Energy & Economics
¿Por qué China está invirtiendo en energía renovable en Kazajistán?

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First Published in: Apr.10,2025
Apr.28, 2025
La transición de Kazajistán hacia las energías renovables (ER) ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años. Este rápido avance en su transformación verde ha permitido al país alcanzar sus objetivos intermedios en materia de ER. Para 2030, Kazajistán aspira a generar el 15% de su energía total a partir de fuentes renovables y aumentar esa proporción al 50% para 2050. Además, se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. Su principal socio en este esfuerzo ha sido China, cuyo papel en la transición de ER de Kazajistán se ha ampliado y diversificado con el tiempo. Para Kazajistán, los beneficios de esta alianza son evidentes: industrialización de su economía y, más importante aún, la reducción de emisiones de carbono, así como la mejora de la calidad del aire y la salud pública. Para China, los beneficios van más allá de las inversiones rentables y la exportación de su tecnología en energías renovables, e incluyen también el fortalecimiento de su poder blando y la compensación de su huella ambiental negativa en Kazajistán.
Además de contar con abundantes recursos de petróleo y gas, Kazajistán posee un enorme potencial en energías renovables, gracias a su extenso territorio y a la gran cantidad de días soleados y con viento. Kazajistán es el noveno país más grande del mundo por superficie y concentra el 77% del potencial solar y el 90% del potencial eólico de Asia Central. La presencia de corredores de viento en las vastas estepas kazajas, con velocidades superiores a 5 mp/s [≈8 km/s] — presentes en todas las regiones —, hace que Kazajistán sea ideal para operar turbinas eólicas. Además, al menos el 50% de su territorio es apto para la instalación de paneles solares. La mayor parte del potencial de energías renovables sigue sin aprovecharse, ya que Kazajistán aún depende de infraestructura energética heredada de la era soviética, diseñada para el uso de combustibles fósiles. En 2024, el 66% de la electricidad del país se generó a partir de carbón, el 21% con gas natural, el 6.6% mediante energía hidroeléctrica y solo el 6.4% provino de fuentes renovables. La contaminación del aire es un problema generalizado en Kazajistán. En 2025, 35 ciudades en todo el país enfrentaban niveles significativos de contaminación atmosférica, según el Servicio Hidrometeorológico Nacional de Kazajistán. Una de las principales fuentes de esta crisis es la quema de carbón por parte de las plantas termoeléctricas, los complejos industriales y los hogares. La lista de efectos adversos de la contaminación del aire es extensa. Según el doctor kazajo, Denis Vinnikov, quien ha investigado los efectos de la contaminación en la salud, la exposición prolongada al aire contaminado incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Además, la contaminación del aire aumenta la probabilidad de casi todos los tipos de cáncer y tumores. Una de las ciudades más contaminadas de Kazajistán, Almaty, lidera a nivel nacional en casos de EPOC. El reconocimiento por parte de Kazajistán de los efectos negativos que su sector energético basado en el carbón tiene sobre el medio ambiente y la salud pública, ha impulsado al gobierno a aumentar la producción de energías renovables en la última década.
Los esfuerzos conjuntos entre Kazajistán y China en energía verde forman parte de una cooperación bilateral más amplia que incluye energía, agricultura, maquinaria y minería, entre otras áreas. China es uno de los mayores socios comerciales y de inversión de Kazajistán. En 2022, ambos países firmaron una asociación estratégica integral y permanente. Entre 2005 y 2023, China invirtió más de 25 mil millones de dólares en Kazajistán. Ambos países también colaboran estrechamente en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), el megaproyecto global de conectividad de China enfocado en energía, comercio e infraestructura de transporte en países del Sur Global. Entre 2013 y 2020, China invirtió 18,500 millones de dólares en Kazajistán bajo esta iniciativa. China ha participado en la transición verde de Kazajistán desde el inicio. En una entrevista con ‘Global Voices’, Yunis Sharifli, investigador del China Global South Project, describió a China como el “primer actor” en el sector de energías renovables de Kazajistán. Por su parte, Yana Zabanova, investigadora del Instituto de Investigación para la Sostenibilidad, comentó a ‘Global Voices’:
“China ha sido el principal proveedor de tecnología para el sector de energía renovable en Kazajistán, tanto en energía solar fotovoltaica como, cada vez más, en energía eólica. Además, las empresas chinas han sido importantes inversores y contratistas en IAC [ingeniería, adquisiciones y construcción] en proyectos de energías renovables en el país.”El papel de China creció exponencialmente a partir de 2018, cuando el gobierno kazajo lanzó subastas de energía renovable que adjudicaban contratos al postor más bajo. Desde ese año, una sola empresa privada china, Universal Energy, ha construido 10 plantas de energía renovable — tres solares y siete eólicas — con una capacidad total de 630 MW, tras ganar varias licitaciones gubernamentales. Además, empresas estatales chinas han obtenido contratos mediante negociaciones intergubernamentales. Hay varios ejemplos de esto, como las plantas eólicas de Zhanatas y de Shelek, que ya están en operación, y otras cinco plantas de energía renovable que están en etapa de desarrollo, con una capacidad total de 2.6 GW. En una entrevista con ‘Global Voices’, Ainur Sospanova, presidenta del Consejo de Administración de la Qazaq Green RES Association, ofreció su evaluación experta sobre la participación de China en el sector de energías renovables de Kazajistán:
“En el sector de la energía solar, es casi del 100%, porque es imposible competir contra los paneles solares chinos. En el sector eólico, al menos del 70% y sigue creciendo.”Así, desde 2018, China ha ampliado su papel para convertirse en desarrollador de proyectos y financiador, mediante préstamos emitidos por bancos chinos y financiamiento vía capital accionario. La participación de China en los proyectos renovables de Kazajistán crecerá aún más con la finalización de dos plantas chinas que permitirán localizar la producción de sistemas de almacenamiento de energía y componentes para plantas eólicas.
