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Defense & Security

¿Realmente sobrevivirá la UE? Desafíos internos y externos vitales para la UE en el nuevo orden mundial emergente

Vidrio roto aislado o hielo con una bandera, UE

Image Source : Shutterstock

by Krzysztof Sliwinski

First Published in: Mar.17,2025

Mar.17, 2025

Resumen

Este estudio parte de la premisa de que la UE es un ejemplo destacado de institucionalismo liberal. La UE ha tenido un gran éxito en garantizar una paz duradera para los europeos, quienes ahora enfrentan una serie de desafíos existenciales. La hipótesis central de este documento es que, si estos desafíos no se abordan de manera efectiva, la UE podría no sobrevivir a largo plazo. La primera parte del análisis explora cinco desafíos externos que han impactado los entornos macroeconómicos y políticos de la UE en la tercera década del siglo XXI. La segunda parte del análisis señala cinco desafíos internos, más profundos, que la UE debe enfrentar si quiere continuar existiendo en una forma viable. El autor concluye que el futuro del orden mundial y, por extensión, el entorno de la UE, probablemente será decidido por tres grandes potencias: Estados Unidos, China y Rusia.



Imagen generada por IA (Gamma.app)

Introducción

El año 2024 marca exactamente 20 años desde la llamada "Gran Ampliación" (‘Big Bang enlargement’), por lo que el autor de este documento se toma la libertad de reflexionar sobre el futuro de la Unión Europea (UE). Según una amplia literatura, la UE es el mejor ejemplo funcional de institucionalismo liberal, cuyo núcleo fundamental es la promoción de la paz y la seguridad. Sin embargo, en los últimos años, el proyecto europeo parece haber perdido rumbo y se ha vuelto cada vez más disfuncional. Esta falta de cohesión interna se debe, en gran medida, a varios fenómenos políticos, entre los que destacan la sobrerregulación, la ideologización y la burocratización, que representan solo la punta del iceberg. Este documento analiza el entorno económico y político de la UE y enumera los cinco desafíos más urgentes que debe afrontar para sobrevivir como institución. Los ciudadanos británicos ya han mostrado la primera "tarjeta roja".

