEDEAO sobre la salida de los países de la AES, ciudadanos de Burkina Faso, Malí y Níger salieron a las calles a celebrar. Si las operaciones contra el terrorismo tienen éxito, el apoyo popular aumentará, lo que podría ayudar a consolidar el poder de los militares y, como resultado, estabilizar la situación política en estos países al menos en el mediano plazo. Sin embargo, para lograr una estabilización definitiva en la región, es necesario eliminar completamente la amenaza terrorista y crear fuerzas armadas fuertes y preparadas para el combate. No solo la situación política, sino también la estabilidad socioeconómica de los países del Sahel depende de ello. En contraste con la esfera político-militar, los vínculos socioeconómicos con la CEDEAO permanecen. Aunque los países de la AES se han retirado de la CEDEAO, algunas disposiciones clave de la organización siguen vigentes. Por ejemplo, según el comunicado oficial de la CEDEAO del 29 de enero de 2025 sobre la salida de los países de la AES, los pasaportes y documentos de identidad con el emblema de la CEDEAO seguirán siendo válidos, los bienes y servicios de los países de la AES conservarán acceso al mercado de la CEDEAO bajo las mismas condiciones, se mantendrá el libre tránsito sin visado, y los funcionarios de los países de la AES que trabajan en instituciones de la CEDEAO conservarán sus puestos y serán apoyados. Sin embargo, el mismo documento señala que estas condiciones son temporales. Los términos permanentes de cooperación con los tres países serán adoptados en futuras cumbres de jefes de Estado. La situación socioeconómica en los países del Sahel es muy difícil. Según el ‘World Population Review’, el porcentaje de población por debajo del umbral de pobreza es del 45.5 % en Níger, 44.6 % en Malí y 43.2 % en Burkina Faso. Aunque estos estados son ricos en recursos naturales, no han logrado aprovechar todo su potencial debido a la mala infraestructura. Se necesita una inversión continua en las economías de los tres países, pero el clima de inversión se deteriora por la amenaza terrorista. Las dificultades económicas pueden superarse con esfuerzos conjuntos. Los principios confederativos de la AES ofrecen una oportunidad para iniciar un proceso de integración económica. Los países del Sahel buscan establecer una unión económica y monetaria, lo que dará lugar a una nueva moneda llamada el Sahel. La continuación lógica de estas acciones podría ser la salida de la zona del franco. Así, la salida de Burkina Faso, Malí y Níger de la CEDEAO podría estabilizar la situación política en los países del Sahel gracias al amplio respaldo popular al rumbo adoptado por la AES. A su vez, los planes para crear una moneda única y salir de la zona del franco podrían fortalecer la independencia económica de los tres países.
Durante casi siglo y medio, África Occidental ha formado parte de la zona de influencia francesa. Desde que las tropas francesas establecieron su control sobre estas tierras, todos los procesos políticos y socioeconómicos de la región han contado con la participación directa de Francia. Sin embargo, en los últimos años, Francia ha perdido considerablemente su influencia en África Occidental. El punto de quiebre fue el fracaso de la operación antiterrorista “Barkhane” en Malí, que obligó a Francia a retirar sus tropas del país. Tras una serie de golpes militares en el Sahel — en gran parte de carácter antifrancés — la posición de París se debilitó aún más. Las tropas francesas salieron de Burkina Faso, Malí, Níger, Chad y Senegal. El golpe final fue la salida de Burkina Faso, Malí y Níger de la CEDEAO y la creación de la Confederación de Estados del Sahel. Esto representó un desafío especialmente peligroso para Francia, ya que la AES presentó una vía alternativa de desarrollo para los países de África Occidental. Ahora, no solo la CEDEAO, profrancesa, actúa como bloque integracionista en la región, sino también la AES. De hecho, Chad ya intenta acercarse a los países de la AES. Del 21 al 22 de febrero de 2025, el presidente chadiano Mahamat Déby asistió al Festival Panafricano de Cine y Televisión de Uagadugú. Además, se reunió