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Resumen

Introducción

La elección de Donald Trump como el 45° presidente de los Estados Unidos en 2017 tuvo efectos significativos y de gran alcance en la política mundial, marcando una ruptura con los enfoques de administraciones previas hacia la política exterior y las relaciones internacionales. La presidencia de Trump se caracterizó por un cambio de la globalización hacia el aislacionismo, el proteccionismo y el nacionalismo (Kawashima, 2017). Su estrategia de ’America First’ (“América Primero") enfatizó acciones unilaterales y desafió el orden internacional liberal que Estados Unidos había liderado y protegido desde la Segunda Guerra Mundial (Mansbach, 2021). Este enfoque tensó las relaciones con sus aliados tradicionales, particularmente en Europa, al tiempo que impulsó a líderes autoritarios (Mansbach, 2021). Curiosamente, la elección de Trump impactó de manera inmediata y negativa la confianza en el gobierno de los Estados Unidos en América Latina, como lo demuestra un estudio con diseño de discontinuidad en regresión (Carreras et al., 2021). Además, sus políticas controvertidas, como la guerra comercial con China, tuvieron impactos significativos en la economía global (Sahide et al., 2024). La política exterior de la administración Trump hacia el mundo islámico fue notablemente menos amigable en comparación con la era Obama, causando tensiones en las relaciones entre Estados Unidos y el mundo islámico (Bahari & Sahide, 2022). Existe un consenso generalizado de que la presidencia de Trump aceleró procesos sociales, debilitó instituciones democráticas y fomentó un hiperpartidismo dentro de las instituciones políticas (James, 2021). Aunque no siempre logró implementar cambios de política importantes o cumplir con sus promesas de campaña, su estilo de liderazgo y decisiones políticas alteraron significativamente la percepción global de los Estados Unidos y su papel en la política mundial, creando lo que algunos académicos describen como "un mundo más peligroso" (Mansbach, 2021). Es cierto que Trump no parece ser excepcionalmente beligerante en el uso de herramientas militares en la conducción de la política exterior de Estados Unidos. Recordemos que Barack Obama (Partido Demócrata), quien recibió el Premio Nobel de la Paz, ordenó ataques aéreos en siete países diferentes (Afganistán, Pakistán, Libia, Yemen, Somalia, Irak y Siria) (Liptak, 2014). Durante la primera presidencia de Trump, no se iniciaron nuevas campañas, aunque supuestamente se intensificaron las ya existentes. En última instancia, fue Trump quien estuvo principalmente detrás de la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán.

Trump 2.0

Las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 trajeron cambios significativos al caleidoscopio político estadounidense. Donald Trump obtuvo una victoria decisiva sobre la candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, asegurando 312 votos electorales (con 270 siendo el umbral para la victoria). Los republicanos también ganaron el Senado con 52 escaños contra 47 y la Cámara de Representantes con 218 escaños contra 212 (Election Centre 2024). Este es, sin duda, uno de los eventos políticos más importantes en el mundo en 2024. Las declaraciones de Trump sobre las primeras decisiones que tomará una vez que asuma el cargo el 20 de enero del próximo año, junto con sus nombramientos para los principales puestos de la administración estadounidense, ya han causado un gran revuelo, un fenómeno que muchos denominan el llamado "Efecto Trump". Aunque los politólogos, antropólogos cognitivos o psicólogos suelen usar este término para referirse a la comunicación incendiaria de las élites en términos raciales (Newman et al., 2020), este breve análisis se centrará en los cambios trascendentales en las relaciones internacionales, el sistema de seguridad internacional y la geopolítica que ya han ocurrido o probablemente ocurrirán después del 20 de enero de 2025.

