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Energy & Economics

El creciente papel de China en Asia Central

Banderas de EE.UU. (Estados Unidos) VS UE (Unión Europea) pintadas en una pared rota con fondo de grietas, concepto abstracto de conflictos políticos

Image Source : Shutterstock

by Akanksha Meena

First Published in: Feb.16,2025

Mar.03, 2025

En respuesta a sus recientes aranceles punitivos sobre las importaciones de energía de EE. UU., una delegación de importantes empresas energéticas chinas visitó Kazajistán en febrero de 2025 para explorar nuevas oportunidades comerciales. La delegación fue liderada por el Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional (CCPIT, por sus siglas en inglés), que se centró en diversificar las cadenas de suministro y reducir la dependencia de los mercados occidentales. La visita resalta el compromiso de Pekín de profundizar los lazos económicos en Asia Central a través del comercio, la inversión en infraestructura y la cooperación energética en medio de las crecientes tensiones entre China y Occidente. Tradicionalmente, Rusia había ejercido una influencia dominante en los países de Asia Central debido a su legado de la era soviética y sus lazos de seguridad. Sin embargo, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China y la expansión de asociaciones económicas con las naciones de Asia Central han establecido a Pekín como un actor clave en la región. A medida que la presencia de EE. UU. ha disminuido y Rusia sigue preocupada por su conflicto en Ucrania, China ha aprovechado sus asociaciones económicas, proyectos de infraestructura y su diplomacia estratégica. China ha emergido como el principal socio comercial de Asia Central, superando incluso a Rusia en influencia económica. En 2023, el comercio entre China y Asia Central alcanzó los 89.4 mil millones de dólares, lo que refleja un aumento del 27% en comparación con el año anterior. Este auge resalta los esfuerzos de China para consolidar su presencia económica mediante inversiones, acuerdos comerciales y proyectos de infraestructura. Kazajistán sigue siendo el aliado económico más importante de Pekín en la región, con un comercio que alcanzó los 43.8 mil millones de dólares a finales de 2024, un aumento del 9% respecto a 2023. De manera similar, Uzbekistán ha actualizado sus lazos con China a una "sociedad estratégica integral a largo plazo", con el objetivo de aumentar el comercio de 14 mil millones de dólares a 20 mil millones. Las inversiones chinas en el sector de energías renovables de Uzbekistán han crecido cinco veces, lo que subraya el enfoque de Pekín en el desarrollo sostenible. El desarrollo de infraestructura es una piedra angular del compromiso de China en Asia Central. El ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán (CKU) es un proyecto emblemático diseñado para proporcionar a China una ruta de acceso directa a la región, reduciendo la dependencia de las redes de tránsito rusas. China, Kirguistán y Uzbekistán firmaron un acuerdo trilateral que llevará a cabo el proyecto en junio de 2024. Esto se alinea con el objetivo más amplio de Pekín de diversificar las rutas comerciales, especialmente en medio de las interrupciones globales como los ataques hutíes en el Mar Rojo. China ha ampliado su influencia e inversiones en la industria energética, extendiendo su alcance más allá de la infraestructura de transporte. El Gasoducto China-Asia Central, que abarca Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán y China, es crucial para la estrategia de seguridad energética de Pekín. Esta infraestructura asegura un suministro constante de gas natural, al tiempo que ofrece a los países de Asia Central una alternativa a las rutas controladas por Rusia. En octubre de 2023, KazMunayGas (KMG) y China National Chemical Engineering Group Corporation (CNCEC) acordaron construir una planta de energía a gas en la refinería de petróleo de Atyrau. Esta instalación tiene como objetivo mejorar la confiabilidad del suministro eléctrico y apoyar las necesidades energéticas de la región de Atyrau. De manera similar, QazaqGaz y Geo-Jade Petroleum Corporation están listos para desarrollar el Campo de Gas de Pridorozhnoye en la región de Turkistán. China National Petroleum Corporation (CNPC) está implementando cuatro proyectos de petróleo y gas en colaboración con Samruk-Kazyna de Kazajistán. A nivel regional, PetroChina planea reanudar la construcción de la Línea D del Gasoducto Asia Central-China en 2025, pendiente de la finalización de un contrato de suministro de