Desafíos externos clave: los entornos macroeconómico y político

Decir que el mundo contemporáneo es complejo es una obviedad. Sin embargo, hay cinco fenómenos que deben resaltarse como variables significativas en el entorno de la UE. En primer lugar, y de manera fundamental, los cambios en la economía política internacional y las transformaciones estructurales que debilitan la posición de los Estados. Estamos presenciando nada menos que el surgimiento de un nuevo orden mundial, que no solo desafía a las llamadas grandes potencias tradicionales al desplazar el centro de gravedad hacia el Este, sino que, quizá más importante aún, cuestiona la posición de los Estados como los principales ‘actores y motores’ del sistema internacional. El Gran Reinicio y la Cuarta Revolución Industrial son ejemplos claros de los enormes desafíos que se avecinan. En segundo lugar, la guerra en curso en Ucrania. Más allá de su obvia relevancia regional en Europa, también debe analizarse desde una perspectiva global. La invasión rusa amenaza los principios de soberanía e integridad territorial. Si se permite y no se frena, fomentará otros actos de agresión y confirmará una preocupante tendencia en la que las llamadas grandes potencias parecen situarse por encima del derecho internacional. La guerra resalta la importancia estratégica de Ucrania como un país europeo de gran tamaño. En este sentido, el desenlace del conflicto definirá el equilibrio de poder en el continente. También pone a prueba a la alianza occidental y su capacidad de respuesta ante este tipo de desafíos. Además, la guerra tiene graves consecuencias económicas a nivel mundial. Ucrania y Rusia son exportadores clave de granos, energía y materias primas. Un conflicto prolongado entre ambos implica riesgos de inflación a largo plazo y escasez de alimentos y combustibles en el extranjero, lo que equivale a la propagación global de la inestabilidad. El conflicto entre Ucrania y Rusia guarda un inquietante parecido con una guerra por poder dentro de la competencia entre Oriente y Occidente. Se podría argumentar que representa una batalla entre democracia y autoritarismo, en la que una victoria rusa fortalecería el autoritarismo en otras regiones del mundo. Por último, no debemos olvidar el aspecto nuclear del conflicto. Un eventual involucramiento directo de Occidente aumentaría el riesgo de una escalada nuclear. Asimismo, el desenlace de la guerra podría influir en las normas de no proliferación nuclear, afectando la seguridad global. En tercer lugar, y en parte como respuesta a los dos fenómenos mencionados anteriormente, surge la cuestión del liderazgo alemán y su visión sobre el futuro de la UE. La visión del actual gabinete alemán fue expuesta el 24 de agosto de 2022 por el canciller Olaf Scholz en la Universidad Carolina de Praga. En su discurso, trazó una visión integral sobre el futuro de la UE en la tercera década del siglo XXI, en el contexto de la invasión rusa de Ucrania. De las cuatro ideas "revolucionarias" mencionadas por Scholz, dos destacan especialmente. En primer lugar, ante la posible ampliación de la Unión Europea a 36 estados, el canciller instó a una transición hacia el voto por mayoría en la Política Común de Seguridad y Defensa. En segundo lugar, respecto a la soberanía europea, Scholz afirmó que los europeos deben ser más autónomos en todos los ámbitos, asumir una mayor responsabilidad en su seguridad, cooperar más estrechamente y estar aún más unidos para defender sus valores e intereses a nivel mundial. En términos prácticos, Scholz señaló la necesidad de una estructura única de mando y control para los esfuerzos de defensa europeos. [1] En cuarto lugar, y nuevamente como respuesta significativa a los dos primeros fenómenos mencionados, estamos presenciando una resistencia sin precedentes en amplios sectores de las sociedades europeas. En particular, se ha manifestado de manera abierta, tanto verbal como físicamente, una insatisfacción generalizada, principalmente, aunque no exclusivamente, por parte de los agricultores. Esta reacción se debe al aparentemente inevitable plan de transición ecológica promovido bajo la iniciativa "Fit-for-55". Este plan consiste en un conjunto de propuestas para revisar y actualizar la legislación de la UE con el objetivo de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030 [2]. Se trata de una iniciativa ambiciosa que abarca catorce áreas de acción, incluyendo la reforma del sistema de comercio de emisiones de la UE, la reducción de emisiones en transporte, edificios, agricultura y residuos, así como la regulación para disminuir las emisiones de metano. En términos prácticos, esto significa que los agricultores de la UE deberán asumir una carga sin precedentes y desigual. Además, surge la cuestión de la entrada de productos agrícolas ucranianos en el mercado europeo en cantidades igualmente sin precedentes. Esto ha llevado a numerosas protestas en las que los agricultores han expresado su descontento con sus gobiernos y la Comisión Europea, bloqueando capitales y arterias de transporte en toda la UE. Las protestas han alcanzado una escala masiva, con decenas de miles de manifestantes en la mayoría de los estados miembros de la UE. Es probable que las élites políticas en Europa no anticiparan este nivel de insatisfacción y resistencia hacia sus políticas, un fenómeno que no se había visto desde la creación de la Unión Europea. Los agricultores han recibido el respaldo de otros sectores profesionales, desde transportistas y taxistas hasta ciudadanos comunes. Cabe destacar que estas protestas han surgido de manera orgánica desde la base de la sociedad, aunque también han captado la atención de partidos de derecha. [3] Por último, pero no menos importante, surge la cuestión de la inmigración masiva a la UE desde fuera de Europa y los desafíos consecuentes para la cohesión social en países como Alemania, Francia, Italia y Bélgica. A la fecha de redacción de este documento (2025), un número creciente de ciudadanos en los países occidentales de la UE desafían la narrativa oficial de sus gobiernos, la cual se basa en la premisa de que la inmigración masiva es principalmente positiva para la economía y que la llegada de grandes números de no europeos no representa una amenaza para la calidad de vida y la seguridad de los ciudadanos comunes. Este fenómeno ha sido previamente referido por el autor como "a-securitización" (Sliwinski, 2016).[4] Aún más preocupante es que las diferencias entre los "viejos" y "nuevos" miembros de la UE, especialmente con Hungría bajo el liderazgo de Viktor Orbán, representan un desafío formidable para la política migratoria de toda la UE y, en consecuencia, para la integridad futura de la Unión. En este punto, no sería inimaginable que Hungría, al igual que lo hizo el Reino Unido en su momento, decida abandonar la UE [5], especialmente si Bruselas y Berlín continúan presionándola para aceptar miles de inmigrantes del Medio Oriente y África. Eslovaquia podría seguir el mismo camino.

