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Defense & Security

La lengua de la balanza y la punta de la lanza. El papel de Polonia en la geopolítica europea

Varsovia, Polonia - 14 de enero de 2025 - Banderas de la OTAN, la UE y Polonia ondeando al viento una al lado de la otra.

Image Source : Shutterstock

by Krzysztof Sliwinski

First Published in: Oct.20,2025

Oct.17, 2025

Resumen

Este artículo examina el papel fundamental de Polonia en la geopolítica europea en medio del aumento de tensiones tras la invasión rusa de Ucrania en 2022. Destacando la incursión de drones rusos en el espacio aéreo polaco en septiembre de 2025 — que marcó el primer enfrentamiento de la OTAN con activos rusos dentro de territorio aliado —, analiza las respuestas militares, diplomáticas y estratégicas de Polonia, incluyendo el cierre de fronteras con Bielorrusia y el ejercicio “Iron Defender-25” liderado por la OTAN. El estudio contextualiza la importancia histórica de Polonia desde su independencia en 1918, pasando por las dinámicas de la Guerra Fría, hasta su posición contemporánea como miembro clave de la OTAN y la Unión Europea. El amplio apoyo de Polonia a Ucrania — que abarca ayuda militar, asistencia humanitaria y respaldo político — resalta su papel como actor central en la seguridad regional y como centro logístico estratégico. El artículo también aborda los desafíos derivados del influjo de refugiados y las tensiones bilaterales, al tiempo que analiza las implicaciones más amplias para la seguridad y autonomía de la Unión Europea, especialmente en relación con la posible adhesión de Ucrania al bloque. Bajo esta perspectiva, Polonia emerge tanto como un baluarte frente a la agresión rusa como la punta de lanza de las iniciativas europeas de defensa, enfrentando complejas presiones geopolíticas con una determinación estratégica.

