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Defense & Security

Irán ha tomado represalias contra Israel por el asesinato de varios generales de la Fuerza Quds

Teherán, Enghelab, Irán - 29 de abril de 2022: Marcha del día de Al Quds contra Israel en Irán

Image Source : Shutterstock

by Michael Young

First Published in: Apr.14,2024

May.20, 2024

Análisis puntuales de los expertos de Carnegie sobre los acontecimientos relacionados con Oriente Medio y el Norte de África.

¿Qué ocurrió?

En la noche del 13 al 14 de abril, Irán tomó represalias por el asesinato de Israel de altos mandos de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés) de la Fuerza Quds, incluido el General de Brigada Mohammed Zahedi, comandante para Siria y Líbano, el General Hossein Aminullah, jefe de personal para Siria y Líbano, y el Mayor General Mohammed Hadi Haj Rahimi, comandante para Palestina. Los iraníes dispararon alrededor de 200 misiles, misiles de crucero y drones contra Israel, pero los militares israelíes afirmaron que la mayoría fueron derribados y que la destrucción fue mínima. La represalia iraní era de esperarse, y funcionarios estadounidenses incluso predijeron a los medios de comunicación la hora exacta del ataque previsto. La considerable publicidad previa al suceso, las garantías iraníes de que la respuesta trataría de evitar un conflicto regional y el hecho de que Irán supiera que Israel y Estados Unidos podrían vigilar los lanzamientos de misiles y drones desde el principio y derribar un gran número de ellos, siguiere que los iraníes podrían haber buscado más un impacto psicológico que causar una gran cantidad de muerte y destrucción. En este sentido, pocas imágenes fueron más poderosas desde la perspectiva iraní que la de los misiles sobrevolando la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. Esto simbolizaba las mejores ambiciones iraníes de liberar uno de los lugares más sagrados del islam del control israelí, al tiempo que personificaba las vulnerabilidades de Israel frente al Eje de la Resistencia liderado por Irán.

¿Por qué es importante?

Israel ha asumido durante mucho tiempo que su seguridad sólo puede garantizarse asegurando que el equilibrio de poder militar con sus enemigos se incline fuertemente a su favor. Esto se remonta a la noción del “muro de hierro”, enunciada por primera vez por el pensador sionista revisionista Zeev Jabotinsky, quien argumentó en un ensayo de 1923 que la colonización judía de Palestina tenía que llevarse a cabo detrás de un “muro de hierro” de superioridad militar sionista. La única manera de que los árabes acepten la presencia judía en Palestina, “es el muro de hierro, es decir, un poder fuerte en Palestina que no sea susceptible a ninguna presión árabe. En otras palabras, la única manera de llegar a un acuerdo en el futuro es abandonar toda idea de buscar un acuerdo en el presente”, escribió. Hoy, Israel ha ampliado ese principio para abarcar toda la región. Aunque Jabotinsky era enemigo de los sionistas laboristas que acabaron dominando la vida política israelí durante décadas, su idea de un “muro de hierro” ha sido adoptada por los dirigentes y militares de Israel durante algún tiempo. Por eso la respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre en Gaza ha sido tan feroz. Es también el razonamiento que subyace a la llamada “Doctrina Dahiya”, articulada en particular por un general israelí, Gazi Eisenkot, actualmente un ministro del gobierno. La doctrina, que surgió por primera vez durante la guerra de 2006 entre Israel y Hezbolá en Líbano, sostiene que Israel llevará a cabo una destrucción desproporcionada de la infraestructura civil y militar de sus enemigo para disuadirlos de atacar a Israel. Sin embargo, cuando Israel bombardeó el complejo diplomático iraní en Damasco el 1 de abril, cruzó una línea roja iraní. Mientras que los iraníes habían aceptado más o menos el asesinato sistemático asesinato israelí de figuras de la IRGC a lo largo de los años en Siria, junto con miembros de Hezbolá, esto podría justificarse por el hecho de que Irán estaba estableciendo con éxito una infraestructura militar en el sur de Siria con la que bombardear Israel y el Golán ocupado. No tenía sentido poner en peligro ese esfuerzo al entrar en una conflagración mayor con los israelíes, y tal vez incluso con Estados Unidos. El ataque al complejo de la embajada fue un asunto diferente. No sólo afirmó la voluntad de Israel de ignorar la protección diplomática (aunque los partidarios de Israel argumentaron que el edificio donde murieron figuras del IRCG no era, técnicamente, una instalación diplomática), sino que tuvo lugar en un contexto más amplio desde el 7 de octubre en el que Israel ha intentado alterar las reglas de enfrentamiento en Siria y Líbano en su beneficio, estrechando el margen de maniobra de Irán y Hezbolá. En otras palabras, llegó al corazón de la rivalidad entre Israel e Irán por la hegemonía regional, y era obvio que Irán no permitiría que esto sucediera. Y lo que es más preocupante, el atentado contra el complejo de la embajada también podría haber sido un esfuerzo del Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, para arrastrar a Estados Unidos a un conflicto con Irán. Debilitar decisivamente a los iraníes y su programa nuclear son prioridades israelíes, pero Israel necesita de la participación de Estados Unidos en cualquier campaña de bombardeos contra la República Islámica para que esto tenga éxito, con la esperanza añadida de que el liderazgo de Irán pueda ser derrocado. Washington lo ha evitado en repetidas ocasiones. Según NBC News, el presidente Joe Biden expresó su preocupación por la intención de Netanyahu de provocar una guerra más amplía y se apresuró a limitar las opciones de Israel.