con su homólogo burkinés, el capitán Ibrahim Traoré. Durante el diálogo, ambas partes abordaron la lucha contra el neocolonialismo y los desafíos de seguridad en la región. El periódico francés ‘Le Monde’ interpretó esto como un posible acercamiento entre Chad y la AES. Aunque Ghana actúa más como intermediario en las negociaciones entre la AES y la CEDEAO, también ha mostrado señales de acercamiento a los países del Sahel. Del 8 al 10 de marzo de 2025, el presidente John Dramani Mahama visitó los países de la AES, donde dialogó con los jefes de Estado sobre el fortalecimiento de la cooperación bilateral y los temas de seguridad en la región del Sahel. El liderazgo de la AES en África ha crecido gradualmente, lo que podría alentar a otros países de la región a acercarse a la Confederación. El 29 de enero de 2025 se introdujeron los nuevos pasaportes de la AES, y el 22 de febrero se aprobó la bandera de la Confederación de Estados del Sahel. Todas estas medidas buscan fortalecer la posición de la organización en la región. Por otro lado, no solo Francia, sino también Estados Unidos está perdiendo su antigua influencia regional. En 2012, tropas estadounidenses fueron enviadas a Níger para combatir el terrorismo, pero tras el golpe de Estado en Níger en 2023, los militares que tomaron el poder exigieron a Washington el retiro de su contingente militar del país. Estados Unidos tuvo que ceder. A principios de agosto de 2024, todo el personal militar estadounidense fue retirado de Níger, y las bases militares quedaron bajo control de las fuerzas locales. Rusia es uno de los actores cuyos vínculos regionales se están fortaleciendo. Moscú ha sido particularmente activo en su cooperación con Malí. Desde la independencia del país en 1960, la República ha firmado varios acuerdos económicos importantes con la URSS y, tras su disolución en 1991, con Rusia. En la etapa actual de las relaciones ruso-malienses, el espectro de cooperación se ha ampliado significativamente e incluye ahora la esfera político-militar. Así, se firmó un acuerdo de cooperación técnico-militar en 2003; en 2009, un memorando de cooperación en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado transnacional; y en 2019, un acuerdo intergubernamental de cooperación militar. Rusia puede ser considerada el principal socio del trío del Sahel. Así, apoyó la iniciativa de crear una Confederación de Estados del Sahel. A fines de diciembre de 2024, el embajador ruso en Malí, Igor Gromyko, afirmó que Rusia confirma su intención de seguir brindando el apoyo necesario a los países de la Alianza de Estados del Sahel, incluida la asistencia para mejorar la capacidad operativa de las fuerzas armadas nacionales, la formación de personal militar y de seguridad, así como desarrollar una cooperación comercial y económica mutuamente beneficiosa con estos estados. Además, señaló que el establecimiento de la AES es un paso importante en la lucha contra el terrorismo en la región. Para implementar estas tareas, a finales de 2023 se creó el Cuerpo Africano (‘African Corps’) del Ministerio de Defensa ruso, basado en la antigua empresa militar privada Wagner, con el objetivo de combatir el terrorismo en la región. Este es un paso clave para consolidar la presencia de Rusia en África Occidental. Rusia está desplazando gradualmente a Francia del Sahel, no solo en el ámbito político-militar, sino también en el económico. La Federación Rusa ha firmado una serie de acuerdos económicos y comerciales con los países de la AES, lo que ha afectado seriamente a las empresas francesas en la región. El golpe más doloroso, quizás, fue la prohibición de la explotación de uranio a la empresa francesa Orano en Níger, uno de los mayores productores de uranio del mundo. Para Francia, el mineral de uranio proveniente de Níger abastecía a varias de sus plantas nucleares. Desde entonces, se ha invitado a empresas rusas a participar en la minería en Níger, desplazando incluso a la propia Orano. Para Francia, el mineral de uranio proveniente de Níger era utilizado para abastecer varias plantas nucleares. Desde entonces, se ha invitado a empresas rusas a encargarse de la