EE. UU. – Política

Sin duda, la economía, la sociedad y el sistema político de Estados Unidos atraviesan una profunda crisis. Económicamente, los estadounidenses están en su peor situación desde la Segunda Guerra Mundial. La inflación está fuera de control; la desigualdad económica es muy alta; el desempleo va en aumento; el estado de la infraestructura es relativamente deficiente, y la calidad de los servicios públicos está lejos de ser ideal, mientras que la carga tributaria alcanza nuevos máximos en medio de una economía en desaceleración y un número cada vez menor de pequeñas y medianas empresas (USA FACTS). En cuanto a la sociedad, los problemas son igualmente graves. Según ‘Pew Research’, los principales problemas que enfrenta Estados Unidos en esta categoría, en orden de importancia, son: la asequibilidad de la atención médica, la adicción a las drogas, la inmigración ilegal, la violencia armada, el crimen violento, el estado de los valores morales, la calidad de las escuelas públicas k-12, el cambio climático, el terrorismo internacional, el estado de la infraestructura, el terrorismo doméstico y el racismo (Pew Research Centre, 2024). A esto se debe añadir el creciente fenómeno del ‘wokeness’ en el sistema educativo estadounidense, que representa un gran desafío para la cohesión de la sociedad y su futuro en términos de poder militar. Políticamente, el panorama no es mejor. Según la misma institución de investigación (Pew), los principales problemas que enfrenta el sistema político de Estados Unidos son: los líderes políticos no enfrentan consecuencias si actúan de manera poco ética; es difícil encontrar información imparcial sobre lo que sucede en política; el Congreso logra menos de lo que la gente espera; y el Gobierno Federal hace menos por los estadounidenses de lo que se le atribuye. Otros problemas incluyen el papel de los grupos de interés especial y los cabilderos en la formulación de políticas, el costo de las campañas políticas y la animosidad entre republicanos y demócratas, que, como consecuencia, provoca la incapacidad del sistema político para resolver problemas sociales críticos (Pew Research Centre, 2023). La primera y más importante tarea que Trump tiene es resolver los problemas internos. Su Agenda47 (Plataforma Republicana) declara 20 promesas centrales: sellar la frontera y detener la invasión de migrantes, llevar a cabo la operación de deportación más grande en la historia de Estados Unidos, acabar con la inflación y hacer que Estados Unidos sea asequible nuevamente, convertir a Estados Unidos en el mayor productor de energía del mundo, detener la subcontratación y transformar a Estados Unidos en una superpotencia manufacturera, implementar grandes recortes de impuestos para los trabajadores y eliminar los impuestos sobre las propinas, defender la Constitución, la Carta de Derechos y las libertades fundamentales, incluyendo la libertad de expresión, la libertad de religión y el derecho a portar armas, prevenir la Tercera Guerra Mundial, restaurar la paz en Europa y el Medio Oriente, y construir un gran escudo de defensa de misiles sobre todo el país, fabricado en Estados Unidos. Además, terminar con la instrumentalización del gobierno contra el pueblo estadounidense, detener la epidemia de crímenes relacionados con migrantes, demoler los carteles de drogas extranjeros, erradicar la violencia de pandillas y encarcelar a los delincuentes violentos, reconstruir las ciudades, incluyendo Washington D.C., haciéndolas seguras, limpias y hermosas nuevamente, fortalecer y modernizar el ejército, convirtiéndolo, sin lugar a dudas, en el más fuerte y poderoso del mundo, mantener el dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial, luchar y proteger la seguridad social y mantener el ‘Medicare’ sin recortes, manteniendo sin cambios la edad de jubilación; cancelar el mandato de vehículos eléctricos y recortar regulaciones costosas y engorrosas, cortar el financiamiento federal para cualquier escuela que promueva teoría crítica de la raza, ideología de género radical u otro contenido racial, sexual o político inapropiado para los niños, mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos, deportar a los radicales pro-Hamás y hacer que los campus universitarios sean seguros y patrióticos nuevamente, asegurar las elecciones estadounidenses, incluyendo la votación el mismo día, identificación de votantes, boletas de papel y prueba de ciudadanía, y, por último, unir al país llevándolo a nuevos niveles récord de éxito (Agenda47).

Política Internacional

A nivel internacional, Trump enfrenta numerosos desafíos. Su presidencia tendrá que abordar tres regiones principales definidas geográficamente: Europa, Medio Oriente y Lejano Oriente.