Desafíos internos clave: la debilidad desde dentro

Muchos de estos problemas fueron expuestos, quizás de manera accidental pero bastante abierta, por J. D. Vance, vicepresidente de EE. UU., durante su discurso en la última Conferencia de Seguridad de Múnich (14 de febrero de 2025). Vance no escatimó en críticas dirigidas a las élites europeas y, en un ‘estilo típicamente estadounidense’, llamó a las cosas por su nombre. Su crítica hacia la UE se centró en seis puntos generales: retroceso en los valores democráticos, censura y restricciones a la libertad de expresión, limitaciones a las libertades religiosas, falta de integridad electoral, descontrolada inmigración masiva y la falta de disposición de las élites políticas para comprometerse con opiniones distintas a las de la izquierda, e incluso una tendencia a reprimir la disidencia. [6]

Centralización (Federalización)

Hoy en día, la UE continúa centralizándose, particularmente en respuesta a desafíos como la crisis económica y el COVID-19, asumiendo más responsabilidades en política fiscal, salud y seguridad. Esta tendencia es evidente en propuestas recientes, como el papel de la Comisión Europea en la determinación de las trayectorias presupuestarias, aunque enfrenta resistencia de los estados miembros preocupados por perder soberanía. Históricamente, la UE ha avanzado hacia una federación a través de revisiones recientes de tratados: desde el Tratado de Maastricht (1992) hasta el Tratado de Lisboa (2007). Según Alberto Mingardi del GIS, existe un fenómeno denominado "’creeping power grab’" (“toma de poder gradual”) “Se asume que Bruselas debería volverse más poderosa, mientras que Roma, Berlín y París menos. [...] los proeuropeos tienden a buscar oportunidades que les permitan dar carta blanca a Bruselas, aunque comenzando con iniciativas aparentemente limitadas. Por lo tanto, se supone que la UE debe crecer a través de las crisis y gracias a las crisis. Sea cual sea el problema o la cuestión, se podría promover una porción de soberanía nacional que pueda ser recortada y llevada a un nivel superior. Detrás de esto, hay una creencia general en la mayor eficiencia de la centralización, que quizás sea la verdadera característica de la política moderna. Los políticos confían más en sí mismos que en los contribuyentes; buscan una sala de control única, y cuanto más controla, mejor. Este enfoque encaja bien con una visión proteccionista de la economía, que ve a Europa (‘fortaleza Europa’, como algunos la llaman) como un bloque comercial destinado a contrarrestar a otros (EE. UU., China).” [7] La lógica de la centralización (federalización) se basa en gran medida en los argumentos presentados por el legalismo. Por un lado, se deriva de una lectura estricta y literal de las regulaciones. Por otro, implica que ninguna esfera de la vida debería quedar sin regular. Como consecuencia, la sobrerregulación se ha convertido en una característica distintiva de la Unión Europea. [8] Además, la sobrerregulación conduce, al frecuentemente citado, déficit democrático, [9] ejemplificado por el hecho de que la mayoría de la legislación europea que los estados miembros de la UE están obligados a seguir es propuesta por tecnócratas no electos que trabajan para la Comisión Europea.