Introducción

Entre el 9 y el 10 de septiembre de 2025, un contingente de entre 19 y 23 drones, presuntamente rusos, violó el espacio aéreo polaco. Este incidente marcó la primera ocasión, desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, en que las fuerzas de la OTAN se enfrentaron y neutralizaron activos rusos dentro del espacio aéreo aliado. [1] Supuestamente, los drones formaban parte de un ataque masivo ruso contra Ucrania que involucró más de 400 drones y misiles. Al menos cuatro drones fueron derribados, principalmente por cazas F-35 neerlandeses, con apoyo de F-16 polacos, aeronaves italianas de alerta temprana y un avión cisterna belga. Los sistemas Patriot alemanes desplegados en Polonia también se mantuvieron en estado de máxima alerta. [2] Los drones causaron daños menores y no se registraron víctimas. Cuatro aeropuertos polacos, incluido el Aeropuerto de Varsovia-Chopin, fueron cerrados temporalmente debido a la incursión. El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, calificó el hecho como una “provocación a gran escala” y el momento más cercano que el país ha estado de un conflicto abierto desde la Segunda Guerra Mundial. Polonia invocó el Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, lo que provocó consultas entre los aliados, y se solicitó una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Las autoridades polacas, incluido el ministro de Relaciones Exteriores Radosław Sikorski, afirman que la incursión fue deliberada, citando la cantidad de drones y sus trayectorias de vuelo, algunas de las cuales penetraron profundamente en Polonia, incluso cerca de Gdansk. Los drones, identificados como modelos Gerbera (versiones simplificadas de los drones Geran de diseño iraní), no estaban armados, lo que sugiere que podrían haber sido señuelos destinados a probar las defensas aéreas de la OTAN. Rusia negó haber atacado Polonia, alegando que los drones se desviaron de su curso debido a interferencias electrónicas ucranianas, una versión respaldada por Bielorrusia, pero rechazada por líderes polacos y europeos. Los servicios de inteligencia se encuentran divididos sobre si la incursión fue intencional o accidental; algunos sugieren que Rusia buscaba evaluar la respuesta de la OTAN sin escalar hacia un conflicto directo. [3] El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, condenó el “comportamiento imprudente” de Rusia, mientras que líderes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y otros países expresaron su solidaridad con Polonia, calificando el incidente como una grave escalada. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lo describió como un “precedente peligroso” y ofreció a Polonia entrenamiento antidrones, lo que llevó a la firma de un acuerdo entre ambos países para desarrollar iniciativas conjuntas de defensa contra drones. Por su parte, la jefa de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, propuso la creación de un “muro de drones” para proteger el flanco oriental de Europa. [4] El incidente ocurrió en medio de un aumento de los ataques rusos contra Ucrania y de los ejercicios militares conjuntos entre Rusia y Bielorrusia (Zapad 2025), lo que generó preocupación sobre la estabilidad regional. Algunos analistas consideran que Rusia estaba poniendo a prueba la determinación de la OTAN, especialmente después del fracaso de las conversaciones de paz mediadas por Estados Unidos. Desde entonces, la OTAN ha reforzado sus defensas en el flanco oriental, y Polonia ha cerrado su frontera con Bielorrusia, citando amenazas a la seguridad nacional. La serie de maniobras Zapad (que significa “Occidente” en ruso) comenzó en 2009 como parte del acuerdo del Estado de la Unión entre Rusia y Bielorrusia, alternando con otros ejercicios como el ‘Union Shield’. Las ediciones anteriores generaron alarma entre los miembros de la OTAN debido a su magnitud y a su cercanía con las fronteras de la Alianza. Por ejemplo, Zapad 2017 incluyó escenarios con Estados ficticios que se asemejaban a las naciones bálticas. [5] Al mismo tiempo, Zapad 2021 habría involucrado hasta 200,000 soldados e integrado de forma más profunda a las fuerzas bielorrusas bajo la estructura de mando rusa, con elementos que simulaban operaciones relacionadas con Ucrania. El ejercicio Zapad 2023 fue cancelado, atribuido a la presión sobre los recursos rusos causada por la guerra en Ucrania. Cabe destacar que ejercicios similares, como el ’Union Resolve’ a comienzos de 2022, fueron utilizados para encubrir concentraciones de tropas previas a la invasión rusa de Ucrania, alimentando las sospechas en torno a las maniobras Zapad. Zapad 2025 se llevó a cabo del 12 al 16 de septiembre en 41 zonas de entrenamiento terrestres y marítimas, tanto en Rusia como en Bielorrusia. Aproximadamente 100,000 efectivos militares participaron en el ejercicio, que también incluyó a unos 7,000 soldados bielorrusos y 10,000 unidades de equipo militar. [6] La operación se presentó explícitamente como una medida defensiva para proteger la soberanía e integridad territorial del Estado de la Unión. Sin embargo, también incorporó simulaciones de combate de alta intensidad, incluyendo el despliegue teórico de capacidades nucleares tácticas y sistemas avanzados de misiles. A pesar de la presencia de observadores militares de países miembros de la OTAN y de otras naciones aliadas en los ejercicios de Zapad 2025, el evento generó preocupación por la seguridad regional, especialmente entre Polonia y los miembros más orientales de la OTAN. Según el RUSI (‘Royal United Services Institute’), el instituto de investigación más antiguo del mundo y uno de los más citados en temas de seguridad internacional, “Zapad 2025 parece ser un ejercicio meticulosamente calibrado, reducido en escala y geográficamente limitado. Se trata de una adaptación deliberada y racional ante los enormes costos humanos y materiales de la guerra a gran escala en curso en Ucrania y la persistente presión de las sanciones internacionales. El ejercicio funcionó como un instrumento multifacético de un Estado en guerra, aunque no completamente movilizado. En el plano político, promovió una percepción de continuidad y determinación tanto ante el público interno como ante la comunidad internacional, fortaleciendo la cercanía entre Rusia y Bielorrusia y transmitiendo un mensaje disuasorio calibrado y de bajo costo. En el plano militar, operó como un laboratorio de campo donde Rusia puso a prueba y perfeccionó su manual del Periodo Inicial de Guerra (IPW, por sus siglas en inglés), incorporando lecciones directas del campo de batalla ucraniano. Esta vez, el enfoque estuvo en capacidades de alto impacto, como los ataques de precisión de largo alcance, la defensa aérea y antimisiles integrada (IAMD, por sus siglas en inglés) y la guerra electrónica (EW, por sus siglas en inglés), mientras conservaba fuerzas y materiales críticos necesarios en Ucrania.” [7]