gas con Turkmenistán, lo que fortalecerá aún más los lazos energéticos de China con la región. En Kirguistán y Tayikistán, Pekín desempeña un papel dominante en la extracción de minerales esenciales, mientras que sus lazos económicos con Kazajistán continúan fortaleciéndose. Las importaciones de molibdeno de China desde Kazajistán aumentaron a alrededor de 19.6 millones de dólares en 2022, lo que demuestra la dependencia de China de los recursos kazajos. Mientras tanto, el 1.5% de las exportaciones totales de Tayikistán a China fueron zinc, y el 17.5% fueron cobre, lo que demuestra la creciente influencia de China sobre los minerales de Asia Central y el potencial de explotación de materias primas en los países de Asia Central. A pesar de la creciente huella económica de China, los estados de Asia Central siguen siendo cautelosos sobre una dependencia excesiva y buscan activamente diversificar sus asociaciones, incluyendo la participación con Estados Unidos. Pekín ha invertido fuertemente en Kirguistán y Tayikistán, financiando proyectos de infraestructura esenciales como carreteras, puentes, hospitales y edificios gubernamentales. Estas inversiones reflejan la estrategia más amplia de China de fomentar el desarrollo económico como medio para garantizar la estabilidad regional. Al financiar proyectos clave, Pekín no solo estimula el crecimiento económico, sino que también profundiza su influencia política al cultivar relaciones con las élites locales. Las inversiones directas chinas en Kirguistán alcanzaron los 220.8 millones de dólares en 2023. Específicamente, China ha estado involucrada en la construcción de carreteras e infraestructura, y en Biskek, China proporciona subvenciones para la construcción de intercambiadores para resolver los atascos de tráfico. China y Kirguistán han extendido su cooperación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) hasta 2026, alineando el proyecto de infraestructura con la estrategia de desarrollo nacional de Kirguistán. China ha sido el mayor contribuyente nacional a la creciente infraestructura de transporte de Tayikistán, representando el 26 por ciento del valor total, o 570.2 millones de dólares. De esta cantidad, 37 millones de dólares se han proporcionado en subvenciones, mientras que los 533.2 millones restantes fueron préstamos. China ha comprometido 230 millones de dólares en fondos para Tayikistán para la construcción de un nuevo edificio del parlamento. La cumbre China-Asia Central de 2023 en Xi'an marcó un punto de inflexión en la estrategia regional de Pekín. Históricamente, China interactuaba con los estados de Asia Central a través de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), donde Rusia desempeñaba un papel significativo. Sin embargo, el establecimiento de una cumbre independiente China-Asia Central señala la creciente asertividad de Pekín en la región y un cambio estratégico hacia la reducción de la influencia tradicional de Rusia. En mayo de 2023, el presidente Xi Jinping recibió a los líderes de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán para la cumbre inaugural China-Asia Central, que se celebró en Xi'an, en la provincia de Shaanxi. Durante la cumbre, China anunció que actualizaría los acuerdos bilaterales de inversión, introduciría más iniciativas para facilitar el comercio, aceleraría la construcción de la línea D del gasoducto China-Asia Central y otorgaría a los países de Asia Central 26 mil millones en financiamiento y asistencia no reembolsable. Kazajistán será el anfitrión de la próxima cumbre en 2025-2026. En la Cumbre, China prometió una importante ayuda al desarrollo, amplió las asociaciones energéticas y fortaleció la cooperación en seguridad, reflejando su compromiso más amplio con la estabilidad regional y la integración económica. Aunque el compromiso de China en Asia Central sigue siendo principalmente económico, cada vez se afirma más en cuestiones políticas. Pekín ha adoptado posturas diplomáticas que en ocasiones divergen de los intereses de Moscú. Por ejemplo, China ha apoyado abiertamente la integridad territorial de Kazajistán en respuesta a la retórica nacionalista rusa. Durante su visita a Kazajistán el 14 de septiembre de 2022, el presidente chino Xi Jinping declaró que su país respalda la independencia y la integridad territorial de Kazajistán y está en contra de cualquier intervención en sus asuntos internos. Sin embargo, a pesar de estas maniobras políticas, China sigue siendo cautelosa respecto a su implicación directa en la seguridad de la región. Mientras Pekín