Declive Demográfico y Bienestar Social

Una población envejecida y la disminución de las tasas de natalidad amenazan la estabilidad económica a largo plazo de la UE y sus sistemas de bienestar social. Con una fuerza laboral en reducción, financiar pensiones, atención médica y servicios sociales se vuelve cada vez más difícil, particularmente en las economías más débiles. Este cambio demográfico también amplifica la escasez de mano de obra, lo que provoca debates sobre la inmigración como solución, aunque esta conlleva el riesgo de generar una reacción política adversa, ya que inevitablemente afectará la identidad europea. Según los datos disponibles, Europa es el único continente que se proyecta experimentará una disminución poblacional hasta 2070, con la población en edad de trabajar en la UE (20–64 años) prevista a reducirse en aproximadamente 20%. Al mismo tiempo, la proporción de personas mayores (65 años o más) será la segunda más alta a nivel global entre las principales economías. Este cambio demográfico plantea desafíos significativos, con el potencial de socavar el modelo económico y social de la UE, exacerbar las desigualdades existentes y generar divisiones políticas entre los Estados Miembros si no se aborda de manera adecuada. [10] Según Eurostat, el cambio natural de la población (diferencia entre nacimientos y muertes) ha sido negativo desde 2012. Esto se debe principalmente al envejecimiento de la población, como se describe en esta publicación, y a la pandemia de COVID-19 entre 2020-2022. [11]

Competitividad Económica y Crecimiento

Después de la llamada Gran Ampliación, todos los datos disponibles sugieren que la brecha entre la UE y EE. UU. en términos de producción del PIB ha ido creciendo constantemente, es decir, que la economía estadounidense, que recientemente ha enfrentado grandes problemas, aún se ha desarrollado más rápido que la de la UE. [12] En la actualidad, la UE enfrenta un crecimiento económico estancado y una pérdida de competitividad en comparación con potencias globales como Estados Unidos y China. Las altas cargas regulatorias, la fragmentación del mercado interno y la insuficiente inversión en innovación y tecnología dificultan su capacidad para mantenerse al día. La creciente amenaza de aranceles por parte de una segunda administración de Trump probablemente solo agravará estos problemas, interrumpiendo las cadenas de suministro y aumentando los costos. Además, la dependencia energética de la UE, destacada por el alejamiento del gas ruso tras la invasión de Ucrania, ha elevado los costos, ejerciendo una presión adicional sobre las industrias y economías, particularmente en países como Alemania. [13]

Debilidad como actor internacional

La guerra en curso de Rusia en Ucrania sigue representando un desafío de seguridad significativo. El conflicto ha expuesto la dependencia de la UE en la OTAN y en EE. UU. para su defensa, al tiempo que ha aumentado la presión para fortalecer sus propias capacidades militares, a veces referidas como una "Unión de Defensa Europea". Las tensiones con China, particularmente en torno al comercio y la tecnología, y la incertidumbre sobre el compromiso de EE. UU. con las alianzas transatlánticas, aumentan aún más la tensión geopolítica. La UE también debe abordar amenazas híbridas (como ciberataques y desinformación) que afectan sectores críticos como la energía, el transporte y la infraestructura digital. En este contexto, los estadounidenses ya están exigiendo una mayor contribución de los miembros europeos de la OTAN en sus presupuestos de defensa (5% del PIB). [14] Esto probablemente reavivará los llamados a la creación de un ejército europeo, [15] que, sin duda, estará dominado por Alemania y Francia. Sin embargo, la dominación alemana será recibida con inquietud por algunos países de Europa Central y del Este (miembros de la UE). Al mismo tiempo, la reciente reunión en Riad demuestra que EE. UU. ni siquiera trata a la UE como un socio digno de tener un lugar en la mesa de negociaciones. [16] Cuando figuras como Trump presionan y acusan a Europa de no asumir una parte justa de los costos de su propia seguridad, los líderes políticos europeos recurren a la noción de Europa como una potencia normativa. Supuestamente, aunque débil en términos militares, la UE y sus miembros son un faro de valores como la paz, la libertad, la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos. En sus publicaciones fundamentales, Iaan Manners argumentó que el contexto histórico único de la UE, su estructura política híbrida y su constitución legal le permiten promover normas que van más allá de las preocupaciones estatales, particularmente en áreas como los derechos humanos y la abolición de la pena de muerte. Manners sostiene que la capacidad de la UE para definir lo que se considera "normal" en la política mundial es un aspecto significativo de su poder, y que este enfoque normativo es crucial para comprender el papel de la UE en las relaciones internacionales. [17] Por más atractivo que parezca, esto no parece tener mucho peso en la práctica de la seguridad internacional en las últimas décadas. De hecho, es la UE, como institución, junto con el liderazgo político de Francia, Alemania y la Comisión Europea, quienes ahora están siendo acusados de contradecir todos los valores mencionados anteriormente. La última visita de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a Kiev y su firme apoyo a la continuación de la guerra contra Rusia es un claro ejemplo de ello. [18]



