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Introducción

Las grandes potencias configuran su política exterior con una visión global, posicionando cada región en función de las estrategias de sus oponentes en dichas regiones. Rusia ha reconocido la necesidad de desarrollar su estrategia en el Medio Oriente para contrarrestar los esfuerzos occidentales de desintegrar aún más a la Federación Rusa tras la caída de la Unión Soviética, particularmente al fomentar inclinaciones separatistas dentro de ella. Esto es crucial para Rusia, que incluye 22 repúblicas y 89 entidades federales, con minorías que constituyen el 19% de su población. Rusia reconoció esta tendencia a través de los siguientes indicadores: 1. El llamado de Estados Unidos en la Conferencia del Consejo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Praga en 2003 para expandir el trabajo de la OTAN hacia el este y el sur, es decir, en un área que se extiende desde el Magreb hasta Asia Central. 2. La intervención de la OTAN en Libia en 2011, una implementación práctica de la expansión de la OTAN. 3. En 2021, el ejército israelí fue trasladado del Mando Europeo de Estados Unidos (EUCOM) al Mando Central (CENTCOM), cuya área de trabajo abarca la zona de expansión de la OTAN.

La estrategia rusa en el Medio Oriente

El "núcleo" de la estrategia de Rusia en el Medio Oriente es la seguridad y la defensa, lo cual se evidencia en sus intervenciones extranjeras en regiones donde la OTAN compite, incluyendo Georgia, Crimea, Siria, Libia, Bielorrusia, Ucrania y el Sahel, como se afirmó en las discusiones de la Organización de Cooperación de Shanghái. Este enfoque es resaltado por el hecho de que entre el 40 y el 50% de las ventas militares de Rusia están dirigidas a dicha región, junto con esfuerzos para establecer bases militares en Siria, Libia y Sudán. Además, el desarrollo del triángulo estratégico ruso-chino-iraní, consolidado en 2019 con maniobras navales conjuntas, se ha intensificado tras la guerra en Ucrania.

El marco estratégico ruso en relación con la Operación Tormenta de al-Aqsa

Lo anterior describe el enfoque estratégico de Rusia hacia la Operación Tormenta de al-Aqsa y la guerra israelí en la Franja de Gaza (FG) de la siguiente manera: 1. Rusia percibe a Irán desde dos perspectivas: como su aliado más fuerte en la región y como la figura central en el eje de la resistencia. La Operación Tormenta de al-Aqsa ha puesto a prueba la relación ruso-iraní en cuanto a su consistencia. La reacción rusa a los ataques israelíes en Siria sigue siendo insuficiente. Sin embargo, esto subraya cómo las políticas israelíes están ampliando la brecha en las relaciones ruso-israelíes y gradualmente empujando a Rusia a alinearse con el eje de la resistencia, especialmente dado el apoyo de Israel hacia el bloque occidental en el conflicto de Ucrania. 2. Rusia ha temido que la guerra en la Franja de Gaza pueda afectar su estabilidad social por las siguientes razones: a. Disturbios estallaron en Daguestán, una región de mayoría musulmana, tras la llegada de inmigrantes judíos de Israel poco después de la Operación Tormenta de al-Aqsa. b. Muchos de los judíos que inmigraron a Israel desde la Unión Soviética provienen de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Rusia está preocupada de que las diferencias entre estos países puedan desestabilizar su situación interna. 3. Rusia aprovechó el descontento social en Occidente, en las calles, en las universidades y dentro de las instituciones para resaltar la doble moral al comparar las actitudes occidentales hacia Israel y Rusia. La Operación Tormenta de al-Aqsa desvió la atención de las acciones de Rusia en Ucrania. 4. La Operación Tormenta de al-Aqsa redirigió parte de la ayuda de Estados Unidos y Occidente de Ucrania hacia Israel, aliviando la presión sobre Rusia. 5. La postura israelí alineada con Ucrania llevó a Rusia a buscar vínculos más estrechos con Hamás. Rusia utilizó este enfoque para fortalecer su posición en los países musulmanes y en el mundo en desarrollo, cerrando brechas con las facciones islámicas en relación con su intervención en Siria en 2015. Esto se enfatizó con la acogida de una delegación de Hamás en Rusia el 26/10/2023, lo que resultó en la liberación de 3 de los 6 rehenes rusos, y otra delegación el 24/6/2024. 6. El conflicto en Ucrania obligó a Israel a adoptar una postura firme, condenando públicamente las acciones militares de Rusia en Ucrania, lo que posteriormente debilitó la disposición de Rusia a mejorar sus relaciones con Israel después de la Operación Tormenta de al-Aqsa. 7. Si la guerra en Ucrania ha unificado las posiciones occidentales contra Rusia, la Operación Tormenta de al-Aqsa ha creado disparidades que Rusia está intentando explotar, particularmente tras la postura de varios países europeos, encabezados por España, sobre el reconocimiento de Palestina. 8. El sentimiento público en Rusia hacia la Operación Tormenta de al-Aqsa y sus secuelas se refleja en los hallazgos de una encuesta realizada por el Centro Levada del 25/10/2023: • El 88% de los rusos están al tanto de la nueva escalada del conflicto palestino-israelí, en comparación con una encuesta sobre los eventos en Ucrania, en la cual el 86% afirmó que sigue los eventos de cerca. • El 66% no está dispuesto a apoyar a ninguna de las partes en el conflicto. • El 21% simpatiza más con los palestinos, mientras que el 6% simpatiza con Israel. • Los adultos mayores rusos tienen casi cuatro veces más probabilidades que los jóvenes de expresar simpatía hacia Palestina, un contraste con el sentimiento predominante en Occidente. • Solo el 46% de los musulmanes rusos simpatizan con Palestina, reflejando el sentimiento en los países de Asia Central. • Los encuestados señalaron que la principal responsabilidad de lo que está sucediendo recae en los Estados Unidos y los países de la OTAN (45%), mientras que el 12% atribuye la responsabilidad a Israel, y el 8% de los encuestados culpa a Hamás o al lado palestino. La diplomacia rusa se alinea estrechamente con el Eje de la Resistencia en las votaciones de la ONU sobre resoluciones internacionales. Sin embargo, en lo que respecta a las decisiones de la Corte Penal Internacional (CPI), que emitió fallos contra Putin similares a los emitidos contra el primer ministro y el ministro de defensa israelíes, Rusia no acata los fallos de la CPI, ya que no es parte del Estatuto de Roma que estableció la corte. En cuanto a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y el caso de genocidio que involucra a Israel, Rusia apoya el reconocimiento por parte de la corte del principio de genocidio palestino, enfatizando la urgencia de detener la violencia.

