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Defense & Security

¿Cambio de rumbo o continuidad? Camboya en una encrucijada

Camboya en foco en un mapa inclinado.

Image Source : Shutterstock

by Grigory Kucherenko

First Published in: Apr.16,2025

May.05, 2025

En diciembre de 2024, Camboya alcanzó un punto clave en su política exterior. Japón le entregó un grupo de barcos patrulleros como parte de la iniciativa regional “Indo-Pacífico Libre y Abierto” (FOIP, por sus siglas en inglés), lo que evidenció el fortalecimiento de la cooperación en materia de seguridad entre ambos países. En abril de 2025, se espera que Japón dé otro paso importante al convertirse en el primer país extranjero con acceso a la estratégica Base Naval de Ream en Camboya, una instalación modernizada por China desde 2022. Estos eventos, ocurridos con pocos meses de diferencia, parecen mostrar el esfuerzo de Camboya por ampliar sus alianzas internacionales tras años de dependencia de China. La entrega de barcos japoneses, mientras China lidera la modernización de la base, no es solo un gesto amistoso de Tokio. Es una jugada inteligente de Camboya para aprovechar la rivalidad entre grandes potencias y así fortalecer su seguridad e independencia. Pero, ¿puede Camboya realmente proteger su soberanía equilibrando los intereses de actores poderosos? ¿O esta idea de asociaciones múltiples es solo una ilusión que oculta el creciente dominio chino? Las respuestas a estas preguntas podrían definir el futuro de la seguridad regional en Indochina. En agosto de 2023, Hun Manet se convirtió en el nuevo primer ministro de Camboya, reemplazando a su padre, Hun Sen, quien gobernó durante casi 40 años. A diferencia de su padre, Hun Manet tiene formación occidental: se graduó en la Academia Militar de West Point (EE. UU.) y obtuvo un doctorado en economía por la Universidad de Bristol. Su trayectoria generó expectativas entre los diplomáticos occidentales de que la política exterior camboyana podría alinearse más con sus valores. Estas esperanzas se cumplieron parcialmente cuando en la primera gran declaración de política exterior de Hun Manet reafirmó el compromiso de Camboya con la diversificación de sus relaciones internacionales, manteniéndose firmemente apegada al principio de neutralidad. Esta postura fue especialmente significativa, considerando que durante mucho tiempo Camboya ha sido vista por analistas occidentales como un país alineado con China. Durante años, las élites jemeres han expresado públicamente su apoyo a la República Popular China en escenarios internacionales, recibiendo a cambio importantes inversiones y ayuda en infraestructura. Sin embargo, estas acciones han tensado ocasionalmente las relaciones de Camboya con países vecinos — una dinámica observada por funcionarios de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), de la cual Camboya es miembro desde 1999. Un claro ejemplo es el desacuerdo en torno a las disputas territoriales en el Mar de China Meridional. Cuando algunos países afectados intentaron usar la ASEAN como plataforma para presionar a Pekín, Camboya se opuso, bloqueando la adopción de una declaración conjunta en el otoño de 2024 —algo sin precedentes en los 45 años de historia de la organización. Salvo algunas excepciones, las élites jemeres tradicionalmente apoyaron una política de no alineamiento durante la Guerra Fría y, posteriormente, una postura neutral en asuntos exteriores. El exprimer ministro Hun Sen enfatizaba que Camboya buscaba relaciones no solo con China, sino con todos los países, considerando que ese es el camino más beneficioso para una nación en desarrollo. Entre los socios cercanos de Phnom Penh se encuentra Japón, que mantiene una política exterior activa en la región y es uno de los mayores donantes económicos del Reino. Al mismo tiempo, es importante destacar que Hun Sen calificó las relaciones con China como “inquebrantables” y rechazó sistemáticamente las críticas externas, destacando únicamente los aspectos positivos del fortalecimiento de los lazos con Pekín. En la primera mitad de diciembre de 2024, Camboya y Japón firmaron un acuerdo para la entrega de barcos patrulleros militares a Phnom Penh como parte de la iniciativa FOIP de Japón. Camboya se convirtió así en el primer país de la ASEAN en recibir este tipo de asistencia. Sin embargo, el Reino no tiene intención de darle la espalda a China. El principio de neutralidad, base de su política exterior, implica que la asociación con Japón no contradice su amistad con la República Popular China. Más bien, la combinación de ambas relaciones refleja una estrategia de diplomacia multivectorial, que le permite a Camboya beneficiarse de vínculos con diversos socios. Este enfoque se sostiene en varios factores. Primero, el primer ministro Hun Manet ha reafirmado en múltiples ocasiones su compromiso con una “política exterior independiente y neutral, basada en el Estado de derecho, el respeto mutuo y adherencia a los principios de la Carta de las Naciones Unidas”. En sus palabras, esta política busca “promover los intereses nacionales, fortalecer las amistades existentes y construir lazos más sólidos”. Segundo, Phnom Penh acepta de forma constante ayuda de todos los donantes dispuestos, incluidos Australia — a través de la Asociación para el Desarrollo Económico Resiliente Camboya-Australia (CAPRED, por sus siglas en inglés) —, Estados Unidos, Japón y, por supuesto, China. En 2023, con motivo del 70º aniversario de las relaciones diplomáticas con Japón, Camboya elevó su cooperación bilateral al nivel de Asociación Estratégica Integral. Con este paso, Japón se unió a un reducido círculo de aliados estratégicos de Phnom Penh — una categoría que, entre 2010 y 2023, solo había ocupado China —, avanzando más allá del compromiso diplomático básico y la asociación