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Diplomacy

Retorno de Donald Trump: ¿continuidad o cambio con la RPDC?

PARÍS, FRANCIA - 13 DE JUNIO DE 2018: Mujer leyendo el periódico The Daily Telegrpah en la oficina que muestra en la portada al presidente estadounidense Donald Trump reuniéndose con el líder norcoreano Kim Jong-un en Singapur

Image Source : Shutterstock

by Jesús Aise Sotolongo

First Published in: Nov.19,2024

Dec.16, 2024

Sucesivas administraciones estadounidenses, salvo exiguos momentos de relativo sosiego, han perseverado en exigir a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) el abandono de su programa nuclear y más que eso, han hecho ingentes maniobras para desestabilizar su sistema político y económico. Entre tanto, los consecutivos líderes de la RPDC han persistido en el progreso de sus capacidades defensivas hasta alcanzar su disuasivo predilecto: las armas nucleares y sus portadores, garantía de supervivencia. Esa persistente circunstancia, tuvo un momento inaudito cuando, en su anterior presidencia, Donald Trump hizo un sorprendente giro en la política estadounidense hacia la RPDC, desatándose, aunque fuese temporalmente y sin los resultados esperados, el “nudo gordiano coreano” y se efectuaron sucesivas cumbres en 2018 y 2019 (Singapur, Hanói y Panmunjom) con Kim Jong Un, líder de un Estado que en su devenir ha mantenido relaciones agudamente de confrontación con los Estados Unidos. El mundo fue testigo del tránsito desde los intercambios de insultos y amenazas – Trump llamando a Kim “pequeño hombre cohete” y Kim refiriéndose a Trump como “viejo senil” – y llegar a amenazar a este último con “fuego y furia” si el líder norcoreano continuaba probando misiles, hasta convertirse en “amigos epistolares” efectuar tres cumbres sin precedentes. Ningún presidente de Estados Unidos (EE. UU.) ha manejado las relaciones con la RPDC como lo hizo Donald Trump y ningún líder norcoreano en la historia logró sentarse frente a frente, de igual a igual, con un mandatario estadounidense en el ejercicio de sus funciones como lo hizo Kim Jong Un, lo que le concedió prestigio en el escenario global. Por razones asociadas a su ambigüedad estratégica, la Administración de Biden no obtuvo ningún progreso diplomático con Pionyang. Aun cuando a inicios de su mandato hizo el compromiso de una “nueva estrategia hacia Corea del Norte”, durante los últimos cuatro años su actuación no ha hecho más que promover sanciones en el Consejo de Seguridad que ha chocado estrepitosamente con el veto de Rusia, revolverse en la disolución del Grupo de Expertos sobre la RPDC del Comité de Sanciones y observar el aumento exponencial de su arsenal de misiles balísticos intercontinentales, hipersónicos y de corto alcance que podrían portar cabezas nucleares contra el territorio continental de EE.UU. y las bases militares estadounidenses en la región. Por demás, la RPDC ha reanudado el enriquecimiento de uranio y reabierto su centro de pruebas nucleares. En fin, de cuentas, el presidente saliente, no ha sido capaz de atraer a la RPDC para que retome las conversaciones y mucho menos contenerla. Entonces, cabe preguntarse: ¿El regreso de Trump a la Casa Blanca marcará la continuidad o un cambio respecto a su mandato anterior? Un análisis de la futura posición de la administración Trump frente a la RPDC deberá tener en cuenta que, en comparación con su mandato anterior, las circunstancias se han modificado radicalmente. 1. Los programas nucleares y de misiles de la RPDC han experimentado nuevos e importantes avances. Y, al mismo tiempo, su política exterior ha tenido una reorientación debido al incremento sostenido de la desconfianza en Washington por parte de Pionyang. 2. La RPDC, por orden de su Líder, ha roto todos sus vínculos y símbolos de sus relaciones con la República de Corea, a la que clasifica como “enemigo principal e invariable” y como no tiene intención de evitar la guerra, ha indicado a las Fuerzas Armadas Populares que acelere los preparativos para “ocupar, subyugar y reclamar completamente” a Corea del Sur, en respuesta a la actitud de confrontación y los lazos militares y de inteligencia cada vez más estrechos entre Washington y Seúl. 3. Se ha producido un estrechamiento de los lazos entre Pionyang y Moscú. Las dos cumbres Kim Jong Un-Vladimir Putin y el calificativo del primero al segundo como “camarada más cercano”, ha mostrado el altísimo nivel de entendimiento y compromiso entre las partes lo que se concreta en el apoyo irrestricto de la RPDC a la operación militar especial de Rusia en Ucrania y la firma de un Tratado de Asociación Estratégica Integral, ratificado por ambos legislativos, que incluye la cláusula de “asistencia militar mutua”, mientras Rusia respalda a la RPDC diplomática y económicamente, oponiéndose a las sanciones multilaterales y unilaterales, y ampliando sus exportaciones, esencialmente petróleo, materias primas y alimentos, así como asistencia en varios ámbitos. 