En cuanto a Europa, el tema más urgente es la guerra en Ucrania. Durante su campaña, Trump declaró repetidamente que su administración pondría fin al apoyo continuo de Estados Unidos al esfuerzo bélico contra Rusia durante las primeras 24 horas de su mandato (Hansler, 2024). Como consecuencia, poco después de que Trump ganara la carrera por la Casa Blanca, la administración saliente bajo el presidente Joe Biden permitió finalmente que los ucranianos atacaran territorio ruso con misiles balísticos estadounidenses de largo alcance (ATACMS), lo que supuestamente fue una respuesta a la decisión de Corea del Norte de enviar tropas para apoyar a los soldados rusos contra Ucrania (Entous, Schmitt y Barnes, 2024). Posteriormente, en una contrarrespuesta, el presidente Putin de la Federación Rusa promulgó una nueva doctrina nuclear. De manera escalofriante, esta doctrina declara que Rusia puede usar sus armas nucleares contra cualquier estado nuclear, incluso en caso de un ataque convencional (Associated Press, 2024). A principios de diciembre de 2024, los medios estaban llenos de informes sobre una supuesta concentración de tropas rusas cerca de la frontera ucraniana, lo que alimentaba la especulación sobre una inminente invasión masiva, esta vez con ciudades como Kiev, siendo los objetivos de una operación terrestre convencional (Bodner, De Luce y Smith, 2024). Uno solo puede especular sobre lo que todo esto significa y qué tan cerca estamos del estallido de la Tercera Guerra Mundial (Sky News, 2024). Sin embargo, algunas cosas son más o menos evidentes. En primer lugar, la escalada actual de la guerra en Ucrania probablemente sea un efecto directo de la victoria de Trump y su declaración de poner fin a la guerra lo antes posible. Cuanto más avancen las tropas rusas en el campo de batalla, mayor será su capacidad de negociación cuando comiencen las conversaciones de paz. De manera similar, cuanto más compleja sea la situación sobre el terreno (como la decisión de Biden sobre el uso de los ATACMS), más difícil será para Trump y su administración lograr la paz. Dado el enfoque radicalmente diferente de Trump hacia el conflicto con Rusia, es probable que la administración saliente y los asesores de seguridad nacional hayan querido lograr militarmente tanto como fuera posible antes de dejar sus cargos. En segundo lugar, Trump declaró en numerosas ocasiones que, si los miembros europeos de la OTAN quieren continuar su apoyo a Ucrania, deberían asumir toda la responsabilidad. Señaló específicamente a Alemania, Francia y Polonia. En ese sentido, Polonia aceptó con entusiasmo tomar el relevo y declaró estar lista para asumir la pesada carga. En palabras del viceministro de Relaciones Exteriores, Andrzej Szejna, al participar en una emisión de radio: "Nosotros [Polonia] estamos listos para asumir gran parte de los costos del apoyo a Ucrania" (Nczas Info, 2024). Al mismo tiempo, el 3 de diciembre, el nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, durante su reunión con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, declaró abiertamente: "La prioridad inmediata debe ser proporcionar más armas a las fuerzas del país, ya que Rusia está ganando territorio a lo largo del frente de batalla en el este de Ucrania. El frente [ucraniano] no se está moviendo hacia el este. Está avanzando lentamente hacia el oeste. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que Ucrania se coloque en una posición de fuerza, y luego corresponderá al gobierno ucraniano decidir los próximos pasos en términos de abrir conversaciones de paz y cómo llevarlas a cabo" (VoA, 2024). En resumen, parece que la escalada actual, según modelos teóricos como los propuestos por Herman Kahn en 1965 — un físico de la Guerra Fría —, nos sitúa en el escalón 12 de los 44 pasos de la escalera de escalada. Por reconfortante que pueda parecer, recordemos que, según la teoría de Kahn, una guerra nuclear local ocurre tan pronto como en el paso 21 (Tinline, 2023). Como la historia ha demostrado muchas veces, es difícil, si no