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Con el presidente indonesio Joko (Jokowi) Widodo acercándose rápidamente al final de su mandato de 10 años y el resultado electoral de febrero, ya oficial, es hora de considerar cómo el presidente entrante Prabowo Subianto dará forma a los asuntos estratégicos y de defensa del país. Aunque es poco probable que cambien las perspectivas estratégicas generales del país, hay algunos cambios que el nuevo presidente y el nuevo ministro de Defensa podrían – y deberían – hacer. En primer lugar, como actual ministro de Defensa, Prabowo seguirá supervisando el tan necesario programa de modernización militar, cuyo objetivo es reforzar las defensas marítimas del país modernizando la marina y la fuerza aérea. Ha sido la prioridad de Prabowo y fue una de sus promesas electorales. Pero hay una falta de coherencia en el planteamiento de Prabowo que resulta problemática. El programa, que promete cazas, submarinos y embarcaciones de vigilancia, en 2023 sólo había cumplido el 51% de sus objetivos para la fuerza aérea, y el 60% y el 76% para el ejército y la marina, respectivamente. Su frenesí de viajes como ministro de defensa desde 2019 resultó con la firma de contratos para adquisiciones de Estados Unidos, Francia, Turquía, Corea del Sur y Gran Bretaña, así como en vínculo de defensa más profundos en general. Sin embargo, como lo demuestra el desafortunado intento de adquirir cazas Mirage 2000 de segunda mano de Qatar, no está claro si estas compras a múltiples proveedores fortalecerán aún más la postura de defensa de Indonesia o la fragmentarán. Además, sigue habiendo dudas sobre si estas grandes partidas son apropiadas para las necesidades del servicio o simplemente ofrecen oportunidades para seccionar partes del presupuesto nacional. El nuevo gobierno de Prabowo debe abordar también la inevitable tensión entre la necesidad de invertir en defensa marítima y la primacía que sigue teniendo el ejército. De los retos actuales de Indonesia en materia de seguridad, varios son terrestres y urgentes: el ejército sigue dependiendo en gran medida de la ayuda en caso de catástrofes y de la seguridad alimentaria, y tiene la tarea de mantener una presencia territorial extensa. El ejército debe equilibrar la disuasión de posibles amenazas de un adversario más grande y atender las emergencias internas a las que se enfrentan 280 millones de ciudadanos en tierra firme. Una disuasión efectiva en la región es crítica, dada la intimidación descarada de China hacia los aliados de Indonesia, como Filipinas, en el Mar de China Meridional. Estos esfuerzos se verían considerablemente favorecidos por la publicación de un nuevo libro blanco o actualización estratégica en materia de defensa. El último documento de este tipo, el libro blanco de 2015, fue publicado hace casi una década. Una actualización cambiaría el pensamiento estratégico de Indonesia alejándolo de amenazas como el comunismo y la defensa total del pueblo, y ayudaría a articular las propias ideas de disuasión de la nación. Un nuevo documento estratégico también permitiría a Indonesia, como mayor estado del Sureste Asiático y actor clave del Indo-Pacífico, liderar a sus vecinos regionales con el ejemplo. Esto es fundamental dado el panorama de seguridad contemporáneo, marcado por guerras que amenazan la seguridad alimentaria, la agudización de la competencia estratégica entre Estados Unidos y China, las tensiones en el Mar de China Meridional y las presiones del cambio climático. Por último, este documento ayudaría a delinear una nueva fase de modernización militar y detallaría la respuesta del gobierno a las amenazas de la zona gris, especialmente en el ámbito cibernético. También debería proporcionar transparencia sobre cómo se gastaría el presupuesto nacional. Y, sin embargo, es poco probable que pronto veamos cambios en el pensamiento estratégico predominante. A diferencia de su predecesor, Jokowi, Prabowo tiene un interés personal en el portafolio de defensa y nombrará a sus leales en puestos de defensa y seguridad para proteger su legado. Una propuesta no oficial del gabinete difundida en las redes sociales poco después de las elecciones presentaba al retirado Teniente General Sjafrie Sjamsoeddin, confidente de Prabowo y compañero en las fuerzas especiales (Kopassus) como ministro de defensa, y al retirado Teniente General Muhammad Herindra, también del Kopassus, permaneciendo como viceministro de defensa. Eso probablemente sea bastante cercano a lo que sucederá. Prabowo y su círculo de ex miembros del Kopassus mantienen una visión realista del mundo que iguala a lo correcto. Prabowo incluso ha escrito un libro sobre cómo el ejército indonesio debe proteger asiduamente la riqueza de recursos naturales del país frente a actores extranjeros. Su segundo al mando, Herindra, dijo en una entrevista el año pasado que “el mundo es anárquico, caótico. Si somos débiles, seremos devorados. No se trata de que Indonesia no tenga una proyección de poder; sólo queremos defender la soberanía de nuestra nación”. En cuanto a otros cargos clave, como los jefes militares y de la policía, Prabowo heredará a personas nombradas por Jokowi, quienes cumplirán su mandato durante los primeros años. Se les considera leales a los intereses de Jokowi, pero a menudo también tienen vínculos con Prabowo. Por ejemplo, mientras el actual jefe del Estado Mayor del Ejército, el General Maruli Simanjuntak, es yerno del principal ministro y asesor de Jokowi, Luhut Binsar Panjaitan. Se dice que Luhut mantiene buenas relaciones con Prabowo debido a su pasado compartido en Kopassus. Para socios como Australia, Prabowo, como ministro de Defensa, ha contribuido a garantizar que Indonesia sea un buen vecino. Bajo su mandato, se ha intensificado la cooperación en materia de defensa, y por primera vez se han graduado cadetes militares indonesios en el Real Colegio Militar Australiano de Duntroon. Prabowo también ha mantenido buenas relaciones con el principal aliado de Australia, Estados Unidos, reuniéndose varias veces con el Secretario de Defensa Lloyd Austin, y supervisando el regreso de cadetes indonesios a las academias militares estadounidenses. Pero el ejército indonesio necesita inversión y apoyo para desarrollar la planificación basada en escenarios y operaciones conjuntas. Estas son áreas a las que Australia, Estados Unidos y otros aliados pueden realizar valiosas aportaciones a largo plazo. Como presidente, Prabowo querrá que Indonesia siga siendo un buen vecino de Australia y, a pesar de los acontecimientos imprevistos que provoquen el rechazo de la opinión pública australiana o inciten los sentimientos nacionalistas de Prabowo, debería tener todas las posibilidades de éxito. Para lograr la estabilidad regional en el entorno estratégico actual, todo el mundo necesita buenos vecinos.