4. Se ha ido conformando un eje emergente antiestadounidense y antioccidental entre China, Rusia, RPDC e Irán que se torna de tal importancia que Washington y sus aliados los califican como “nuevo eje del mal”. En esta interconexión la RPDC tiene importantes ventajas en tres dimensiones estratégicas: económica, militar y diplomática. Al menos estos cuatro factores impactarán de manera notable en la decisión de Donald Trump de retornar, o no, a la diplomacia con Kim Jong Un, lo que plantea dudas de si el primero estaría dispuesto a reeditarla. Empero, si lo intenta, no está claro cuál sería la respuesta de Kim Jong Un, claramente más determinante y militarmente más poderoso a los ojos de Washington que, en primera instancia, parece no estar dispuesto a renovar sus ofertas asociadas a la desnuclearización. El gracejo irónico de Trump en la Convención Nacional Republicana en Milwaukee de julio de 2024, cuando dijo que Kim Jong Un “lo extrañaba”, que se llevaba “muy bien” con el líder norcoreano, y que este “me echa de menos” y “quiere que vuelva a la Casa Blanca” y “es bueno llevarse bien con alguien que tiene muchas armas nucleares”, tuvo como respuesta en los medios de la RPDC cuando afirmaron que “no les importa” quién asuma el cargo en EE.UU. Ello sugiere que la posición oficial de Pionyang es que independientemente de lo que ocurra, no abandonará el disuasivo con armas nucleares. Tomando en consideración los cambios visibles en el panorama de geopolítico y geoestratégico que difieren de los que existieron en 2018-2019, cualquier tipo de negociación tendiente a compromisos entre las partes sobre la desnuclearización de la RPDC, será aún más escabroso. Trump podría buscar enfoques alternativos para alentar a la RPDC a congelar las pruebas nucleares y de misiles, pero tendrá que sopesar varias opciones. Estas incluyen: qué lado debería dar el primer paso hacia el compromiso; si es necesario “hacer ruido de sables” para crear influencia; la posibilidad de “gestos conciliadores unilaterales” y; si debe apegarse al objetivo de una “desnuclearización completa” (Chad O’Carroll y Shreyas Reddy, 2024). Donald Trump exhibe una personalidad impredecible, egocentrista es un aficionado al espectáculo diplomático, con vocación a los ‘reality show’. Siendo así, podría estar tentado a reeditar la diplomacia, posiblemente tomando en consideración la no presencia de John Bolton, quien, junto a Michael Pompeo, llevó al fracaso a la Cumbre de Hanói. Muchos coinciden con lo planteado por Moon Chung In, profesor emérito de la Universidad de Yonsei y exasesor especial para asuntos exteriores y seguridad nacional durante el gobierno anterior de Moon Jae In, cuando admitió: “Es posible que, en su segundo mandato, Trump dé prioridad a solidificar su legado político. Su política exterior estaría muy influenciada por la atención de los medios y el ego personal, ya que valora cómo la historia lo recordará. Lograr un gran acuerdo con Pionyang y contribuir a la paz en la Península de Corea podría servir como un camino para cumplir esa ambición, lo que potencialmente le permitiría ganar una nominación al Premio Nobel de la Paz. Si bien resolver la guerra Ucrania o la crisis de Gaza también podría mejorar sus perspectivas de recibir el Premio Nobel, es probable que las negociaciones con Kim Jong Un sean una agenda clave para Trump. En ese sentido, Trump podría dialogar activamente con el Líder norcoreano, e incluso podría considerar una visita a Pionyang para una cumbre, donde podría prestar ofertas sorprendentes. Sin embargo, el éxito de tales esfuerzos depende, en última instancia, de la respuesta de Kim” (Lee Hyo Jin, 2024). Es menester construir algunos escenarios: 1. Influencia de la amistad personal podría animar a Kim Jong Un a aceptar comunicarse con Trump, doblando la página del fracaso de Hanói y minimizando la desconfianza hacia EE.UU. 2. Reconocimiento por parte de la Administración de Trump a la RPDC como potencia nuclear de facto y alivio de las sanciones para favorecer el avance hacia la normalización parcial de las relaciones. 3. Exigencia estadounidense a ultranza de la desnuclearización y promoción de más sanciones lo que conduce al incremento de las tensiones. Dada la volatilidad de Trump y lo impredecible del liderazgo de la RPDC, de momento, no existen condiciones para atreverse a determinar el escenario más probable. El equipo de campaña no ha hecho comentarios sobre si Trump buscará nuevas reuniones con Kim Jong Un, pero sus declaraciones previas a su victoria sugieren que podría buscar reavivar conversaciones posiblemente más temprano que tarde. De momento no es predecible qué hoja de ruta implementará Trump ya que sus opiniones durante la campaña pueden ser diferentes a las decisiones que tome oficialmente cuando esté en el cargo. No es preciso suponer que su talante en el primer mandato se tome como indicativo de su conducta ulterior. Merece dedicar un conciso espacio al designado secretario de Estado, Marcos Rubio. Como furibundo anticomunista, uno de los promotores del calificativo “eje del mal” que incluye a la RPDC, quien considera a China, Rusia, Irán y Norcorea como alineados contra EE. UU. y que ha promovido acciones y planes concretos contra estos estados. Es de esperar que, en primera instancia, se oponga a un compromiso de la Administración entrante con la RPDC. Como en su momento lo hicieron John Bolton y Michael Pompeo, Rubio podía intentar menguar la capacidad de maniobra de Donald Trump frente a Kim Jong Un, pero, existe la posibilidad de que el carácter impositivo y autoritario del próximo mandatario estadounidense que, a pesar de la otrora desavenencias, lo designó, lleve a que Rubio se alinee con