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¿Qué significa el alivio de las sanciones contra Siria?

Image Source : Wikimedia Commons
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First Published in: May.30,2025
Jun.09, 2025
Han pasado seis meses desde que el grupo Hayat Tahrir al-Sham [1], liderado por Abu Mohamed al-Golani (actualmente conocido como Ahmed al-Charaa), tomó el poder en Siria. Poco antes, al otro lado del mundo, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos, y toda la atención internacional se centró en cómo sería realmente la política exterior del nuevo residente de la Casa Blanca. Las nuevas autoridades sirias lo observaban con más atención que nadie, entendiendo plenamente que la política de Trump hacia su país determinaría en gran medida su propio futuro y el de Siria. Al mismo tiempo, tras seis meses en el poder, y pese a ciertos esfuerzos, el nuevo liderazgo sirio aún no ha logrado resolver de forma fundamental los principales problemas socioeconómicos del país, las cuestiones del desarme y la integración de los grupos armados en un ejército unificado, el restablecimiento del control efectivo sobre las fronteras y las armas, la garantía de seguridad interna para todos —incluidas las minorías—, ni el inicio de un verdadero proceso político de transición inclusiva. Por supuesto, lograr todo esto es extremadamente difícil considerando que los actores externos juegan un papel clave en estos asuntos. Por ello, los acontecimientos de las últimas semanas — especialmente las acciones de Estados Unidos — son muy importantes para Siria y la región. Veamos qué consecuencias podría tener el alivio de las sanciones estadounidenses para Damasco, el Medio Oriente y Rusia.
El 13 de mayo, durante su gira por Medio Oriente, el presidente de EE. UU., Donald Trump, anunció su intención de iniciar el proceso para levantar todas las sanciones sobre Siria. Este anuncio fue bastante inesperado, ya que ni siquiera dentro de su propia administración existía un consenso al respecto. Para Damasco y otros actores regionales, esta declaración representó una decisión esperada desde hace mucho tiempo por parte de Washington. Posteriormente, el 23 de mayo, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de EE. UU. emitió la Licencia General (GL) 25 para Siria, lo que puso en marcha el proceso de alivio de sanciones conforme a la declaración de Trump. En particular, se autorizaron todas las transacciones con Siria y su gobierno que anteriormente estaban prohibidas por las Regulaciones de Sanciones a Siria, flexibilizando así las restricciones existentes. Cabe destacar que desde el 6 de enero de 2025 ya estaba en vigor la Licencia General 24, la cual permitía ciertas transacciones previamente prohibidas con el gobierno sirio y el Banco Central. En esencia, la GL 25 amplió el alivio de sanciones iniciado al final del mandato de Biden. Además de la GL 25, el Departamento de Estado de EE. UU. suspendió por 180 días las sanciones estipuladas por la Ley César, lo cual, según el plan de Washington, busca alentar a socios extranjeros, aliados estadounidenses y actores regionales a establecer vínculos económicos y financieros con las nuevas autoridades sirias. No obstante, su suspensión temporal por seis meses refleja un enfoque gradual hacia el levantamiento completo de las restricciones.