Reacción de Polonia ante ZAPAD 2025

Polonia respondió con firmeza a los ejercicios militares conjuntos Zapad 2025 entre Rusia y Bielorrusia, considerándolos una amenaza provocadora debido a su proximidad a la frontera polaca, los escenarios agresivos que incluían elementos nucleares y simulaciones de ataques al estratégico Corredor de Suwałki, así como al contexto general de la guerra en curso de Rusia contra Ucrania y los recientes incidentes, como las incursiones de drones rusos en el espacio aéreo polaco. Las reacciones abarcaron medidas militares, de seguridad fronteriza, diplomáticas e incluso de inteligencia, reflejando una tensión creciente y un claro enfoque en la disuasión. [8] Polonia cerró todos los pasos fronterizos con Bielorrusia — incluidas las líneas ferroviarias — a partir de la medianoche del 11 al 12 de septiembre de 2025 (hora local polaca), por un período indefinido hasta que la amenaza percibida disminuya. [I] Esta decisión, anunciada por el primer ministro Donald Tusk, se justificó por la naturaleza agresiva de los ejercicios, su ubicación cercana a la frontera y las amenazas híbridas constantes provenientes de Rusia y Bielorrusia, tales como incendios provocados, sabotajes, propaganda, desinformación y espionaje. El cierre afectó el tránsito de mercancías chinas y rusas. Además, se implementaron medidas adicionales de vigilancia en la frontera, con Polonia coordinando esfuerzos con aliados como Lituania, que también reforzó la seguridad en sus fronteras con Bielorrusia y Rusia. [9] Asimismo, Polonia desplegó hasta 40,000 soldados en su frontera oriental con Bielorrusia como contramedida directa a los ejercicios, destacando su nivel de preparación ante una posible escalada. Como movimiento preventivo, Polonia lideró el ‘Ejercicio Iron Defender-25’, respaldado por la OTAN, que comenzó el 2 de septiembre de 2025 como su principal respuesta militar.[10] Este fue descrito como el mayor ejercicio liderado por la OTAN del año, con la participación de aproximadamente 30,000 efectivos (incluyendo las Fuerzas Armadas de Polonia, batallones de la OTAN, Fuerza Aérea, Marina, Fuerzas de Defensa Territorial y Fuerzas Especiales) y más de 600 piezas de equipo pesado, como tanques Abrams de fabricación estadounidense, obuses K9 y sistemas de drones Gladius. El ejercicio multidominio (tierra, mar, aire y ciberespacio) incorporó lecciones aprendidas de la guerra en Ucrania, poniendo a prueba la eficacia de combate en escenarios realistas para mejorar la interoperabilidad y demostrar la unidad de la alianza. El Ministerio de Defensa polaco lo presentó como un entrenamiento sin objetivos específicos, pero claramente como una señal de preparación ante posibles amenazas, incluyendo ataques masivos con drones y los despliegues de misiles Iskander-M de Rusia en Kaliningrado. Simultáneamente, se realizaron otros ejercicios de la OTAN a lo largo de la frontera. [11]