imposible, librar una guerra sistémica en dos frentes al mismo tiempo. Dadas las dificultades económicas y militares percibidas por Trump durante su primer mandato como presidente de los Estados Unidos (ver: A ‘New National Security Strategy for a New Era’, 2017), China es el principal retador de la posición de Estados Unidos en el sistema internacional y, especialmente, en la región del Indo-Pacífico. En consecuencia, China busca reorganizar el área a su favor. ¿Sería demasiado imaginar que, dado el contexto mencionado, Trump probablemente organizará conversaciones pacíficas con Rusia, pasando por alto a los líderes políticos y militares ucranianos? ¿Qué buscaría? Probablemente, la neutralidad de Rusia frente a la inminente escalada del conflicto entre Estados Unidos y China. ¿Qué podría ofrecer? Probablemente una gran parte del territorio ucraniano y una enmienda a la constitución de Ucrania que estipule que el país sea para siempre neutral tanto militar como políticamente. Al mismo tiempo, la retirada estadounidense de Europa probablemente crearía un vacío que, con toda probabilidad, sería llenado por los alemanes. La visión del actual gabinete alemán fue elaborada el 24 de agosto de 2022 por el canciller Olaf Scholz en la Universidad Carolina de Praga. Esta visión presenta un amplio panorama sobre el futuro de la Unión Europea a principios de la tercera década del siglo XXI, en el contexto de la invasión rusa a Ucrania. Entre las cuatro ideas "revolucionarias" mencionadas por Scholz, destacan dos en particular. En primer lugar, considerando la futura ampliación de la Unión Europea hasta 36 estados, se insta a una transición hacia la votación por mayoría en la política exterior y la seguridad. En segundo lugar, respecto a la soberanía europea, el canciller alemán afirma que los europeos deben volverse más autónomos en todos los ámbitos, asumir una mayor responsabilidad por su seguridad, trabajar más estrechamente juntos y mantenerse aún más unidos para defender sus valores e intereses a nivel mundial. En términos prácticos, Scholz señala la necesidad de una estructura única de mando y control para los esfuerzos de defensa europeos (The Federal Government, 2022). El liderazgo no siempre se reclama abiertamente, al menos de forma verbal. En cambio, la Estrategia de Seguridad Nacional de Alemania de 2023 menciona la "responsabilidad especial" de Alemania por la paz, la seguridad, la prosperidad y la estabilidad, así como la "responsabilidad especial" del Gobierno Federal en el establecimiento de la Capacidad de Despliegue Rápido de la UE (German National Security Strategy, 2023). En la misma línea, el liderazgo alemán posiciona al país como líder en seguridad europea, declarando la importancia de convertirse en la "fuerza armada mejor equipada" de Europa (Euronews, 2022). Recordemos también que Berlín apoyó enérgicamente la última propuesta de un ejército europeo, que presumiblemente podría servir como un vehículo para una mayor integración europea hacia la federalización del continente. Al mismo tiempo, la perspectiva de la federalización enfrentaría dos grandes desafíos: en primer lugar, el futuro de las relaciones transatlánticas es incierto, especialmente debido a la competencia económica entre la UE y Estados Unidos. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von Der Leyen, señaló la posibilidad de una guerra económica con Estados Unidos como respuesta al proteccionismo declarado por Trump hacia la economía estadounidense (Berg, Meyers, 2024). En segundo lugar, la UE es altamente ineficiente en términos energéticos, por lo que la cuestión de la seguridad energética futura se convierte en una prioridad. El conflicto en curso entre Ucrania y Rusia, así como la redirección del gas ruso hacia China, afectará profundamente el futuro del desarrollo económico europeo en medio del llamado ‘Fit-for-55’, un conjunto de propuestas para revisar y actualizar la legislación de la UE con el objetivo de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % para 2030 (Fit for 55, 2024).