Primero, desde 1979 se han impuesto numerosas sanciones sobre Siria, incluidas órdenes ejecutivas presidenciales y leyes aprobadas por el Congreso. Esto hace que una derogación completa de las sanciones sea un proceso complejo y lento, ya que algunas requieren la aprobación del Congreso. Segundo, no se han levantado todas las restricciones. Además, la administración de Trump puede restablecerlas fácil y rápidamente. En lugar de derogar completamente las leyes fundamentales de sanciones, la OFAC emitió una Licencia General. Esto significa que, si las nuevas autoridades sirias no logran retirar a los combatientes extranjeros, luchar contra el terrorismo y proteger a las minorías religiosas y étnicas, la OFAC puede cancelar la Licencia General 25 y restablecer las restricciones anteriores. De manera similar, el Departamento de Estado puede optar por no renovar la suspensión de 180 días de la Ley César. Es evidente que EE. UU. supervisará de cerca la situación en Siria y los avances del nuevo gobierno. Por lo tanto, la GL 25 y la suspensión de la Ley César no deben verse simplemente como un regalo de Trump, sino como una herramienta de presión de EE. UU. sobre el nuevo gobierno sirio. Tercero, a cambio del levantamiento de sanciones, Trump espera pasos bastante problemáticos por parte de las nuevas autoridades sirias. Durante una sorpresiva reunión con el nuevo presidente de Siria el 14 de mayo, el líder de la Casa Blanca lo instó a normalizar relaciones con Israel (posiblemente mediante la adhesión a los Acuerdos de Abraham o con un nuevo acuerdo). Este es un paso sumamente difícil, ya que probablemente provocará una reacción negativa de los radicales dentro del HTS, así como de ciudadanos comunes, lo que podría desencadenar una nueva escalada en Siria. Trump también pidió la expulsión de combatientes y terroristas extranjeros de las filas del ejército sirio. Esta exigencia también es problemática, ya que Golani aún depende de ellos y continúa promoviéndolos a puestos en el nuevo ejército. Además, eliminar a los combatientes extranjeros y radicales podría generar descontento y represalias contra Golani y sus aliados. En este sentido, las nuevas autoridades sirias se encuentran en una situación muy ambigua. Habiendo llegado al poder como islamistas radicales y terroristas, han comenzado a utilizar otras herramientas para asegurar su supervivencia política: es decir, el levantamiento de sanciones de EE. UU. y la obtención de ayuda económica y financiera externa. Para lograrlo, deben deshacerse de aquellos a través de quienes llegaron al poder, y resolver este dilema es solo cuestión de tiempo.
El plan de Trump para levantar las sanciones sobre Siria podría implicar lo siguiente: Primero, el alivio de sanciones otorgará mayor legitimidad a las nuevas autoridades sirias y aumentará su apoyo popular. Los sirios han esperado durante años el levantamiento de estas sanciones, con la esperanza de mejoras en la situación humanitaria y socioeconómica — que se ha deteriorado desde 2020 — y del inicio de una reconstrucción a gran escala del país. La decisión de Trump les da esperanza, lo que a su vez refuerza el respaldo a las nuevas autoridades. Segundo, las fuerzas islamistas radicales en Siria ven el acercamiento de al-Charaa con Occidente como una amenaza a sus perspectivas tanto en Siria como fuera de ella. Consideran que ha empezado a traicionar los valores “revolucionarios” e “islamistas” al “venderlos” a cambio de beneficios políticos y económicos del mundo occidental. Es importante destacar que, en una fatua (dictamen legal islámico) reciente, el ideólogo salafista Abu Muhammad al-Maqdisi declaró al presidente interino de Siria, Ahmed al-Charaa (y a sus seguidores), como incrédulos por “abandonar la ley islámica en favor de leyes creadas por el hombre”. Además, el ISIS [2] hizo un llamado a los militantes del HTS descontentos con las políticas del nuevo gobierno a desertar. La principal amenaza para estos grupos es la posibilidad de que al-Charaa termine prohibiéndolos y eliminándolos físicamente a cambio de reconocimiento total y apoyo económico de Occidente. Al mismo tiempo, el crecimiento de una “oposición yihadista” interna en Siria podría afectar la estabilidad del país, ya que el gobierno aún no controla todo el territorio ni ejerce dominio completo sobre las armas ni el uso de la fuerza. Como se mencionó antes, una posible normalización entre Siria e Israel también representa un argumento de peso usado contra al-Charaa y una fuente de tensión para los sectores más duros del país, lo cual representa un