Contexto histórico

Para un lector no especializado, especialmente alguien fuera de Europa, Polonia puede parecer un gran desconocido. Por ello, conviene examinar brevemente el papel de Polonia en la política europea desde una perspectiva histórica a lo largo de los últimos cien años. El papel de Polonia en la historia europea desde 1918 ha sido transformador, sirviendo tanto como símbolo de resistencia nacional como catalizador de cambios más amplios en el continente. Desde la recuperación de su independencia tras 123 años de partición hasta convertirse en una pieza clave de la integración europea moderna, el recorrido de Polonia refleja las complejas dinámicas de la política europea de los siglos XX y XXI. Polonia resurgió como Estado independiente en 1918, tras el colapso de los imperios alemán, austrohúngaro y ruso. La recién restablecida Segunda República Polaca enfrentó desafíos inmediatos, incluyendo conflictos fronterizos con estados vecinos entre 1918 y 1921, así como tensiones internas derivadas de su composición multiétnica y de una economía desarticulada. [12] El periodo de entreguerras se caracterizó por la inestabilidad política, los debates sobre visiones de liderazgo contrapuestas y el legado de las particiones, que influyeron en las ambiciones regionales de Polonia y en sus esfuerzos por consolidar la democracia. [13] Polonia se convirtió en el epicentro de la Segunda Guerra Mundial, sufriendo una devastadora ocupación militar bajo los regímenes nazi y soviético. El país experimentó un trauma civil sin precedentes, desplazamientos masivos y el exterminio sistemático de su población. [14] Los historiadores aún debaten las cifras, pero análisis recientes sugieren que las pérdidas fueron mucho mayores de lo que se creía inicialmente: en lugar de seis millones, algunos expertos estiman que la cifra real podría acercarse a nueve millones, lo que equivaldría aproximadamente al 24% de la población polaca. [15] Esta destrucción bélica transformó profundamente la demografía, el panorama político y las fronteras de Polonia en la posguerra, dejando una huella imborrable en la memoria europea del conflicto. Después de 1945, Polonia quedó bajo la esfera de influencia soviética, adoptando un sistema comunista que moldeó profundamente sus instituciones, su economía y su política exterior durante toda la Guerra Fría. El régimen respaldado por la Unión Soviética implementó un modelo de socialismo estatal que combinó la industrialización con la represión política, lo que provocó episodios periódicos de descontento masivo. [16] Cabe destacar que, como miembro del Pacto de Varsovia, [17] Polonia ocupó una posición estratégica central dentro de la arquitectura de Europa Central y del Este, sirviendo tanto como una base avanzada crítica como un importante contribuyente a las fuerzas convencionales de la alianza durante todo el período de la Guerra Fría (1955–1989). Como parte del llamado “Frente Norte”, junto con Alemania Oriental y Checoslovaquia, el territorio polaco se convirtió en el principal punto de despliegue para los planes operativos soviéticos dirigidos a Europa Occidental, proporcionando una protección esencial como zona de amortiguamiento para las zonas de retaguardia soviéticas y controlando rutas clave de tránsito Este-Oeste a través de Europa Central. [18] El Ejército Popular Polaco fue uno de los contingentes no soviéticos más grandes dentro del Pacto de Varsovia, con fuerzas terrestres significativas integradas en las operaciones ofensivas diseñadas por la Unión Soviética, las cuales enfatizaban campañas rápidas a través de las fronteras y capacidades de guerra en coalición. La doctrina militar polaca estuvo fuertemente subordinada al arte operacional soviético, con estructuras de fuerza, adquisición de equipamiento y programas de entrenamiento sincronizados para complementar los conceptos del Estado Mayor soviético más que para responder a necesidades de defensa nacional independientes. [19] Las fuerzas armadas polacas participaron regularmente en los principales ejercicios del Pacto de Varsovia, que ensayaban operaciones ofensivas a nivel de teatro, desempeñando un papel de combate integral considerado esencial para las opciones de ataque convencional por sorpresa de la alianza. Sin embargo, esta integración tuvo un costo: la pérdida de autonomía operativa, ya que el personal y los asesores soviéticos mantuvieron una influencia significativa sobre el liderazgo militar y la planificación estratégica polaca durante gran parte del período de la Guerra Fría. La relación entre Polonia y la Unión Soviética reveló tensiones inherentes entre los intereses nacionales polacos y los imperativos estratégicos soviéticos, especialmente durante crisis políticas como el período de Solidaridad (1980-1981), cuando Moscú consideró una intervención militar pero finalmente confió en las autoridades polacas para mantener el orden interno. Para la década de 1980, aunque Polonia seguía formalmente comprometida con las estructuras del Pacto de Varsovia, los cambios políticos internos debilitaban cada vez más la fiabilidad y disposición de las fuerzas polacas para servir a los objetivos estratégicos soviéticos, contribuyendo así a la erosión gradual de la cohesión militar de la alianza. [20] El sindicato independiente Solidaridad, surgido de las huelgas masivas de 1980, se convirtió en el principal catalizador de la transición de Polonia fuera del comunismo. A pesar de la imposición de la ley marcial en diciembre de 1981, el movimiento persistió y finalmente condujo a las negociaciones de la Mesa Redonda y a las decisivas elecciones de 1989, que produjeron un acelerado cambio sistémico. [21] La transición pacífica de Polonia inició procesos que resonaron en toda Europa del Este, contribuyendo al fin del orden establecido por la Guerra Fría. La trayectoria de Polonia después de 1989 la transformó de un ejemplo de transición a un socio euroatlántico activo. El país se incorporó a la OTAN en 1999 y a la Unión Europea en 2004, completando así su integración en las instituciones occidentales. [22] Hoy, Polonia se ha consolidado como la mayor economía de Europa Central y desempeña múltiples roles: es un actor clave en materia de seguridad frente a la influencia rusa, un socio cercano de Estados Unidos y una voz significativa en la toma de decisiones de la Unión Europea. [23] A continuación, el lector encontrará una tabla detallada con los principales acontecimientos políticos y económicos de Polonia desde 1918.


