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Defense & Security

El regreso de lo político al discurso nacional: Implicaciones para la resiliencia nacional durante la guerra

Jerusalén, Israel-noviembre de 2023

Image Source : Shutterstock

by Meir Elran , Anat Shapira

First Published in: Mar.06,2024

May.07, 2024

Han transcurrido cinco meses de guerra y parece que las divisiones políticas y sociales del 6 de octubre han vuelto al centro de la escena, reconfiguradas por cuestiones relacionadas con lo que está ocurriendo en el campo de batalla, el futuro de la guerra y el destino de los rehenes. Esto puede tener graves consecuencias para la resiliencia social y la seguridad nacional de Israel. Últimamente, las disputas políticas y la polarización han vuelto al primer plano del discurso público y mediático en Israel. Aunque se podría considerar que esta tendencia parece indicar una vuelta a un cierto tipo de normalidad, lo cual es un aspecto positivo en tiempos de guerra, también plantea retos importantes para la resiliencia de la sociedad israelí. Un discurso polarizador perjudica la solidaridad social, socava la confianza en los organismos estatales y en el proceso de toma de decisiones, y genera dudas sobre los motivos de las organizaciones de la sociedad civil. Teniendo esto en cuenta, los responsables de la toma de decisiones y los políticos de Israel deberían prestar mucha atención a la situación y evitar contribuir al discurso político tóxico y perjudicial. En primer lugar, deberían abstenerse de presentar cuestiones delicadas relacionadas con la guerra – sobre las que los desacuerdos son perfectamente legítimos – como asuntos políticos polarizados, como la cuestión de los rehenes.

En las últimas semanas, las disputas políticas y sociales en el seno de la sociedad israelí han vuelto al primer plano del discurso social y mediático en Israel. Hasta entonces, la nación había estado preocupada por la guerra, creando una imagen de unidad en torno a los objetivos de ésta. Recientemente, sin embargo, la crisis sociopolítica en el seno de la sociedad israelí – creada debido a los intentos del gobierno de avanzar en su reforma/revolución judicial/del régimen – ha vuelto a resurgir en el discurso público en torno a diversas cuestiones, incluidas las relacionadas directamente con la gestión de la guerra en Gaza. En general, estas desavenencias se manifiestan en parte en el contexto del gobierno en funciones, sus prioridades y su conducta, así como en relación con aspectos civiles de la guerra. Estas incluyen, por ejemplo, el presupuesto estatal aprobado recientemente en su primera lectura por el Knéset (la asamblea), o las enmiendas a la Ley del Servicio Militar. Esto se suma políticos intercambiando insultos personales entre sí y a las acusaciones de que el primer ministro quiere continuar la guerra por consideraciones personales y no da la máxima prioridad a la liberación de los rehenes retenidos en Gaza, ya que la mayoría no proviene de su base tradicional de partidarios. Al mismo tiempo, las discrepancias políticas se han acentuado en cuanto al equilibrio entre el objetivo de derrocar a Hamás mediante “una victoria militar absoluta” y los esfuerzos por liberar a los rehenes. Incluso la campaña pública emprendida por las familias de los rehenes contra el gobierno se ha agudizado y podría asumir un tono político, en parte debido a las disputas entre las familias que se están presentando como políticas. La escalada del discurso político en las redes sociales incluye acusaciones de una campaña destinada a desacreditar a las familias de los rehenes, como reveló un reporte de la organización ‘Fake Reporter’, que afirmaba que los influencers de las redes sociales que apoyan al primer ministro han intentado presentar la campaña de las familias de los rehenes como ilegítima e inauténtica. Del mismo modo, la cuestión de la ayuda humanitaria a los residentes de la Franja de Gaza también ha dado lugar a manifestaciones en los pasos fronterizos, algunas de las cuales han sido violentas y han requerido la intervención de la policía. También se ha producido un importante debate político sobre “el día después” de la guerra. Esto incluye la propuesta de la extrema derecha de reasentar Gaza y los debates sobre la viabilidad de incorporar facciones palestinas a cualquier acuerdo futuro relacionado con la gobernabilidad y la gestión civil de Gaza. La investigación y las encuestas han sugerido que estos desacuerdos suelen coincidir con las posiciones políticas que estas personas tenían antes de la guerra. Durante las primeras semanas de la guerra, cualquier discurso político extremista se consideró inapropiado, y se hizo hincapié en fomentar la unidad nacional (“Juntos venceremos”). Incluso se criticó a quienes realizaban encuestas políticas, aunque desde entonces los sondeos han vuelto a ser rutinarios. El recrudecimiento de las desavenencias políticas se refleja en la reanudación y extensión de las protestas públicas – en ambos lados de la división política y en diversos temas. Se han reanudado las manifestaciones pidiendo la renuncia del primer ministro, y muchas organizaciones – como la Fuerza Kaplan y Hermanos de Armas – han anunciado su intención de intensificar sus protestas. En este contexto, el 56% de los encuestados en la última encuesta, realizada por el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional el 4 de febrero, se declararon preocupados por el estado de la sociedad israelí al día siguiente de la guerra [1]. El resurgimiento del discurso político y de las protestas en la sociedad israelí podría considerarse un signo positivo de recuperación de la parálisis provocada por el trauma colectivo de los acontecimientos del 7 de octubre. La literatura de investigación reconoce el fenómeno de “reunirse en torno a la bandera”; cuando una crisis amenaza los valores fundamentales de una sociedad determinada, el público unirá sus fuerzas y apoyará incondicionalmente las decisiones de los dirigentes políticos sobre cómo resolver dicha crisis. Inmediatamente después del 7 de octubre, la sociedad israelí se unificó en apoyo de los objetivos de la guerra y de las IDF, dejando de lado las divisiones y desacuerdos preexistentes desde antes del ataque de Hamás. Esta unidad, que aún se mantiene en gran medida, se refleja en los principales medios de comunicación. Además, al principio de la guerra, las organizaciones de la sociedad civil – incluidas las anteriormente identificadas como políticas – se unieron en esfuerzos voluntarios y, lo que es más importante, acordaron dejar de lado los discursos políticos divisivos. A medida que la guerra se transforma en un conflicto de baja intensidad, que podría durar muchos meses, la sociedad israelí parece estar adaptándose a una “rutina de guerra”. Este cambio ha provocado una menor necesidad de unidad, lo que ha devuelto las divisiones sociopolíticas al primer plano del discurso con un renovado vigor. La reaparición de disputas políticas supone un reto para la resiliencia de la sociedad israelí y su capacidad para soportar una prolongada y extenuante guerra. La polarización podría obstaculizar la recuperación de Israel de la crisis a varios niveles. El discurso polarizador erosiona la solidaridad social, un componente crucial de la resiliencia social; la solidaridad permite a una sociedad unirse y trabajar conjuntamente, incluso mediante una amplia participación cívica, para reconstruir las ruinas – tanto metafóricas como literales. La polarización también afecta a la autopercepción de la sociedad y los niveles de esperanza y optimismo, que son vitales para la resiliencia social. El retorno del discurso polarizador – especialmente si se vuelve violento – debilita la solidaridad social, ya que pone el énfasis en lo que divide y distingue a los distintos sectores de la sociedad, debilita la confianza en las instituciones del Estados y amenaza la necesaria cooperación cívica. Una ilustración del impacto negativo de la renovada polarización es evidente en la encuesta del INSS del 4 de febrero (véase la figura 1), que mostró un descenso del sentido de solidaridad de Israel y, por lo tanto, la resiliencia social por primera vez desde que comenzó la guerra. Sigue siendo cierto que, en la mayoría de los índices de resiliencia, las tendencias positivas se mantienen y son relativamente estables. No obstante, los datos señalan un cambio preocupante en el sentimiento de los ciudadanos, con la reanudación de un discurso público tóxico que ya está causando daño.