Ideologización

El “europeísmo” se ha convertido en una ideología compartida entre las élites intelectuales, políticas, judiciales, sociales e incluso económicas dominantes que influyen o moldean la Unión Europea como institución y sus principales políticas. Como ideología, el “europeísmo” es una mezcla algo exótica de diversas tendencias aparentemente incoherentes que le otorgan a la actual Unión Europea sus intrigantes características. Por un lado, en el ámbito económico, se pueden identificar fácilmente numerosos elementos del neoliberalismo, especialmente en lo que respecta a los aspectos financieros de la integración europea. Del mismo modo, los argumentos utilizados por los principales defensores de la integración europea frente a EE. UU., China o Japón son de carácter neoliberal. Al mismo tiempo, en lo que concierne al comercio internacional de productos agrícolas, la propiedad intelectual o la competencia interna (mercado único y libre circulación de trabajadores), se pueden observar claramente elementos distintivos de proteccionismo y sobrerregulación. Finalmente, en lo que respecta a la visión filosófica y, en particular, a las cuestiones morales, el “europeísmo” parece centrarse principalmente en la agenda progresista y en una particular “obsesión” con la revocación del cambio climático.

Conclusión

Como confirmó la Conferencia de Seguridad de Múnich, las élites políticas de la UE están completamente desconectadas de la realidad y de un mundo en rápida transformación. Su proverbial eurocentrismo se basa, entre otras cosas, en una autopercepción de superioridad moral, una historia de dominio y explotación económica y política, y una fe ciega en la formulación de políticas burocráticas, si no tecnocráticas, y en la regulación de todas las esferas de la vida e institucionalismo. Su debilidad quedó probablemente mejor representada por la reacción del presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Christoph Heusgen, quien se quebró durante sus comentarios finales, incapaz de terminar su discurso. [19] Heusgen fue consolado con una palmada en la espalda y un abrazo. (Esta reacción, sin duda, debe haber causado desconcierto, si no lástima, en Washington, Pekín y Moscú). Los objetivos originales de la integración tienen poco que ver con las obsesiones actuales de los "eurócratas" por salvar el planeta o impulsar la diversidad, la igualdad y la inclusión (DEI, por sus siglas en inglés). Con la elección de Donald Trump, el mundo de los “hombres de Davos” parece estar en pausa. Curiosamente, la UE es ahora uno de los últimos actores en representar la ideología del globalismo, cuyos principios se basan en el neoliberalismo: el libre comercio ilimitado y el papel capturador de las empresas transnacionales. El resto del mundo, incluida EE. UU., parece moverse en la dirección opuesta, hacia un mundo impulsado por actores estatales. Por lo tanto, el orden mundial probablemente será dirigido por gobiernos fuertes y de base nacional, posiblemente EE. UU., China y Rusia, formando una especie de “concierto de potencias”.