Fuente: Grok – prompt: Crear una tabla con los acontecimientos políticos y económicos más importantes de Polonia desde 1918. Visualización por gamma.app.

El papel de Polonia en la guerra de Ucrania

Como dice, supuestamente, un proverbio chino: “una imagen vale más que mil palabras”. Basta con observar un mapa de la Europa contemporánea para comprender la posición central — y por tanto estratégicamente importante — de Polonia.


Fuente: https://www.escape2poland.co.uk/poland-guide/poland-map

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, Polonia se ha consolidado como uno de los aliados más firmes de Kiev, brindando un apoyo multifacético en medio del aumento de las tensiones geopolíticas. Esta asistencia ha abarcado los ámbitos militar, humanitario, político y económico, reflejando el interés estratégico de Varsovia en contrarrestar la agresión rusa y al mismo tiempo reforzar la estabilidad regional. Para mediados de 2025, la ayuda total de Polonia a Ucrania se acercaba a 9 mil millones de dólares, equivalente a aproximadamente 4.91% de su PIB. [24] En el ámbito militar, Polonia ha entregado 47 paquetes de ayuda, posicionándose como el principal centro logístico de Europa para el suministro de defensa, con el 80% de las donaciones aliadas transitando por su territorio. El apoyo militar acumulado alcanzó los €4.5 mil millones en mayo de 2025, incluyendo más de 300 tanques T-72 y PT-91 Twardy, vehículos de combate de infantería BWP-1, sistemas de defensa aérea, drones de reconocimiento y 100 millones de cartuchos de munición. Polonia también entrenó tropas ucranianas en el uso de equipamiento de la OTAN y, en abril de 2024, ofreció repatriar a hombres ucranianos en edad de reclutamiento que residían en Polonia para reforzar las fuerzas de Kiev. Un acuerdo bilateral de seguridad firmado en julio de 2024 comprometió además a Varsovia con una cooperación continua en materia de defensa. [25] En el ámbito humanitario, los esfuerzos han sido igualmente significativos. Para 2025, Polonia albergaba a más de 1.5 millones de refugiados ucranianos, tras haber recibido a más de 7.57 millones desde el inicio de la invasión. [26] Varsovia estableció nueve centros de recepción desde el primer día y destinó €40 mil millones (1.9% del PIB) entre 2022 y 2024 para ayuda a refugiados y asistencia humanitaria, incluyendo servicios sociales, suministros médicos y programas de integración. [27] Para 2024, se estima que los refugiados ucranianos aportaron un aumento neto del 2.7% al PIB polaco, gracias a su incorporación al mercado laboral, con tasas de empleo que subieron del 61% al 69%. Sin embargo, el apoyo público ha disminuido, cayendo al 45% para las estancias a largo plazo en 2025, en medio de debates políticos sobre la extensión de beneficios. [28] En el ámbito político, Polonia condenó la invasión mediante una resolución unánime del Sejm el 24 de febrero de 2022, y ha abogado activamente por la integración de Ucrania en la Unión Europea y la OTAN, especialmente en foros como el Triángulo de Lublin. Líderes como el presidente Andrzej Duda y el primer ministro Donald Tusk han enfatizado una solidaridad “no negociable”, impulsando la imposición de sanciones y el intercambio de inteligencia. Sin embargo, en 2023 surgieron tensiones por las importaciones de granos ucranianos, lo que llevó a prohibiciones temporales y protestas en la frontera. Aun así, el diálogo se reanudó con reuniones de alto nivel en 2024. [29] En el ámbito económico, la ayuda polaca ha abarcado la participación en la reconstrucción, interconexiones energéticas y la facilitación del comercio, mientras que los refugiados han contribuido al crecimiento económico. Para septiembre de 2025, Varsovia se había unido a la “Coalición de los Dispuestos” (‘Coalition of the Willing’) para mantener compromisos de defensa sostenida, aunque el cansancio interno y las elecciones de 2025 representan desafíos para su compromiso a largo plazo. En general, el papel de Polonia ha consolidado su liderazgo regional, equilibrando el altruismo con imperativos de seguridad. [30] No obstante, la situación real en Polonia respecto a los costos y beneficios de la inmigración ucraniana no es del todo favorable. El flujo migratorio ha generado notables presiones sociales, económicas e infraestructurales. El apoyo público a la estancia prolongada de refugiados ha disminuido en medio del cansancio social y los debates políticos. Entre los principales desafíos se encuentran las tensiones sociales, la presión sobre la vivienda, la sobrecarga de los sistemas de bienestar y las barreras de integración. En casos poco frecuentes, pero particularmente dolorosos desde la perspectiva polaca, han surgido sentimientos antipolacos expresados por algunos ucranianos, principalmente en redes sociales. Estos a menudo hacen referencia al apoyo a Stepán Bandera, considerado por muchos ucranianos como el fundador del Estado ucraniano moderno, pero visto en Polonia como un símbolo de genocidio. Bandera fue un líder nacionalista ucraniano vinculado a la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN, por sus siglas en inglés) y al Ejército Insurgente Ucraniano (UPA, romanización de las siglas en ucraniano), además de un instigador clave de la masacre de Volinia (1943–1944). Durante esa masacre, las fuerzas del UPA asesinaron hasta 200,000 polacos étnicos — en su mayoría civiles, mujeres y niños — en Volinia y Galicia Oriental, como parte de una campaña de limpieza étnica. En consecuencia, aunque Bandera es considerado héroe nacional en Ucrania por resistir la ocupación soviética y nazi, en Polonia es ampliamente equiparado con los perpetradores de genocidio.

