Defense & Security
De Saná a Teherán: ¿Conducirán los ataques de Estados Unidos contra los hutíes a una confrontación con Irán?

Image Source : Shutterstock
Subscribe to our weekly newsletters for free
If you want to subscribe to World & New World Newsletter, please enter
your e-mail
Defense & Security
Image Source : Shutterstock
First Published in: Mar.23,2025
Apr.14, 2025
El grupo Ansar Alá, conocido como los “hutíes”, anunció la reanudación de su prohibición a los barcos israelíes de transitar por el estrecho de Bab el-Mandeb el martes 11 de marzo de 2025, tras el vencimiento del plazo que había dado a Israel para permitir la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Esto fue declarado en un discurso grabado por el portavoz militar del grupo, Yahya Sarea, publicado en su cuenta de la plataforma X, donde afirmó que sus fuerzas “confirman la reanudación de la prohibición a todos los barcos israelíes en las zonas operativas designadas en el Mar Rojo, el Mar Arábigo, Bab el-Mandeb y el Golfo de Adén, luego del vencimiento del plazo otorgado por el líder del grupo, Abdul Malik al-Houthi, a los mediadores para presionar a los israelíes a reabrir los cruces y permitir la entrada de ayuda a la Franja de Gaza”. En respuesta, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, prometió el domingo 16 de marzo de 2025 que Estados Unidos llevaría a cabo ataques “implacables” contra los rebeldes hutíes en Yemen hasta que el grupo cese sus operaciones militares dirigidas contra activos estadounidenses y rutas de navegación global. En este contexto, medios afiliados a los hutíes informaron el domingo 16 de marzo de 2025 de aproximadamente 40 ataques aéreos estadounidenses sobre la capital, Saná, así como en Sa’dah y Al Bayda’, dejando un saldo preliminar de 32 muertos y más de un centenar de heridos. Estas operaciones se desarrollan en medio de crecientes tensiones entre Washington y Teherán, y de señales que indican que los ataques estadounidenses están centrados en una disuasión táctica contra los hutíes, convirtiéndolos en parte de una estrategia estadounidense más amplia destinada a contener la influencia iraní. Esta escalada coincide con el colapso del acuerdo de alto al fuego en Gaza, lo que refuerza la posibilidad de que la región se encamine hacia una nueva fase de confrontaciones militares entrelazadas. Este documento analiza los objetivos y mensajes que subyacen a esta campaña militar, enfocándose en las perspectivas de una escalada continua entre Estados Unidos y los hutíes, así como en la posibilidad de que esta se extienda hacia una confrontación directa con Irán. También busca responder una pregunta crítica: ¿Logrará Washington disuadir a los hutíes mediante estas operaciones, o esta estrategia conducirá a una mayor escalada que podría derivar en un enfrentamiento más amplio con Irán? Esto resulta especialmente relevante dado los crecientes indicios de que Israel está intensificando la presión sobre Estados Unidos para empujarlo hacia un conflicto directo con Teherán. En medio de la complejidad del panorama regional, el documento considera las dimensiones estratégicas de estas operaciones, incluyendo los mensajes de Estados Unidos hacia Irán, los esfuerzos de Israel por ampliar el alcance de la confrontación y el papel de los aliados internacionales en la configuración de las rutas de escalada. También explora los posibles escenarios para desarrollos futuros, que van desde la continuación de ataques limitados hasta el posible estallido de una confrontación regional a gran escala. Desde esta perspectiva, el documento destacará los principales mensajes estadounidenses y los objetivos subyacentes de esta campaña militar, los cuales deben tenerse en cuenta al discutir las metas primordiales de esta campaña en este crítico momento. Estos pueden interpretarse de la siguiente manera:
Mensajes estadounidenses:Durante su primer mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, adoptó una política de “máxima presión” sobre Irán, la cual se manifestó en la imposición de un amplio conjunto de sanciones económicas que impactaron significativamente la economía iraní, junto con el retiro de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán el 8 de mayo de 2018. Continuando con este enfoque, Trump reafirmó su postura firme sobre el programa nuclear de Irán incluso antes de asumir oficialmente el cargo nuevamente en enero de 2025. Desde que anunció su candidatura para las elecciones presidenciales en julio de 2024, Trump ha enfatizado la necesidad de un “nuevo acuerdo nuclear” con Irán. El 26 de septiembre de 2024, declaró: “Debemos llegar a un acuerdo, porque las consecuencias son imposibles. Debemos llegar a un acuerdo.” Como parte de su postura cada vez más firme hacia Teherán, al asumir el cargo, Trump firmó un memorando presidencial el 5 de febrero de 2025, restableciendo la política de máxima presión sobre el gobierno iraní, con el objetivo de bloquear el camino de Teherán hacia la adquisición de un arma nuclear y contrarrestar su influencia desestabilizadora en el extranjero, según un comunicado de la Casa Blanca en ese momento. En una escalada adicional contra lo que se conoce como los “aliados” de Irán en la región, Estados Unidos lanzó ataques aéreos a gran escala contra los hutíes en Yemen. El Pentágono anunció que, desde el sábado 15 de marzo de 2025, había atacado 30 sitios hutíes en la mayor operación militar estadounidense en Medio Oriente desde el regreso de Trump a la Casa Blanca. Esta