mantiene una presencia militar en Tayikistán y despliega empresas de seguridad privadas para proteger sus inversiones, sigue operando dentro del marco de seguridad establecido por Rusia, en lugar de intentar reemplazarlo. Este enfoque cauteloso fue especialmente evidente en la respuesta limitada de China a los enfrentamientos fronterizos entre Kirguistán y Tayikistán, lo que señala su renuencia a asumir un papel directo como garante de la seguridad en la región. Mientras tanto, la dominancia tradicional de Rusia en Asia Central se ha debilitado debido a su guerra en curso en Ucrania. Los gobiernos de Asia Central se están distanciando de Moscú, con el presidente de Kazajistán, Tokayev, rechazando abiertamente las reclamaciones territoriales de Rusia en Ucrania. Además, la Unión Económica Euroasiática (UEEA), el bloque económico regional de Moscú, ha tenido dificultades para competir con la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) de China, que ofrece inversiones más sustanciales y desarrollo de infraestructura. Como resultado, la influencia de China en Asia Central continúa expandiéndose, llenando los vacíos dejados por la disminución de la influencia geopolítica de Rusia. Mientras que el compromiso de China en Asia Central ha estado tradicionalmente enfocado en las inversiones económicas, su presencia en materia de seguridad está en constante expansión. Pekín ha incrementado la venta de armas, la cooperación militar y los esfuerzos contra el terrorismo. Las exportaciones militares chinas representaron solo el 1.5% de las importaciones totales de armas de Asia Central entre 2010 y 2014, pero para 2019, esta cifra había aumentado al 18%. En un desarrollo significativo, en 2021, Tayikistán aprobó la construcción de una nueva base tras un acuerdo entre el Ministerio del Interior del país y el Ministerio de Seguridad Pública de China, o fuerza policial. El hecho de que el Ministerio de Seguridad Pública, y no el ejército chino, haya firmado el acuerdo indica que la lucha contra el terrorismo es una prioridad ante las crecientes preocupaciones sobre la inestabilidad en el vecino Afganistán. Esta instalación refuerza la huella de seguridad de Pekín cerca de Afganistán, una región de preocupación estratégica debido a la posible inestabilidad que podría afectar a Xinjiang. A diferencia de Rusia, que mantiene una presencia militar directa, China adopta un enfoque diferente para la cooperación en seguridad. En lugar de desplegar tropas convencionales, Pekín depende de Contratistas Privados de Seguridad y Militares (PMSCs, por sus siglas en inglés) para salvaguardar sus intereses económicos y proyectos de infraestructura. Estos contratistas, a menudo liderados por exmilitares chinos, protegen las inversiones chinas en toda Asia Central. Mientras negocia los límites de su política de no intervención, estos PMSCs se encargan de preocupaciones de seguridad que van desde el terrorismo hasta los disturbios locales que afectan a los trabajadores y proyectos chinos, ofreciendo una variedad de servicios como protección armada, recopilación de inteligencia y entrenamiento militar. En línea con su diplomacia de seguridad y su Iniciativa Global de Seguridad, China utiliza los PMSCs para fortalecer la cooperación en seguridad e incrementar su influencia en la región. Empresas como Zhongjun Junhong Group y China Security and Protection Group han establecido sucursales en países como Kirguistán y Tayikistán. China lanzó la Iniciativa Global de Seguridad (GSI, por sus siglas en inglés) en 2022, reforzando su compromiso con la seguridad regional. La GSI prioriza la soberanía, la no intervención y la colaboración en la lucha contra el terrorismo, alineándose con las prioridades de seguridad de Uzbekistán y Tayikistán, que enfrentan desafíos de estabilidad interna. Más allá del compromiso militar, China ha intensificado la cooperación en el ámbito de la aplicación de la ley con los estados de Asia Central. Pekín ha establecido acuerdos de intercambio de inteligencia, programas de formación policial e iniciativas de ciberseguridad con el objetivo de combatir al crimen organizado y el terrorismo. Estos esfuerzos sirven al objetivo más amplio de China de mantener la estabilidad regional mientras protege sus intereses económicos. A pesar de los crecientes lazos económicos y de seguridad de China con Asia Central, la resistencia local representa un desafío importante. La oposición pública a las inversiones chinas ha sido impulsada por preocupaciones sobre la dependencia de la deuda, las adquisiciones de