 

Para que una sociedad se recupere con éxito de una crisis profunda y grave, es esencial la confianza en el proceso de toma de decisiones y en los dirigentes del país, en parte para garantizar que el público coopere con la implementación de las decisiones y para reforzar la sensación general de seguridad. La reanudación del discurso político divisivo mancha con un tinte político, muchas de las decisiones que se están tomando en la actualidad, tanto en asuntos cívicos como militares. Por ejemplo, en la encuesta realizada el 4 de febrero, el 56% de los encuestados afirmaron estar en desacuerdo con la afirmación de que las decisiones de los dirigentes políticos sobre el tema de los rehenes estaban basadas en consideraciones relevantes en lugar de consideraciones políticas. En la misma encuesta, el 64% de los encuestados se mostró en desacuerdo con la afirmación de que las decisiones tomadas por los dirigentes políticos en relación con la guerra se basaban únicamente en consideraciones militares y no políticas (véase la figura 2). Este es un aumento significativo en comparación con los resultados de la encuesta anterior, realizada el 31 de diciembre, en la que se planteaban las mismas preguntas. Estos porcentajes, que reflejan la falta de confianza de los ciudadanos en las decisiones del gobierno, deben considerarse junto con el bajo nivel de confianza que los ciudadanos expresaron, en la encuesta del 4 de febrero, en el propio Gobierno (24%) y en el primer ministro (30%). Otra prueba del impacto negativo de la politización del discurso se encuentra en las encuestas realizadas por Kimchi, que muestras que los encuestados que apoyan al gobierno perciben una mayor resiliencia en todos los parámetros: nacional, comunitario y personal. Una explicación de este fenómeno es que los partidarios del Gobierno confían más en sus decisiones [2].