desafío importante para las autoridades. Tercero, Golani, al mismo tiempo, está fortaleciendo aún más su posición. La reunión con el presidente de EE. UU. del 14 de mayo mejoró su imagen tanto en la región como a nivel global. El respaldo estadounidense, evidenciado por ese encuentro, le da una vía para actuar contra sus colegas más radicales y deshacerse de ellos gradualmente. La ayuda financiera, económica y militar de países occidentales y del Golfo — que Damasco probablemente recibirá pronto — le permitirá actuar con mayor firmeza y confianza contra sus oponentes más extremistas, incluidos los islamistas radicales, sin temer perder el apoyo popular. En otras palabras, un mayor reconocimiento internacional fortalece el respaldo interno a al-Charaa, lo que le permite debilitar los argumentos de ilegitimidad que esgrimen los radicales y dejar de depender de ellos como mecanismo de control del país. Cuarto, la declaración de Trump impulsará la ayuda económica e inversiones de los países del Golfo y de la Unión Europea hacia Siria. Tras la publicación de la GL 25 por parte de EE. UU. el 23 de mayo, la UE hizo lo propio y decidió, el 28 de mayo, levantar sus sanciones económicas a Siria. Cabe destacar que la UE también vigilará la situación de los derechos humanos en el país y los acontecimientos relacionados con los sucesos de marzo en la costa siria. Todos los donantes e inversionistas potenciales seguirán de cerca la situación y es poco probable que desembolsen grandes sumas de dinero de inmediato. Es más probable que adopten un enfoque progresivo y cauteloso. Quinto, la mejora gradual de la situación humanitaria y económica llevará eventualmente al retorno masivo de refugiados sirios (según datos de la ONU, alrededor de 4.5 millones de refugiados sirios permanecen en el extranjero y unos 7.5 millones son desplazados internos dentro de Siria). Por un lado, esto aumentará la carga socioeconómica del Estado sirio, lo que podría crear un ambiente propicio para la oposición y la reactivación de ideas radicales. Por otro lado, podría permitir a las autoridades ganar mayor apoyo popular y contar con más fuerza laboral potencial para la reconstrucción del país y su economía. Al mismo tiempo, según un informe reciente de la ONU sobre Siria, “la cohesión social en el país sigue siendo frágil debido a las profundas divisiones étnicas, desplazamientos prolongados y la compleja dinámica del retorno de refugiados y desplazados internos”. El conflicto ha agravado las divisiones entre grupos étnicos y sectarios, y los recientes cambios políticos han intensificado el descontento en torno a la representación, la propiedad de tierras, el acceso a recursos y el control de la seguridad. Por ello, es fundamental que las autoridades sirias aseguren con urgencia los recursos y herramientas necesarias para crear condiciones sostenibles para la recuperación nacional.
Primero, los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), especialmente Catar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), tendrán una participación más activa en Siria. Arabia Saudita y los EAU buscarán contrarrestar la influencia turca y catarí mediante mayores inversiones, proyectos económicos y el respaldo a las autoridades actuales. Es muy probable que se retomen y pongan en marcha proyectos económicos regionales destinados a conectar los países de la zona. Por ejemplo, la reactivación del Gasoducto Árabe, que va de Egipto a Líbano pasando por Jordania y Siria, podría mejorar el suministro eléctrico tanto en Siria como en Líbano. Segundo, el retorno masivo de refugiados sirios a su país reducirá la carga socioeconómica de los países de la región — principalmente Turquía, Líbano y Jordania—donde aún se encuentran la mayoría de ellos. Tercero, Siria recibirá más inversiones de la Unión Europea, lo que ayudará a acelerar su recuperación y permitirá a la UE recuperar su presencia económica en el país. A su vez, la recuperación económica siria también tendrá un efecto positivo en Líbano. Cuarto, existe la posibilidad de que se abran negociaciones entre Siria e Israel para normalizar relaciones. En las últimas semanas, ambas partes ya han establecido contactos directos y están discutiendo cuestiones de seguridad. Sin embargo, cabe destacar que los contactos indirectos entre las nuevas autoridades sirias e Israel comenzaron ya en diciembre de 2024. El punto clave será cómo los posibles opositores de Golani aprovecharán esta situación y si la normalización (o incluso las conversaciones) con Israel tendrán un efecto desestabilizador en Siria y la región.