SAFE y la Autonomía Europea

Como se analiza aquí, la Unión Europea apoya “la integración de Ucrania en la cooperación europea en materia de defensa a través del fondo SAFE, lo que resalta el estatus único de Ucrania como socio de seguridad semiintegrado (SISP), a pesar de no ser miembro de la UE”. Con sus vastos recursos, Ucrania podría fortalecer a la Unión Europea y contribuir a su crecimiento económico y político, ampliando así la influencia geopolítica europea. Sin embargo, la membresía parcial o total de Ucrania en la UE, que probablemente incluiría su incorporación a la propuesta Unión Europea de Defensa (EDU, por sus siglas en inglés), extendería peligrosamente las fronteras del bloque hacia el Este, reduciendo la distancia geográfica entre la UE y Rusia. En consecuencia, Europa enfrentaría un reto estratégico mayor debido al potencial militar ruso y, sobre todo, al histórico contexto de rivalidad política y económica que los une y separa. En términos simples, una vez que Ucrania se convierta en miembro de la UE, el bloque estará expuesto a desafíos de seguridad constantes, en un grado mucho mayor que antes. Por ello, la teoría de la escalada de Herman Kahn debería ser estudiada a fondo por los responsables políticos y militares europeos, a fin de evitar que el continente vuelva a verse arrastrado a un conflicto militar que podría dañar a sus sociedades durante generaciones. [31] Curiosamente, los líderes políticos de Polonia — como el primer ministro Donald Tusk o el ministro de Relaciones Exteriores Radosław Sikorski —, respaldados por líderes de Estonia, Alemania, Francia y el Reino Unido, han adoptado posiciones arriesgadas, desafiando verbalmente el delicado statu quo. Por ejemplo, la reciente incursión de drones rusos en el espacio aéreo polaco (8-9 de septiembre de 2025) generó caos e incertidumbre, además de daños en infraestructura civil. Las autoridades polacas fueron rápidas en atribuir los daños a los drones rusos, pero posteriormente se reveló, a través de informes de los medios, que los daños habían sido causados por fuego amigo: un misil polaco impactó por error en infraestructura civil en lugar de derribar un dron enemigo. [32] De manera similar, el 15 de noviembre de 2022, durante un masivo bombardeo ruso contra infraestructura ucraniana, un misil impactó una planta de secado de granos en la aldea polaca de Przewodów (cerca de la frontera con Ucrania), causando dos muertes civiles polacas y una explosión. [33] Las reacciones iniciales de los gobiernos ucraniano y polaco insinuaron una responsabilidad rusa, pero más tarde se confirmó que se trató de un misil ucraniano que había caído accidentalmente en territorio polaco. [II] En una entrevista reciente, el expresidente de Polonia, Andrzej Duda, admitió que Ucrania había intentado usar el incidente para presionar a Polonia a entrar en la guerra contra Rusia. [34] Una vez más, Polonia se encuentra en la primera línea del borde geopolítico entre Occidente y Rusia; y, una vez más, desempeña el papel de baluarte y punta de lanza. Un papel que, durante el siglo XX, nunca le trajo dividendos, sino más bien millones de muertes, destrucción y décadas de sometimiento.