tierras, el desplazamiento de empleos y el impacto ambiental. En 2016, las reformas propuestas a la ley de tierras en Kazajistán desataron protestas generalizadas en todo el país, ya que muchos ciudadanos temían que los cambios permitieran a los inversionistas chinos comprar grandes extensiones de tierra kazaja. El gobierno había introducido enmiendas al Código de la Tierra, que incluían disposiciones para arrendar tierras agrícolas a inversionistas extranjeros por hasta 25 años. Esto generó preocupaciones públicas sobre la posibilidad de que China adquiriera tierras kazajas, dado su creciente influjo económico en la región. Se realizaron manifestaciones en ciudades principales como Almaty, Atyrau y Aktobe, convocando a miles de personas. La magnitud de las protestas obligó al gobierno kazajo a suspender las reformas e imponer una moratoria sobre la venta de tierras a extranjeros, lo que resaltó las profundas preocupaciones sobre la soberanía nacional y la dependencia económica de China. En 2019 se produjeron protestas en varias ciudades, incluyendo Astana, Almaty y Zhanaozén en Kazajistán. Los manifestantes se opusieron a los proyectos industriales chinos, temiendo daños ambientales y una dependencia económica a largo plazo de China. También existía una gran sospecha de que las inversiones chinas llevarían a arrendamientos de tierras o asentamientos permanentes de trabajadores chinos, lo que aumentaba el descontento público. En Naryn, Kirguistán, estallaron protestas violentas contra un proyecto logístico e industrial chino de 280 millones de dólares. Los manifestantes estaban preocupados por los posibles daños ambientales, la pérdida de tierras a manos de empresas extranjeras y la falta percibida de beneficios económicos para las comunidades locales. El descontento llevó a la cancelación de algunos proyectos respaldados por China. El trato de China hacia las minorías étnicas de uigures, kazajos y kirguisos en Xinjiang ha complicado aún más sus relaciones con las poblaciones de Asia Central. Las protestas contra las detenciones masivas han ocurrido principalmente en Kazajistán y Kirguistán. De 2018 a 2019, el grupo activista Atajurt Eriktileri organizó frecuentes manifestaciones en Almaty y Nur-Sultán (Astana), exigiendo la liberación de los kazajos étnicos detenidos. Desde enero de 2021, los familiares de los detenidos han llevado a cabo protestas semanales frente al consulado chino en Almaty. En Kirguistán, se realizaron protestas más pequeñas en Bishkek en febrero y diciembre de 2019, donde los activistas instaron al gobierno a actuar contra la represión de China. El creciente poderío comercial, de seguridad y político de China en Asia Central es un campo clave para probar sus ambiciones geopolíticas más amplias. El futuro de este compromiso dependerá de la capacidad de China para equilibrar sus intereses económicos con las preocupaciones locales, asegurando que su rol expansionista contribuya a la estabilidad en lugar de fomentar tensiones. La influencia de Pekín en Asia Central sigue en aumento, convirtiéndolo en un socio dominante en términos económicos y de seguridad. A través de iniciativas como la Iniciativa Global de Seguridad (GSI), la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) y el mecanismo China-Asia Central (C+C5), China ha profundizado su presencia ofreciendo inversiones financieras, cooperación en seguridad y compromiso diplomático. Este enfoque ha sido bien recibido por los gobiernos de Asia Central, que buscan crecimiento económico y estabilidad. Aunque Rusia sigue siendo un actor geopolítico importante en la región, su influencia está disminuyendo a medida que el poder económico de China continúa en ascenso. El énfasis de Pekín en respetar la soberanía y promover el desarrollo ha ayudado a consolidar sus relaciones con los estados de Asia Central. Sin embargo, persisten desafíos como la resistencia local a las inversiones chinas y las posibles tensiones geopolíticas con Rusia. El éxito a largo plazo de la estrategia regional de China dependerá de su capacidad para gestionar estas complejidades mientras mantiene su posición estratégica.

The text of this work is licensed under a Creative Commons CC BY-NC 4.0 license. For more information refer to the original source.

First published in :

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Akanksha Meena

Akanksha Meena es candidata a doctorado en el Centro de Estudios de Asia Interior, Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Jawaharlal Nehru.

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