Energy & Economics
Filipinas apuesta por el gas natural para acelerar su transición hacia energías renovables

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First Published in: Jun.10,2025
Jun.23, 2025
Wilma Abanel está preocupada por la disminución en la cantidad de peces en las aguas de las que ha dependido durante mucho tiempo para ganarse la vida. El Pasaje de la Isla Verde, frente a la costa de la Isla de Luzón en Filipinas, es un punto crítico de biodiversidad. Abanel atribuye el declive en la zona al creciente número de instalaciones de gas natural licuado (GNL), que — según ella — están dañando los santuarios marinos. “Antes, cuando no existían estas plantas, nuestras capturas eran abundantes y no nos preocupaban los gastos del día a día. Tampoco teníamos problemas para mandar a nuestros hijos a la escuela”, dijo Abanel. “Pero cuando empezaron a aumentar estas plantas, enfrentamos un gran problema, porque no solo se ve afectado nuestro sustento e ingresos. Más que nada, es la destrucción del medio ambiente y el impacto en nuestra salud”, añadió. El GNL es gas natural que ha sido enfriado hasta convertirse en líquido, lo que facilita y hace más seguro su almacenamiento y transporte a largas distancias. Una vez que el GNL llega a las terminales de importación, se vuelve a calentar y se convierte nuevamente en gas. A partir de ahí, el gas se distribuye por gasoductos hacia hogares o plantas eléctricas, donde se quema para generar electricidad. A principios de enero, el presidente Ferdinand Marcos Jr. firmó la Ley de Desarrollo de la Industria del Gas Natural de Filipinas, con el objetivo de promover el gas natural del país como un combustible “seguro, eficiente y rentable” para las plantas eléctricas, y como un “contribuyente indispensable” a la seguridad energética. La nueva ley busca promover el gas natural como un combustible de “transición” hacia las energías renovables de disponibilidad variable [solar y eólica]. Con esta medida, Filipinas no solo se posiciona como un importante importador de GNL, sino que también prioriza el gas de producción local para reducir su dependencia del suministro extranjero. La senadora Pia Cayetano, autora de la ley, explicó que garantizar un suministro local más estable reduciría la vulnerabilidad del país ante las fluctuaciones de precios causadas por conflictos geopolíticos como la guerra de Rusia en Ucrania. La senadora señaló que la exploración de gas natural ha disminuido significativamente a lo largo de las décadas. En la década de 1970 se perforaron más de 150 pozos en Filipinas, pero ninguno desde 2019, indicó. Los esfuerzos de exploración de la empresa petrolera filipina PXP Energy Corp, en Reed Bank — una zona rica en recursos en el Mar de Filipinas Occidental — han estado estancados durante años debido a una disputa marítima con China, que reclama la zona como propia. Desde 2001, el yacimiento de gas de Malampaya, frente a la provincia occidental de Palawan, ha proporcionado combustible a plantas eléctricas que generan aproximadamente una quinta parte de la electricidad del país. Se espera que se agote para 2027, lo que obligará a Filipinas a buscar fuentes de energía alternativas. “Malampaya se suponía que sería el primero de muchos yacimientos productores de gas en Filipinas, pero terminó siendo el único”, dijo Cayetano en un comunicado. “El país necesita más Malampayas: apenas nos queda uno”. Sin embargo, analistas energéticos y defensores del medio ambiente argumentan que duplicar la apuesta por el gas natural podría mantener al país dependiente de los combustibles fósiles y retrasar aún más la transición hacia la energía limpia. Krishna Ariola, activista energética del Centro de Energía, Ecología y Desarrollo — un grupo de expertos filipino — afirmó: “Esta [ley] es una clara señal de que se está desviando de lo que el presidente había prometido respecto a las energías renovables en sus anteriores discursos sobre el estado de la nación. Esto parece más bien un puente hacia ningún lado”. En discursos anteriores, Marcos había dicho que el gobierno estaba promoviendo activamente las energías renovables para ayudar a Filipinas a alcanzar su meta de aumentar la participación de energía limpia en la matriz energética al 35% para 2030 y al 50% para 2040.