Referencias

[1] The Federal Government (2022) Speech By Federal Chancellor Olaf Scholz at The Charles University In Prague On Monday, August 29 2022. Available at: https://www.bundesregierung.de/breg-en/news/scholz-speech-prague-charles-university-2080752 [2] “Fit for 55”, European Council. Council of the European Union. European Green Deal. https://www.consilium.europa.eu/en/policies/green-deal/fit-for-55-the-eu-plan-for-a-green-transition/ [3] Tanno, Sophie and Liakos, Chris. “Farmers’ protests have erupted across Europe. Here’s why.” CNN, World, Europe. Last modified February 10, 2024. https://edition.cnn.com/2024/02/03/europe/europe-farmers-protests-explainer-intl/index.html [4] Sliwinski, Krzysztof. “‘A-Securitization’ of Immigration Policy - the Case of European Union.” Asia–Pacific Journal of EU Studies 14, no. 1: 25 -56. [5] Körömi, Csongor. “Hungary reveals plan to send asylum-seekers to Brussels.” Politico August 22. Available at: https://www.politico.eu/article/hungary-asylum-plan-brussels-migration-refugees-gergely-gulyas/ [6] Pangambam, S. “Full Transcript: VP JD Vance. Remarks at the Munich Security Conference”. The SIngju Post. https://singjupost.com/full-transcript-vp-jd-vance-remarks-at-the-munich-security-conference/?singlepage=1 [7] Mingardi, Alberto, “The EU’s future: Like Switzerland or more like Italy?”GIS, May 20, 2022. https://www.gisreportsonline.com/r/eu-future/ see also: Dunleavy, P., and G. Kirchgässner. “Explaining the Centralization of the European Union: A Public Choice Analysis.” Edited by P. Moser, G. Schneider, and G. Kirchgässner. Decision Rules in the European Union, 2000. https://doi.org/10.1007/978-1-349-62792-9_7. [8] Van Malleghem, Pieter-Augustijn. “Legalism and the European Union’s Rule of Law Crisis.” European Law Open 3, no. 1 (2024): 50–89. https://doi.org/10.1017/elo.2024.5. [9] Neuhold, C. Democratic Deficit in the European Union, 2020. https://doi.org/10.1093/ACREFORE/9780190228637.013.1141. [10] Zalai, Csaba. “Too Little Too Late?” Európai Tükör 27, no. 1 (December 13, 2024): 169–93. https://doi.org/10.32559/et.2024.1.9. [11] See more at: https://ec.europa.eu/eurostat/web/interactive-publications/demography-2024#population-change [12] See more at: https://www.macrotrends.net/global-metrics/countries/wld/world/gdp-gross-domestic-product [13] See more at: https://www.eiu.com/n/campaigns/global-outlook-2025-the-impact-of-a-new-US-presidency?utm_campaign=MA00001133&utm_medium=paid-search&utm_source=eiu-google&utm_content=&gad_source=1&gclid=Cj0KCQiA8fW9BhC8ARIsACwHqYqwk_M8I--YkZ_fiDS6leiOiRLjPXlG63SHjKwQZgP2kaovx_sc4qIaAkGYEALw_wcB [14] See more at: https://www.euractiv.com/section/politics/news/trump-says-nato-members-should-spend-5-of-gdp-on-defence/ and https://www.politico.eu/article/donald-trump-tells-allies-spend-5-percent-gdp-defense-nato/ [15] See more at: https://www.bbc.com/news/articles/cvgl27x74wpo [16] See more at: https://www.cbsnews.com/news/us-russia-meeting-improving-relations-ukraine-war/ [17] Manners, Ian. "Normative Power Europe: A Contradiction in Terms?" Journal of Common Market Studies 40, no. 2 (2002): 235–58. Oxford: Blackwell Publishers Ltd. [18] See more at: https://www.euronews.com/my-europe/2025/02/24/ursula-von-der-leyen-arrives-in-kyiv-with-35-billion-in-fresh-aid-for-weapons [19] https://www.youtube.com/watch?v=BhNy0u5-ijY

First published in :

World & New World Journal

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Krzysztof Sliwinski

 

El Dr. Śliwiński Krzysztof, Feliks es profesor asociado en el Departamento de Gobierno y Estudios Internacionales de la Universidad Bautista de Hong Kong (https://scholars.hkbu.edu.hk/en/persons/CHRIS) y catedrático Jean Monnet.
Recibió su doctorado. de la Universidad de Varsovia (Instituto de Relaciones Internacionales) en 2005. Desde 2008, trabaja en la Universidad Bautista de Hong Kong. Ha impartido conferencias regularmente sobre integración europea, seguridad, relaciones internacionales y estudios globales. Sus principales intereses de investigación incluyen la política exterior y la estrategia de seguridad británica, la política exterior y la estrategia de seguridad de Polonia, los estudios estratégicos y de seguridad, las cuestiones de seguridad tradicionales y no tradicionales, la inteligencia artificial y las relaciones internacionales, la política europea y la Unión Europea, las teorías de la integración europea, la geopolítica, la enseñanza y el aprendizaje.

 

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