 

Cabe señalar que, si bien al principio de la guerra las organizaciones de la sociedad civil, incluidos los grupos que participaron activamente en las protestas sociales, desempeñaron un papel fundamental para garantizar que la economía y la sociedad israelíes siguieran funcionando, la reanudación de su participación política dificultará su función como capital social de conexión, lo cual es esencial para superar la crisis interna, especialmente ante la debilidad del gobierno. Cuanto más se empañen sus actividades con tintes políticos tóxicos, más se verá socavada la capacidad de estas organizaciones para ayudar en cualquier aspecto del esfuerzo bélico israelí; a su vez, debilitará la resiliencia social. En conclusión, la reanudación del discurso político y de la polarización podría perjudicar significativamente la capacidad de la sociedad israelí para desarrollar la resiliencia social necesaria para recuperarse de esta grave crisis. Para limitar estos efectos negativos, los responsables políticos israelíes deberían evitar en la medida de los posible el discurso político tóxico y ahondar en las fisuras y la polarización que existen en la sociedad israelí en general, y especialmente en lo que respecta a la guerra.

[1] Las encuestas se basaron en una muestra representativa de la población judía adulta de Israel e incluyeron a 500 encuestados. Las encuestas se realizaron entre el 12 de octubre y el 4 de febrero, fueron dirigidas por la Oficina de Análisis de Datos del INSS. El trabajo de campo corrió a cargo del Instituto Rafi Smith y se basó en cuestionarios por internet. El error de muestreo máximo para cada muestra es de ±4% con un nivel de confianza del 95%. [2] Shaul Kimchi and others, “Research Report: The Connections Between Public Resilience, Coping Indices, and Support for the Government, Three Months After the Outbreak of the War,” [Unpublished].

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INSS

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Meir Elran

El general (retirado) Dr. Meir Elran es investigador principal y director del grupo de investigación nacional del INSS, que incluye programas de investigación para la seguridad nacional y la resiliencia, los ciudadanos árabes en Israel, la sociedad militar y la economía israelí y la seguridad nacional. El general (retirado) Elran sirvió en las FDI como oficial de carrera durante 24 años en altos cargos de mando y estado mayor, principalmente en la Dirección de Inteligencia Militar. Su último cargo fue el de subdirector de Inteligencia Militar (1987-1989). Meir Elran participó activamente en las conversaciones de paz con Egipto y fue miembro activo de la delegación militar en las conversaciones de paz con el Reino Hachemita de Jordania. Tras su retiro del ejército, Elran se desempeñó como jefe de gabinete de la municipalidad de Tel Aviv y luego como consultor senior de planificación estratégica para oficinas gubernamentales, incluido el Ministerio de Defensa, Educación, Seguridad Interna y el Consejo de Seguridad Nacional. Las principales áreas de investigación académica de Elran son la seguridad nacional, la gestión de desastres y la resiliencia social frente al terrorismo prolongado. El Dr. Elran ha publicado numerosos artículos sobre estos temas y ha editado varios memorandos y volúmenes, entre ellos: The Second Lebanon War: Strategic Perspectives (con Shlomo Brom, publicado por Yediot Ahronot e INSS en 2007); Societal Resilience (con Alexander McLellan, publicado en 2012 por el Instituto de Análisis y Seguridad Nacional de Estados Unidos); y La estrategia de las FDI en la perspectiva de la seguridad nacional (con Siboni y Michael, publicado en 2016 por el INSS). Elran tiene una licenciatura de la Universidad Hebrea de Jerusalén en Ciencias Políticas y Estudios de Oriente Medio (1965), una maestría de la Universidad de Indiana en Relaciones Internacionales y Estudios Rusos (1970) y un doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de Haifa (2017). El Dr. Elran también enseña en la Universidad de Chicago en el Comité de Relaciones Internacionales (CIR).

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Anat Shapira

 

Anat Shapira es investigadora asociada de Neubauer en el Programa de Terrorismo y Conflictos de Baja Intensidad del INSS y candidata a doctorado en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Tel Aviv. Su tesis se centra en los fundamentos morales de la ética de la guerra. En el curso de su trabajo, Anat examina el efecto que tiene la adopción de diferentes enfoques normativos en preguntas como "¿cuándo es justo ir a la guerra?" y "¿Cuál es el medio para usarlo durante una guerra?". En su trabajo en el INSS se centra en estas cuestiones en relación con el terrorismo y en la interacción entre estas cuestiones y la guerra cognitiva librada por las organizaciones terroristas. Anat terminó su licenciatura en Filosofía y el programa de honores Magna Cum Laude de la Universidad de Haifa, y procedió a realizar su maestría en Filosofía en la misma universidad. También es profesora de filosofía y retórica, oratoria y persuasión en la academia israelí junto con el sector público y privado. En el pasado, ganó muchos concursos de debate en Israel y en el extranjero y fue designada dos veces como mejor oradora (ESL) en el Campeonato Europeo de Debate Universitario y una vez como mejor oradora en el Campeonato Mundial de Debate Universitario.

 

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