las decisiones de Trump o, de lo contrario, correr la misma suerte, de “golpe y twitterazo”, que en su momento les tocó a Rex Tillerson y John Bolton. En cuanto a la República de Corea, merece especificar que los temas más importantes en materia de política exterior del nuevo gobierno de Donald Trump serán la relación con la Unión Europea, los conflictos de Oriente Próximo, la guerra en Ucrania, la disputa entre China y Taiwán y las relaciones con la RPDC. Precisamente este último es lo que más preocupa a los surcoreanos, pues su seguridad depende en gran medida de la presencia de tropas estadounidenses en su país y el apoyo de Washington a la defensa surcoreana frente a la inmanente “amenaza norcoreana”. El gobierno conservador de Yoon Suk Yeol ha aportado una marcada diferencia con su predecesor Moon Jae In, al haber reforzado de manera significativa su alianza con los EE. UU., compulsado por su progresiva animadversión hacia la RPDC y su vocación proestadounidense. Tal situación plantea escasas probabilidades de que aliente a Trump a entablar conversaciones con Kim Jong Un, sin que se aprecie una clara orientación de Pionyang hacia la desnuclearización, algo que es probable ya que todo indica que Pionyang no hará concesiones significativas en cuanto a su disuasivo nuclear y muestra una tajante aversión hacia la República de Corea. Tras la victoria de Donald Trump, el presidente surcoreano sostuvo con él una conversación telefónica para trasladarle sus felicitaciones y apresurarse a manifestar su deseo de que bajo su liderazgo la alianza continúe. Aunque ambos acordaron realizar una cumbre lo más pronto posible y en la agenda no podrá faltar el tema RPDC que ya fue abordado en este primer diálogo. Se dice que Trump tiene previsto que su gobierno trabaje con sur Corea en varios asuntos bilaterales, pero uno de los aspectos clave será la contribución surcoreana a Washington por acoger bases estadounidenses en su territorio. Recordemos que durante el primer mandato de Donald Trump este fue un tema candente en sus nexos militares. Es oportuno hacer mención a que debido al enfoque transaccional de Donald Trump en las relaciones internacionales, su percepción de que muchos aliados de EE.UU. son unos “aprovechados” de su poder militar y, en consecuencia, la presión que ejerció sobre Seúl cuando actuó como mandatario, con la victoria de Donald Trump la seguridad nacional frente a la RPDC se puso en el primer plano y a no pocos les preocupa que su regreso a la Casa Blanca podría significar que Washington deje de ser un socio confiable por lo que se precisa su propio arsenal nuclear. Han Dong Hoon, jefe del gobernante Partido del Poder Popular, dijo en un seminario organizado para debatir el futuro de la política de armas nucleares de Corea del Sur que la victoria de Trump tenía aspectos positivos. “Adquirir potencial nuclear — es decir, tener derecho a enriquecer y reprocesar uranio — no equivale ‘per se’ a la posesión de armas nucleares”, indicó, según ‘The Korea Herald’. “Pero seríamos capaces de pasar a esa fase en cualquier momento si Corea del Norte intensifica sus amenazas nucleares”, añadió. “Creo que deberíamos estar preparados para un escenario así en medio de la cambiante dinámica del poder y orden mundial”. Mientras, el general retirado del Ejército Han Ki Ho fue un paso más allá y sugirió que Corea del Sur ya no tiene elección. “El armamento nuclear puede ser el único camino que nos quede para la supervivencia de Corea del Sur”, afirmó (Julian Ryall, 2024). Sin embargo, que la República de Corea disponga de armas nucleares estará en dependencia de cómo la Administración de Trump enfoque la alianza y las relaciones con la RPDC, es decir, si abandona o restringe la “disuasión extendida” y si persigue un acuerdo con Pionyang que detenga su desarrollo de misiles de largo alcance que podrían alcanzar el territorio continental estadounidense a cambio de aceptar una RPDC como potencia nuclear de facto. Este tipo de acuerdo afectaría a Seúl, localizada a 48 kilómetros de la frontera y, por tanto, al alcance de los misiles norcoreanos de corto alcance. Estamos en presencia de una situación imprecisa y, por tanto, expectante, donde las expectativas en cuanto a la actitud de Donald Trump con respecto a la RPDC son inciertas. Que la desnuclearización de la RPDC sea, o no, una prioridad de la Administración de Trump, depende de la forma y los métodos con que el mandatario y su equipo afronten un escenario que se torna en extremo complejo. Es que la RPDC, en términos de resultados de su desempeño económico y potencial de defensa nacional, no es la misma, lo que le ofrece a Kim Jong Un una mayor efectividad de su disuasión militar y maniobrabilidad diplomática, más aún cuando su conducta fiable con Moscú y el manejo pertinente de sus relaciones con Pekín, le aportan fortalezas en su actuación frente a los EE. UU. Trump tendrá que lidiar con estas realidades. Y aunque pretenda dar continuidad a su legado, necesariamente tendrá que reformular su política hacia la RPDC, tomando en consideración que la RPDC no es la misma, que sus principales contendientes (Rusia y China) son, precisamente, los más cercanos a la RPDC y que este país, en sí, no es el mismo, ni en términos militares, ni socioeconómicos, que cuando, en 2018-2019, entabló conversaciones con Kim Jong Un.