¿Cuáles son las implicaciones para el futuro?

Para el futuro inmediato, el titular principal de la mañana del 14 de abril fue la conversación de Biden con Netanyahu, en la que dejó dos cosas claras: en primer lugar, que Irán no había conseguido hacer mucho daño, por lo que Israel debía considerarlo un éxito. “Has ganado. Toma la victoria”, habría dicho Biden. Y segundo, ante el fracaso iraní, Estados Unidos no veía la necesidad de escalar aún más la situación y provocar un conflicto en toda la región. Por lo tanto, si Israel decidía devolver el golpe a Irán, la administración de Biden no participaría en ninguna operación de ese tipo. Aún no está claro cómo reaccionará Israel. El Ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, dijo que las tensiones con Irán “no habían terminado”, después de que Netanyahu declarara, en la noche del 13 de abril, que “quien nos haga daño, nosotros se lo haremos a él. Nos defenderemos de cualquier amenaza y lo haremos con firmeza y determinación”. Es concebible que Netanyahu opte por responder por su cuenta, pero si el objetivo es restablecer una disuasión equitativa, el primer ministro no puede permitirse que esa respuesta sea insuficiente. Todo parece indicar que Irán conserva una amplía gama de medios para dañar a Israel y desgastarlo a través de mil pequeñas heridas. Además, las fuerzas de Netanyahu siguen luchando en Gaza, por lo que una escalada del conflicto a nivel regional solo complicaría aún más la ardua batalla contra Hamás. En términos más generales, por primera vez en su historia, Israel parece peligrosamente expuesto. Puede que el país no se enfrente a una amenaza existencial, pero está cosechando los frutos de una política cínica basada en gran medida en ignorar los derechos palestinos y árabes, al tiempo que bloquea todas las vías que podrían obligar a Israel a ceder las tierras ocupadas. Los iraníes se han aprovechado bien de ello, y aunque sus últimos ataques no causaron grandes estragos, los ataques posteriores, sobre todo los que tienen menos señalización previa, pueden ser mucho más sangrientos. Por sí solo, esto es suficiente para que Irán diga que ha restablecido un equilibrio disuasorio, aunque queda por ver si nuevos ataques contra funcionarios iraníes en Siria provocarán una represalia similar desde territorio iraní. Esta percepción de impotencia es lo que molesta a los dirigentes israelíes. Israel ha proyectado durante mucho tiempo una imagen de fortaleza. Los iraníes han conseguido arañar esa imagen. Es difícil ver como Netanyahu pueda aceptar la sugerencia de Biden de que “toma la victoria”, cuando todo lo relacionado con el asalto iraní sugiere algo menos que eso.

First published in :

Diwan, a blog from the Carnegie Endowment for International Peace’s Middle East Program and the Malcolm H. Kerr Carnegie Middle East Center / Lebanon

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Michael Young

Michael Young es editor de Diwan y editor senior del Centro de Oriente Medio Malcolm H. Kerr Carnegie.

 

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