Al momento de redactar este documento, se observa una escalada de la guerra en Siria. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA): “Las hostilidades en curso en el norte de Siria continúan expandiéndose a otras partes del país, poniendo en peligro a civiles y trabajadores humanitarios, causando graves daños a infraestructura crítica y perturbando las operaciones humanitarias. Hasta el 5 de diciembre, al menos 178,000 personas habían sido desplazadas debido a las recientes escaladas en el norte de Siria, incluyendo 128,000 desplazados por primera vez y 39,000 desplazados al menos dos veces. Las cifras aún están siendo conciliadas, destacando que el ACNUR y las ONG que operan en la parte noreste de Siria estiman que entre 60,000 y 80,000 personas han sido desplazadas recientemente en esa región, incluyendo más de 25,000 actualmente alojadas en centros colectivos”. (OCHA, 2024). Según medios internacionales (CBC News, 2024): “La larga guerra civil de Siria llegó a un punto crítico el domingo, cuando las fuerzas de oposición ingresaron a la ciudad capital de Damasco y el gobierno del presidente Bashar al-Assad colapsó. Los medios estatales rusos informaron posteriormente que Assad y su familia habían huido a Moscú. Multitudes se reunieron en Damasco para celebrar la caída del gobierno de Assad con cánticos, oraciones y disparos ocasionales, marcando el fin de un régimen que, entre el presidente depuesto y su padre, gobernó Siria durante medio siglo.” […] “Finalmente, el régimen de Assad ha caído", dijo el presidente Biden el domingo por la tarde en la Casa Blanca después de convocar a su equipo de seguridad nacional para discutir los acontecimientos. Biden declaró que la caída de Assad representaba un "momento histórico de oportunidad" y prometió apoyo a Siria y sus vecinos contra cualquier amenaza” (Ott, 2024). Siria parece ser solo otra prueba de fuego del llamado complejo de seguridad regional en el Medio Oriente. Como tal, la guerra en Siria es obviamente una pieza de un rompecabezas mucho más grande que incluye a todas las principales potencias que operan en la región: Estados Unidos, Israel, Rusia, Turquía e Irán, por nombrar a las más evidentes. Todos los países anteriores están profundamente involucrados en la política del Medio Oriente en función de sus intereses nacionales y estrategias de seguridad internacional. Todos ellos merecen análisis separados. Sin embargo, para los fines de este documento, el autor se centrará únicamente en Estados Unidos. Según Douglas Macgregor y Dave Ramaswamy, “El temor en las capitales de muchas naciones es que el regreso del presidente Donald Trump a Washington pueda hacer que Israel se sienta más confiado para atacar a Irán”. Según Mike Evans, fundador del ‘Friends of Zion Museum’ en Jerusalén, “No hay líder mundial a quien Trump respete más que a Netanyahu”. El líder evangélico también confiesa que el presidente Trump apoyaría un ataque israelí antes de su investidura bajo la suposición de que la destrucción de las instalaciones de producción de petróleo de Irán devastaría su economía, induciendo a Irán a terminar la guerra con Israel antes de que Trump asuma el cargo. Este pensamiento no excluye, de ninguna manera, una decisión israelí de atacar también los sitios de desarrollo nuclear de Irán” (Macgregor & Ramaswamy, 2024). En su artículo, afirman que “Si Estados Unidos se une a Israel en su guerra contra Irán, el resultado sería un enfrentamiento geopolítico que podría alterar drásticamente el mundo tal como lo conocemos. Es la tormenta del siglo XXI y, por el momento, el barco de Estado estadounidense navega directamente hacia ella”. En consecuencia, se plantean cuatro preguntas fundamentales: 1. ¿Cuál es el propósito de Estados Unidos al librar una guerra contra Irán? ¿Es el objetivo de Washington destruir el estado iraní? ¿Destruir su capacidad para librar una guerra contra Israel? ¿Eliminar la capacidad nuclear en desarrollo de Irán? ¿O decapitar al estado iraní con la esperanza de que el pueblo iraní derroque a su gobierno nacional? 2. ¿Cómo logrará el poder militar de Estados Unidos estos objetivos? 3. ¿Cuál es el estado final deseado? ¿Qué quiere el presidente que sea Irán y la región que lo rodea cuando termine el conflicto? 4. ¿Cuál es el costo estratégico para el pueblo estadounidense si Washington decide no participar en una guerra regional iniciada por Israel? Ellos concluyen planteando otra pregunta, quizás la más crucial: ¿qué significan los objetivos de Netanyahu para la salud de la economía estadounidense y la estabilidad del sistema internacional? ¿Puede Israel sobrevivir sin atacar a sus numerosos enemigos? Los próximos meses probablemente habrá al menos algunas respuestas a algunas de estas preguntas. Es importante destacar que las voces expertas sobre el futuro de Israel parecen ser cada vez más numerosas (Teller, 2024).