Contexto geopolítico más amplio

En un contexto geopolítico más amplio, el gobierno polaco ha dado recientemente un paso significativo al bloquear la iniciativa china “One Belt, One Road” (OBOR, por sus siglas en inglés). El cierre de la frontera con Bielorrusia detuvo todo el tráfico vial y ferroviario, incluyendo una ruta ferroviaria clave que maneja alrededor del 90% de los envíos de carga por tren entre la UE y China, parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, con un valor estimado de entre €25 y €30 mil millones anuales. Esta interrupción afectó el transporte de productos perecederos, obligó a desviar las rutas hacia corredores menos eficientes, como el Corredor Medio (a través de Kazajistán, el Mar Caspio, Azerbaiyán, Georgia y Turquía), y provocó posibles pérdidas para los inversionistas chinos. El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski, subrayó al ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, el 16 de septiembre, que la seguridad tenía prioridad sobre el comercio, rechazando la solicitud inicial de reabrir la frontera. Esta finalmente se reabrió el 25 de septiembre, permitiendo que el comercio ferroviario se reanudara gradualmente, aunque persistieron la congestión y la inestabilidad a corto plazo. [35] Inicialmente, Polonia mantenía una posición positiva hacia la OBOR, lanzada formalmente en 2013. Su participación la posicionó como una puerta de entrada clave a Europa, aprovechando su ubicación central para el desarrollo de enlaces ferroviarios, portuarios y comerciales. En junio de 2016, el presidente chino Xi Jinping visitó Polonia y se reunió con el entonces presidente Andrzej Duda y la primera ministra Beata Szydło. Durante esa visita, firmaron una declaración que elevó las relaciones bilaterales a una asociación estratégica integral, enfatizando la cooperación en comercio, inversión e infraestructura dentro del marco de la OBOR. En los años siguientes, el enfoque se centró en proyectos ferroviarios y portuarios, con Polonia posicionándose como un “centro logístico” de la Franja Económica de la Ruta de la Seda, impulsando inversiones en conectividad y transporte. [36] En junio de 2024, Xi Jinping se reunió nuevamente con Duda en Pekín para conmemorar los 75 años de relaciones diplomáticas. En esa ocasión, emitieron un Plan de Acción (2024–2027) destinado a fortalecer la asociación, incluyendo una cooperación de alta calidad dentro de la OBOR. Los acontecimientos recientes muestran que el liderazgo polaco ha reevaluado su papel en la geopolítica europea y global. Al hacerlo, parece que los líderes políticos de Polonia están jugando una partida de alto riesgo en el escenario geopolítico actual, un panorama demasiado familiar para quienes conocen la historia de la Segunda Guerra Mundial. Solo cabe esperar que esta vez el futuro no traiga consigo una guerra total en Europa.

Notas

[I] La frontera fue reabierta el 25 de septiembre a medianoche. [II] La parte ucraniana no ha emitido ningún reconocimiento oficial ni ha ofrecido compensación alguna.

Referencias

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First published in :

World & New World Journal

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Krzysztof Sliwinski

El Dr. Śliwiński Krzysztof Feliks es Profesor Asociado del Departamento de Gobierno y Estudios Internacionales de la Universidad Bautista de Hong Kong (Prof. Krzysztof SLIWINSKI) y titular de la Cátedra Jean Monnet. Obtuvo su doctorado en el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Varsovia en 2005. Desde 2008, trabaja en la Universidad Bautista de Hong Kong. Imparte conferencias regularmente sobre integración europea, seguridad internacional, relaciones internacionales y estudios globales. Sus principales intereses de investigación incluyen la política exterior y la estrategia de seguridad británicas, la política exterior y la estrategia de seguridad polacas, los estudios de seguridad y estratégicos, cuestiones de seguridad tradicionales y no tradicionales, la inteligencia artificial y las relaciones internacionales, la política europea y la Unión Europea, las teorías de la integración europea, la geopolítica y la docencia.

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