Referencias bibliográficas

- Simone McCarthy (2024) Trump claims Kim Jong Un “isses him. But he faces a very different North Korea leader this time around. Disponible en: https://www.cnn.com/2024/11/08/asia/trump-kim-jong-un-north-korea-intl-hnk/index.html - Keith Johnson (2024) Could Trump Rekindle Diplomacy With North Korea? Disponible en: https://foreignpolicy.com/2024/11/13/trump-north-korea-diplomacy-putin-russia/ - Joel S. Wit (2024) Blame Donald Trump for North Korea´s sable-rattling. Disponible en: https://www.aspistrategist.org.au/blame-donald-trump-for-north-koreas-sabre-rattling/ - Rubén Criado (2024) Así afecta la victoria de Trump a Corea del Norte. Disponible en: https://as.com/actualidad/politica/asi-afecta-la-victoria-de-trump-a-corea-del-norte-n/ - Josh Smith (2024) Donald Trump se enfrenta a un Kim Jong Un envalentonado, cercano a Rusia y con un arsenal de misiles más grande. Disponible en: https://www.infobae.com/america/mundo/2024/11/07/donald-trump-se-enfrentara-a-un-kim-jong-un-envalentonado-cercano-a-rusia-y-con-un-arsenal-de-misiles-mas-grande/ - Julian Ryall (2024) Regreso de Trump atiza debate nuclear en Corea del Sur. Disponible en: https://amp.dw.com/es/el-regreso-de-trump-atiza-el-debate-nuclear-en-corea-del-sur/a70798786#amp_tf=De%20%251%24s&aoh=17317231276140&csi=1&referrer=https%3A%2F%2Fwww.google.com - Chad O´Carrol y Shreyas Reddy (2024) Why North Korean denuclearization will likely take backseat in second Trump term | NK Disponible en: https://www.nknews.org/2024/11/why-north-korean-denuclearization-will-likely-take-backseat-in-second-trump-term/ - Miguel Jiménez (2024) Donald Trump planea elegir a marcos Rubio como secretario de Estado. Disponible en: https://elpais.com/internacional/elecciones-usa/2024-11-12/donald-trump-elige-a-marco-rubio-como-secretario-de-estado.html?outputType=amp#amp_tf=De%20%251%24s&aoh=17317890370552&referrer=https%3A%2F%2Fwww.google.com

First published in :

Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI)

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Jesús Aise Sotolongo

Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de La Habana e Investigador Titular del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).

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