estratégica convencional. Aunque China superó a Japón en volumen de ayuda desde 2007, Tokio sigue siendo un socio clave para Phnom Penh. Entre 1994 y 2021, Japón implementó 210 proyectos de inversión en Camboya por un total de 3,100 millones de dólares. En 2024, el comercio bilateral entre ambos países alcanzó los 40,940 millones de dólares, lo que posicionó a Japón como el quinto socio comercial más importante del Reino. Esta sólida cooperación económica refuerza la importancia estratégica de Japón para Camboya y refleja el esfuerzo de Phnom Penh por diversificar sus relaciones internacionales, evitando depender en exceso de un solo aliado. A pesar de la reciente entrega de barcos patrulleros por parte de Japón a Camboya, la cooperación militar más sólida de Phnom Penh sigue siendo con China. Entre 2016 y 2024, China y Camboya realizaron seis ejercicios militares conjuntos bajo el nombre de “Dragón Dorado” (នាគមាស, en jemer), con un aumento progresivo en el número de tropas, armamento y equipos militares en cada edición. Incluso en 2020, durante la amenaza global de la pandemia de COVID-19, Phnom Penh llevó a cabo la cuarta edición de estos ejercicios, con la participación de casi 3,000 soldados — diez veces más que en 2016 [1]—. Las maniobras militares también incluyeron decenas de helicópteros de combate, vehículos blindados y diversos equipos de transporte. Este continuo apoyo militar por parte de Pekín resalta la creciente dependencia de Camboya del respaldo chino para fortalecer sus fuerzas armadas. Por otro lado, tras siete años de ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos, Camboya suspendió dicha cooperación en 2017, citando oficialmente conflictos de agenda debido a las elecciones nacionales. Sin embargo, en junio de 2024, durante una reunión entre Hun Sen y el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, Camboya anunció la reanudación de la cooperación militar con Washington. Además, Estados Unidos acordó retomar los ejercicios conjuntos y volver a aceptar cadetes camboyanos para formarse en la Academia Militar de West Point. Para Estados Unidos, el principal punto de tensión ha sido la Base Naval de Ream en Camboya, construida por China, a pesar de las repetidas garantías de Phnom Penh de que la instalación está destinada únicamente al uso de la Armada Real de Camboya. Los rumores sobre el desarrollo de esta base surgieron por primera vez en 2018, lo que provocó un aumento de tensiones entre Phnom Penh y Washington. Sin embargo, en ese momento, EE. UU. no contaba con pruebas concretas para acusar formalmente a Camboya de tener la intención de albergar fuerzas militares chinas en su territorio, por lo que los funcionarios estadounidenses limitaron su respuesta a mensajes diplomáticos expresando su preocupación. En agosto de 2018, el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que confiaba en las garantías de Camboya de que la base sería utilizada exclusivamente por su propia armada, y elogió al Reino por su “firme defensa de la soberanía nacional”. A principios de diciembre de 2024, un buque de la Armada de EE. UU. llegó a Camboya en la primera visita portuaria en ocho años — una visita posible luego de un largo período de tensas relaciones debido a las críticas constantes de Washington sobre la situación de los derechos humanos en el país. El Ministerio de Defensa Nacional de Camboya declaró que la visita fue organizada a solicitud de Estados Unidos y que contribuiría a “fortalecer y ampliar los lazos de amistad, así como a mejorar la cooperación bilateral” entre ambos países. *** En los últimos años, la región Asia-Pacífico se ha convertido en un escenario de creciente competencia geopolítica, lo que impacta directamente en el entorno de seguridad de Camboya y en sus decisiones de política exterior. Los intereses estratégicos de grandes potencias como Estados Unidos y China se cruzan cada vez más en la región, lo que ha llevado a países más pequeños — incluida Camboya — a buscar nuevas formas de proteger su independencia y seguridad nacional. En respuesta a estos cambios, Phnom Penh ha intentado fortalecer sus capacidades de defensa y diversificar sus alianzas internacionales, como se refleja en el acuerdo con Japón para la transferencia de barcos patrulleros militares. Este paso no solo refuerza las relaciones bilaterales con Tokio, sino que también muestra la intención de Camboya de asumir un papel más activo en los asuntos de seguridad regional. Tal participación podría permitirle maniobrar entre las potencias globales enfrentadas y mantener su independencia frente a la creciente presión de China y Estados Unidos. Rusia, como uno de los socios tradicionales de Camboya, también podría buscar fortalecer su presencia en la región mediante un mayor compromiso diplomático y ofreciendo vías de cooperación en defensa, seguridad y tecnología militar. Esto ayudaría a Phnom Penh a equilibrar mejor sus relaciones exteriores y maniobrar de forma más efectiva entre las grandes potencias. Para Moscú, representa una oportunidad no solo para profundizar sus lazos con Camboya, sino también para ampliar su influencia en el sureste asiático y contrarrestar la creciente presencia de actores occidentales en la región.

[1] Phan Thi Hai Yen. (2024). Cambodia's Strategic Embrace of China: Military Cooperation and Its Implications. ISRG Journal of Arts Humanities & Social Sciences (ISRGJAHSS), II(V), 191–198.

First published in :

Russian Internacional Affairs Council (RIAC)

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Grigory Kucherenko

Investigador junior, Laboratorio "Sector de nuevos desafíos en el sur y sureste de Asia", Instituto Primakov de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (IMEMO), Academia de Ciencias de Rusia.

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