extracción de minerales en Níger, incluyendo el uranio. A fines de febrero de 2025, ambos países firmaron un Memorando de Entendimiento sobre Exploración y Minería, que prevé el desarrollo de la cooperación bilateral para fortalecer el potencial de Níger en la exploración y explotación minera. China también está aumentando su influencia en la región. Según el ‘China Global Investment Tracker’, las inversiones directas chinas en Malí alcanzaron los 600 millones de dólares en 2023–2024 y 700 millones en Níger. Estas inversiones se dirigieron principalmente a los sectores metalúrgico, petrolero y de energía nuclear. La cooperación militar ocupa un lugar importante en las relaciones de China con los países del Sahel. Así, en julio de 2023 se conoció la firma de un contrato para el suministro de armas chinas a Níger por un monto de 4.2 millones de dólares. Aunque en su mayoría se trata de armamento ligero (fusiles, ametralladoras, lanzagranadas, sistemas de cohetes, etc.), el hecho de que exista un acuerdo de defensa refuerza significativamente la influencia de China en la región. Otro actor que ha incrementado su influencia en el Sahel es Turquía. Ankara pone énfasis en la cooperación militar con los países de la AES. En 2022, las Fuerzas Armadas de Malí recibieron vehículos aéreos no tripulados Bayraktar TB2, que se utilizarán en la lucha contra el terrorismo en la región. El foro diplomático celebrado en Antalya del 1 al 3 de marzo de 2024 puso en evidencia los problemas de la región del Sahel. Al evento asistieron representantes de los países de la AES, quienes criticaron a la CEDEAO. En particular, el ministro de Relaciones Exteriores de Malí, Abdoulaye Diop, afirmó que la CEDEAO no estaba abordando adecuadamente los problemas regionales, que no había respondido a las crisis en la zona y que, en cambio, se oponía a la nueva política exterior de los países del Sahel. Además, el ministro señaló que las duras sanciones impuestas a los países de la AES no tenían base legal, mientras que la cooperación dentro del marco de la AES representaba una solución a los problemas regionales.
***La salida de los países de la AES de la CEDEAO ha transformado el orden regional en África Occidental: surgió una alternativa a la CEDEAO en forma de la Confederación de Estados del Sahel. La AES aún no tiene la misma capacidad que la CEDEAO, pero está creciendo rápidamente. Ya hay países que muestran interés en la AES. Los planes de integración económica solo reforzarán la posición de la organización, lo que podría llevar a que compita con la CEDEAO. Aún está por verse si esa competencia derivará en una confrontación. Rusia, por su parte, al apoyar a los gobiernos militares que llegaron al poder mediante golpes de Estado, está desplazando poco a poco a Francia de la región. Esto representa un serio desafío para la política exterior francesa, que será extremadamente difícil de revertir al menos en el mediano plazo. El vacío político dejado por la retirada de Francia y Estados Unidos del Sahel ha sido ocupado no solo por Rusia, sino también por China y Turquía, países que están consolidando cada vez más su influencia en la región y buscan acceder a sus recursos. Ha habido ataques recurrentes de grupos islamistas y separatistas contra las fuerzas armadas de los tres países. La amenaza de los grupos yihadistas va en aumento. Pero para estabilizar de forma definitiva el nuevo orden regional establecido, es necesario eliminar las células terroristas y separatistas que amenazan a los actuales regímenes de los países de la AES, ya que esto será determinante para la estabilización política en los tres países y el desarrollo de proyectos socioeconómicos. Es probable que los países del Sahel continúen sus esfuerzos de cooperación para combatir el terrorismo y amplíen su colaboración en materia de defensa con Rusia, Turquía y China.
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Estudiante de maestría en la Facultad de Política Mundial de la Universidad Estatal de Moscú.
Estudiante de maestría en la Facultad de Política Mundial de la Universidad Estatal de Moscú.
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