Primero, Moscú no ha tenido grandes intereses económicos ni activos significativos en Siria. Sin embargo, es importante destacar que la Licencia General 25 prohíbe las transacciones que beneficien a Rusia, Irán o Corea del Norte (o que impliquen la transferencia o provisión de bienes, tecnología, software, fondos, financiamiento o servicios hacia o desde estos países), lo que limita la capacidad de Moscú para brindar asistencia económica a Siria. Hipotéticamente, si Estados Unidos levantara por completo todas las restricciones a las relaciones entre Siria y Rusia, Moscú podría cerrar acuerdos con Damasco en el sector defensa (incluido el mantenimiento de equipos militares soviéticos/rusos), en la reconstrucción industrial (infraestructura de origen soviético/ruso), en la agricultura y en la educación. Segundo, también es relevante señalar que ni el plan de Trump para levantar las sanciones sobre Siria ni el plan de la UE incluyen como condición la retirada de las bases militares rusas del país (al menos no públicamente), por lo que Moscú conserva una mayor posibilidad de negociar condiciones favorables para mantener sus instalaciones militares en Siria. *** Por lo tanto, se puede afirmar que las medidas de alivio de sanciones por parte de EE. UU. y la UE tienen como objetivo principal ayudar a las nuevas autoridades sirias a enfrentar los desafíos que enfrentan: condiciones socioeconómicas severas, problemas en el suministro energético, reformas y reestructuración de las fuerzas armadas, restauración de infraestructura, combate contra islamistas radicales, combatientes extranjeros y el Estado Islámico (ISIS), así como la recuperación del control de todo el territorio del país. En segundo lugar, buscan fortalecer la posición política de Damasco y específicamente de al-Charaa dentro del país, para permitir, en la medida de lo posible, un proceso de transición democrática durante los próximos años. En tercer lugar, envían un mensaje claro: las sanciones pueden levantarse si las “personas adecuadas” llegan al poder y actúan en determinada dirección. En cuarto lugar, estas medidas de alivio funcionan como herramientas de influencia y presión, al vincular explícitamente el levantamiento o relajación de las sanciones al comportamiento del actor sancionado. El proceso de levantamiento de restricciones sobre Siria abrirá ante todo una vía financiera y económica para los actores regionales, quienes desde hace tiempo han mostrado interés directo en estabilizar la situación en el país. En cuanto a EE. UU. y la UE, todo indica que ninguno está dispuesto a comprometerse plenamente con Siria, prefiriendo un enfoque gradual mientras observan cómo actúan las nuevas autoridades de Damasco en los próximos meses. Esto refleja tanto el debilitamiento del interés occidental en la región como el creciente protagonismo de los actores regionales. Al mismo tiempo, vale la pena destacar que el volumen de inversiones occidentales o del Golfo en Siria probablemente no tendrá un impacto directo en la calidad de la gobernanza interna, la implementación de reformas o la inclusión del proceso de transición. Es natural que, al levantar sanciones de forma paulatina, Occidente intente mantener poder de negociación sobre las autoridades actuales en Damasco. Pero, ¿estará preparado para la posibilidad de que, con el tiempo, ese poder de influencia deje de funcionar?
[1] Hayat Tahrir al-Sham es una organización terrorista prohibida en Rusia. [2] ISIS es una organización terrorista prohibida en el territorio de Rusia.First published in :
Doctor en Estudios Políticos, experto en Oriente Medio y analista de política exterior rusa; maestría en Políticas Públicas Globales, Escuela de Asuntos Públicos Hubert H. Humphrey, Universidad de Minnesota.
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