Paradójicamente, China es al mismo tiempo el mayor contaminante del mundo y el líder global en energías renovables. Mientras está construyendo dos tercios de los proyectos eólicos y solares del planeta, el 93% de la construcción global de plantas de carbón tuvo lugar en China en 2024. Esta paradoja también se refleja en los proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, incluidos los de Kazajistán. China suele promocionar sus proyectos de energía solar y eólica como parte de la IFR. Sin embargo, al mismo tiempo, una cuarta parte de la generación mundial de energía a carbón es financiada a través de esta iniciativa. Aunque China Power International Holding y la empresa kazaja Samruk Energy han firmado acuerdos para desarrollar proyectos solares y eólicos, también se han concretado tratos para impulsar las industrias del petróleo, gas, carbón, cemento y acero en Kazajistán, las cuales afectan negativamente al medio ambiente y al bienestar de las comunidades locales. Sharifli explicó:
“Cuando miramos el descontento global con la presencia de China, vemos dos preocupaciones: la trampa de la deuda y la contaminación ambiental. Por eso, la energía renovable es muy importante en este contexto.”Las inversiones de China en energías renovables buscan abordar estas preocupaciones al ganar poder blando y mejor su reputación. Esto beneficia no solo a China, sino también a la IFR. Las empresas chinas que han invertido en energías renovables en Kazajistán, como Risen Energy, Universal Energy y Power China, colocan a la IFR en el centro del discurso con el que presentan sus compañías. Además, centros de pensamiento chinos sugieren que el gobierno chino dé la bienvenida al desarrollo de renovables en el extranjero, a pesar de ciertas preocupaciones. A diferencia de las plantas procesadoras de petróleo, acero y cemento construidas por China en Kazajistán, los proyectos de energía renovable no han causado controversia y han ayudado a mejorar la imagen de China en Asia Central. Sharifli destacó que desde 2021, la percepción pública en Kazajistán hacia China ha comenzado a mejorar, en parte gracias a las inversiones chinas en renovables, según una encuesta del Central Asia Barometer. “Las plantas de energía renovable suelen ubicarse en la estepa, lejos de los asentamientos, no interfieren con la vida diaria de las personas y tienen una apariencia idílica. No hay basura, no hay contaminación, no hay agua ni suelo sucios”, dijo Zabanova, quien ha visitado varias de estas plantas en Kazajistán como parte de su investigación. Las inversiones de China en renovables en Kazajistán son un ejemplo de cómo los proyectos solares y eólicos se usan como herramientas diplomáticas. No solo permiten a las empresas chinas exportar su capacidad excedente a mercados extranjeros rentables, sino que también ayudan a ocultar su huella ambiental negativa y a proyectar una imagen favorable en el exterior.
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Soy el editor de Global Voices para Asia Central. Trabajo con autores para producir historias atractivas e inspiradoras que cubran cinco países de Asia Central, Mongolia y Afganistán. Estoy interesado en la evolución social, política y económica de estos países. Soy de Kirguistán, pero actualmente vivo y trabajo en Ulaanbaatar. Fuera del trabajo, puedes encontrarme con un libro, cocinando o disfrutando al aire libre.
Brian Hioe (丘琦欣) es un escritor, editor, traductor, activista y DJ que vive en Taipei. En 2014, fue uno de los fundadores de New Bloom Magazine (破土), una revista en línea que cubre el activismo y la política juvenil en Taiwán y Asia Pacífico que se fundó después del Movimiento Girasol, en el que participó como activista estudiantil. Actualmente es miembro no residente del Centro de Investigación de Taiwán de la Universidad de Nottingham.
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