Las actitudes generales de Rusia hacia la Operación Tormenta de al-Aqsa

La postura general de Rusia sobre la Operación Tormenta de al-Aqsa y la guerra israelí en la Franja de Gaza (FG) se puede resumir de la siguiente manera: 1. Respaldar una resolución de dos Estados con un Estado palestino con las fronteras de 1967, incluyendo Jerusalén del Este como su capital, con plena membresía en la ONU para este Estado palestino; tratar a Cisjordania (CJ) y la Franja de Gaza como un territorio unificado; pedir el cese de los asentamientos israelíes y el desplazamiento de palestinos; y apoyar la tutela hachemita sobre los sitios sagrados. 2. Optar por no mediar entre los grupos de resistencia e Israel, delegando este papel a Estados Unidos, Catar y Egipto. No obstante, las declaraciones rusas han reiterado el llamado a un alto al fuego duradero en la Franja de Gaza y a la liberación urgente de los cautivos, sin condiciones. Esta postura fue subrayada en la declaración de abril de 2024 del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Rusia también ha criticado implícitamente las actividades de Ansar Allah en el Mar Rojo y el Mar Arábigo, citando su impacto en la libertad de navegación marítima internacional. Además, Rusia no ha podido detener los continuos ataques aéreos de Israel en objetivos sirios. 3. Invitar a delegaciones de la resistencia para consultar o asistir a los palestinos en la resolución de sus problemas políticos internos, lo que es visto por Israel como un reconocimiento ruso de la legitimidad de todas las fuerzas de resistencia. 4. Mejorar la percepción de Rusia en la opinión pública árabe, particularmente dentro de los grupos opositores de la participación de Rusia en Siria desde 2015. 5. Destacar la doble moral en el sistema de valores occidental, especialmente en cómo se posicionan y comparan la Franja de Gaza y Ucrania. 6. La relativamente avanzada postura política de Rusia contrasta fuertemente con su limitada asistencia financiera a Palestina. 7. Entre 2018 y 2023, Rusia vio un aumento del 58.3% en las exportaciones a Israel y un aumento del 27.4% en las importaciones. Sin embargo, la crisis en Ucrania y los eventos posteriores han ralentizado este crecimiento.