Finalmente, está la cuestión de China. Como se mencionó anteriormente, Trump ve a China como el principal retador del rol y la posición de Estados Unidos en el sistema internacional. Los republicanos y demócratas pueden estar divididos en numerosos temas, pero al menos hay uno en el que permanecen unidos: el desafío chino. Por lo tanto, ambos partidos sostienen que la posibilidad de un conflicto sistémico con China no es un escenario de ciencia ficción. El 20 de noviembre de 2024, un grupo bipartidista de legisladores en el Congreso de Estados Unidos escuchó que el país debía prepararse para un posible conflicto con China aumentando el gasto en defensa a más del 3% del PIB (South China Morning Post, 2024). La recomendación surgió durante un ejercicio interactivo para los miembros del Comité Selecto de la Cámara sobre China, basado en un escenario previsto para 2026 y organizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un grupo de expertos con sede en Washington. El informe titulado: ‘The First Battle of the Next War: Wargaming a Chinese Invasion of Taiwan’, elaborado por Mark F. Cancian, Matthew Cancian y Eric Heginbotham, comienza con una pregunta escalofriante: "¿Qué sucedería si China intentara una invasión anfibia de Taiwán? El CSIS desarrolló un juego de guerra para una invasión anfibia china de Taiwán y lo ejecutó 24 veces. En la mayoría de los escenarios, Estados Unidos/Taiwán/Japón derrotaron una invasión anfibia convencional de China y mantuvieron un Taiwán autónomo. Sin embargo, esta defensa tuvo un alto costo. Estados Unidos y sus aliados perdieron docenas de barcos, cientos de aviones y decenas de miles de efectivos militares. Taiwán vio su economía devastada. Además, las grandes pérdidas dañaron la posición global de Estados Unidos durante muchos años. China también sufrió grandes pérdidas, y el fracaso en ocupar Taiwán podría desestabilizar el régimen del Partido Comunista Chino. Por lo tanto, la victoria no es suficiente. Estados Unidos necesita fortalecer la disuasión de inmediato." (The First Battle of the Next War, 2023). El informe continúa, afirmando que: "los líderes de China se han vuelto cada vez más insistentes sobre la unificación de Taiwán con la República Popular China (RPC). Altos funcionarios estadounidenses y expertos civiles por igual han expresado preocupación por las intenciones de China y la posibilidad de un conflicto. Aunque los planes chinos no están claros, una invasión militar no está descartada y constituiría la solución más peligrosa de China a su “problema de Taiwán”; por lo tanto, se ha convertido justamente en un enfoque central del discurso de seguridad nacional de Estados Unidos." China se ha vuelto cada vez más asertiva en las últimas décadas y no ve razón para seguir aceptando un mundo dominado que facilita los beneficios de las potencias occidentales, especialmente de Estados Unidos. En la reciente Cumbre del G20 en Río de Janeiro, Brasil (noviembre de 2024), el presidente de China hizo un llamado abierto por un mundo multipolar (Xinhua, 2024). En sus palabras: "China y Brasil están comprometidos con la paz, el desarrollo, la equidad y la justicia. Compartimos puntos de vista similares o idénticos sobre muchos temas internacionales y regionales. Ambos somos firmes defensores de las normas básicas de las relaciones internacionales y del multilateralismo, coordinándonos de manera estrecha y constante dentro de las Naciones Unidas, el G20, los BRICS y otras organizaciones internacionales y mecanismos multilaterales en cuestiones cruciales, incluida la gobernanza global y el cambio climático. Hace poco, China y Brasil emitieron conjuntamente un entendimiento común de seis puntos sobre la resolución política de la crisis en Ucrania. Nuestra iniciativa ha recibido una respuesta positiva de la comunidad internacional. China y Brasil, asumiendo nuestros roles y responsabilidades como grandes naciones, hemos contribuido a un mundo multipolar, promoviendo una mayor democratización de las relaciones internacionales y aportando energía positiva a la paz y estabilidad globales." (Xinhua, 2024 b).

Conclusión

Taiwán ha sido durante mucho tiempo un problema de seguridad global y un punto de preocupación en los mapas geopolíticos de los planificadores de seguridad nacional de las grandes potencias. Sin embargo, no es el único. La guerra entre las Coreas formalmente no ha terminado (recientemente, Corea del Norte supuestamente envió soldados para respaldar a Rusia en su Operación Militar Especial en Ucrania); la presencia militar estadounidense en el Lejano Oriente y el Sureste Asiático probablemente seguirá siendo un tema controvertido, especialmente desde el punto de vista de Pekín. Asia Central, con su entorno geopolítico, activismo religioso y desafíos económicos, probablemente aumente en importancia como un tablero de ajedrez para las grandes potencias. A medida que el peso y el enfoque de las relaciones internacionales se trasladan nuevamente hacia Asia (Eurasia más que el área del Atlántico Norte), es más probable que China y Rusia tengan las claves para la paz y la seguridad internacionales que Estados Unidos. Además, es necesario prestar atención al norte de África como una fuente de inestabilidad continua y migración masiva, especialmente hacia Europa. En definitiva, el próximo mandato de Trump seguramente traerá una serie de desarrollos interesantes que probablemente impulsen un nuevo orden mundial.