El papel del gas natural en el abastecimiento energético de Filipinas está “impulsando esta idea de que necesitamos reemplazar rápidamente” el gas natural producido localmente por gas natural licuado (GNL), señaló Sam Reynolds, analista de finanzas energéticas del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA, por sus siglas en inglés). Aunque la quema de gas natural emite considerablemente menos dióxido de carbono que el carbón o el petróleo, los críticos señalan que sigue siendo una fuente importante de emisiones que calientan el planeta. También puede liberar metano — un gas de efecto invernadero más de 10 veces más potente que el dióxido de carbono en un periodo de 20 años — durante su extracción, transporte y procesamiento. Depender del GNL también puede encadenar a los países a la infraestructura fósil a largo plazo, como terminales de importación y plantas de energía a gas. Para limitar el calentamiento a 1.5°C, el mundo necesita eliminar rápidamente los combustibles fósiles, incluido el GNL, y hacer una transición total hacia las energías renovables, insisten los científicos. El Pasaje de la Isla Verde, donde pesca Abanel, alberga cinco de las seis plantas de gas actualmente operativas en Filipinas, junto con dos terminales de GNL y más de una docena de proyectos propuestos. El pasaje se encuentra en el Triángulo de Coral, una región que abarca seis países del Sureste Asiático y Melanesia, y que alberga el 76% de las especies de coral conocidas en el mundo y más de 2,000 especies de peces de arrecife. Hay 19 terminales de GNL en el Triángulo de Coral. Un informe de las organizaciones sin fines de lucro estadounidenses Earth Insight y SkyTruth advirtió que la expansión de la infraestructura de gas aumenta el riesgo de daños por contaminación del agua, mayor tráfico marítimo y derrames de petróleo, todos factores que amenazan los ecosistemas marinos y los medios de vida locales. Según el informe, actualmente hay más de 100 bloques marinos de petróleo y gas en operación en el Triángulo de Coral, y más de 450 bloques adicionales están siendo explorados para futuras extracciones. Si todos los bloques existentes entraran en producción, aproximadamente el 16% de esta región biodiversa se vería directamente afectada por el desarrollo petrolero y gasífero. “Filipinas tiene el segundo mayor número de manchas de petróleo causadas por embarcaciones en tránsito en el Triángulo de Coral. Con una gran cantidad de bloques de petróleo y gas en fase de exploración, aún existe la oportunidad de cambiar de rumbo y proteger sus numerosos hábitats sensibles”, señaló el informe. Según la nueva legislación, el Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Filipinas (DENR, por sus siglas en inglés) está obligado a establecer normas nacionales para las emisiones de metano y otros contaminantes del sector del gas natural que no estén regulados por leyes existentes. El DENR también deberá establecer y supervisar el cumplimiento de los estándares ambientales para la ubicación, construcción, operación y mantenimiento, expansión, rehabilitación, cierre y abandono de las instalaciones de gas natural.
El mismo día que regresó a la Casa Blanca, Donald Trump levantó la suspensión para procesar permisos de exportación de nuevos proyectos de GNL. Sam Reynolds, del IEEFA, señaló que el impacto de esta medida en Filipinas sería mínimo, pero añadiría aún más volatilidad al mercado del GNL. “Ya lo estamos viendo con China. El GNL se convierte en objetivo de presiones comerciales y represalias, lo que genera, en general, un entorno mucho más incierto”, explicó Reynolds. “Creo que eso es algo muy importante que Filipinas debe considerar. Gran parte de su GNL proviene de Estados Unidos, pero ¿hasta qué punto Trump podría agravar aún más los desafíos que este combustible ya enfrenta?”, agregó. China es el mayor comprador mundial de GNL, mientras que Estados Unidos es el principal exportador. Sin embargo, China no ha importado GNL estadounidense desde febrero, cuando Trump anunció aranceles al país, según informa Nikkei Asia. Muchos contratos de GNL con EE. UU. están programados para entrar en vigor en los próximos años, pero buena parte de ese suministro podría no llegar a China debido a los aranceles, indicó Reynolds. Por ello, considera que China revenderá volúmenes crecientes del GNL estadounidense que está obligada a comprar. “Creo que eso podría generar un mayor empuje hacia el Sureste Asiático por parte de los comerciantes chinos”. La Corporación Nacional de Petróleo Marítimo de China (‘China National Offshore Oil Corp’), el mayor productor de petróleo y gas marino del país, ya está suministrando GNL a la empresa filipina First Gen Corporation. A medida que el mundo se calienta y Filipinas sigue enfrentando desastres climáticos devastadores; ambientalistas y defensores de la energía limpia sostienen que el gas no debería tener cabida en el futuro energético del país. Argumentan que Filipinas, una de las naciones más vulnerables al cambio climático, debe priorizar las energías renovables. El momento en que se aprobó la ley “casi puede interpretarse como un insulto para todos los que han sufrido y siguen sufriendo por los recientes desastres climáticos”, afirmó Jefferson Chua, activista de Greenpeace Filipinas, en referencia a los seis ciclones tropicales consecutivos que azotaron el país entre finales de octubre y noviembre de 2024. “El presidente debe usar su influencia significativa para revertir esta decisión y mejorar el entorno político y de infraestructura para las energías renovables. Su administración debe establecer como mandato una meta de cero emisiones netas que asegure la eliminación progresiva del carbón, el petróleo y el gas, y comience a facilitar la transición de los sistemas energéticos hacia una adopción masiva de energías renovables”, añadió. Krishna Ariola, del CEED, afirmó que la energía renovable debería ser el “plan de salida” del país para dejar atrás la dependencia de los combustibles fósiles. “Sin que el gobierno filipino aproveche nuestro enorme potencial en energías renovables, siempre estaremos atrapados en una puerta giratoria con los combustibles fósiles”, dijo. “La industria seguirá alternando entre el carbón y el gas, y probablemente, en el futuro, con otras falsas soluciones, a menos que logremos desplazarlas. A menos que permitamos que las energías renovables se conviertan en la opción dominante.” Abanel, la pescadora de Batangas, solo pudo suplicar que las infraestructuras de gas en su comunidad cesen operaciones y que el gobierno proteja el Pasaje de la Isla Verde. “La vida del Pasaje de la Isla Verde está entrelazada con nuestra supervivencia. Si se destruye, no nos quedará nada”, dijo.
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Gaea Katreena Cabico es una galardonada periodista independiente que cubre temas de cambio climático y medio ambiente desde una perspectiva de justicia social. Actualmente reside en Nueva York y cursa una maestría en periodismo científico en la Universidad de Nueva York.
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