campaña militar en curso no puede verse de forma aislada sin considerar el enfoque más amplio de Estados Unidos hacia Irán, el cual se caracteriza por severas sanciones económicas y declaraciones oficiales firmes que subrayan la determinación de Washington de ejercer máxima presión sobre Teherán. Estos ataques militares forman parte de una estrategia estadounidense más amplia destinada a enviar mensajes claros y directos a Irán: que Estados Unidos no solo es capaz de contrarrestar cualquier amenaza iraní, sino que también está decidido a defender sus intereses y aliados en la región. Reforzando esta postura, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró el 17 de marzo de 2025 que Irán sería considerado responsable de cualquier ataque futuro llevado a cabo por los hutíes, una señal clara de que la administración de Trump podría considerar ataques directos contra Irán si los hutíes continúan atacando intereses estadounidenses, especialmente si surgen pruebas de apoyo militar o de inteligencia por parte de Teherán. Esta declaración revela el potencial de ataques militares estadounidenses contra objetivos iraníes o grupos afiliados a Irán en la región como parte de una estrategia de escalada diseñada para disuadir a Teherán, no solo en respuesta a un posible apoyo armado a los hutíes en el futuro, sino también en relación con su programa nuclear. Esto se enmarca en el contexto de las amenazas de Trump antes de lanzar la campaña militar contra los hutíes. El 13 de marzo de 2025, Washington entregó un mensaje oficial a Irán, dándole a elegir entre negociar un nuevo acuerdo o enfrentar una acción militar directa. Sin embargo, Teherán rechazó negociar bajo amenaza, lo que ha aumentado aún más la probabilidad de una escalada en el futuro cercano.
Los esfuerzos de Israel por abrir el frente con IránLos recientes ataques de Estados Unidos contra los hutíes en Yemen forman parte de escalada de la confrontación militar en Medio Oriente, que coincide con los intentos de Israel por arrastrar a Estados Unidos a un conflicto más amplio con Irán. Desde el estallido de la guerra de Israel contra Gaza en octubre de 2023, el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu ha estado presionando a Washington para que adopte una postura más agresiva contra Irán. Esto fue destacado por ‘The Washington Post’ el 14 de octubre de 2024, que señaló la disposición de Israel a lanzar ataques militares contra objetivos iraníes, lo cual requeriría apoyo y respaldo estadounidense. Israel busca ampliar el alcance del conflicto regional instando a Washington a responder militarmente a las amenazas de los hutíes tras la guerra en Gaza. Parece que Tel Aviv está intentando atraer a Estados Unidos a una escalada de tensiones con Irán, particularmente debido al apoyo logístico y militar de Teherán a los hutíes. Por lo tanto, atacar al grupo podría servir como un paso preliminar hacia la ampliación de las operaciones militares para incluir objetivos iraníes directos, aumentando la probabilidad de una escalada con Irán. Israel está apostando por la escalada, en medio de crecientes sospechas sobre las intenciones de Netanyahu de ampliar la guerra con Irán aprovechando los conflictos en curso en Gaza y Yemen. Israel considera que mantener la presión militar sobre Teherán y sus aliados es un medio para debilitar la posición regional de Irán y potencialmente empujar a Estados Unidos hacia pasos más confrontativos. Esto ocurre en un momento en que la influencia de las facciones aliadas a Irán ha disminuido — particularmente en Siria, donde el régimen de Bashar al-Assad colapsó el 8 de diciembre de 2024, y en Líbano, tras los extensos ataques israelíes contra Hezbolá, que resultaron en la muerte de la mayoría de sus altos mandos, incluido su secretario general, Hasán Nasralá. Por lo tanto, atacar a los hutíes lleva un mensaje directo a Teherán: Washington está preparado para ampliar sus operaciones contra amenazas regionales, lo que podría provocar una escalada en las respuestas de Irán. Este escenario se alinea con los objetivos de Israel de reforzar su postura frente a Irán. Desde el acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamás en Gaza en enero de 2025, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se ha distanciado del acuerdo bajo intensas críticas de las facciones de extrema derecha en Israel. En este contexto, Israel ha reanudado y ampliado sus ataques sobre Gaza. El martes 18 de marzo de 2025, la oficina de Netanyahu anunció que las fuerzas israelíes habían atacado posiciones de Hamás en toda la Franja de Gaza. Esta medida forma parte de una política de escalada destinada a mantener la guerra en curso y evitar una tregua a largo plazo, ya que Israel considera necesarias las operaciones militares continuas para imponer sus condiciones políticas y de seguridad. Además, Israel busca trasladar la confrontación a otros frentes regionales. El ejército israelí está ampliando su presencia en Siria, continuando con ataques aéreos contra objetivos iraníes y milicias afiliadas, mientras mantiene su presencia militar en el sur de Líbano, a pesar del acuerdo de alto el fuego con Hezbolá alcanzado en noviembre de 2024. Esto indica que Tel Aviv no solo está intensificando sus operaciones militares en Gaza, sino que también está impulsando una mayor escalada contra Irán, que es el principal respaldo de Hezbolá y de las facciones armadas palestinas. Esto refleja la intención de Israel de mantener las tensiones regionales elevadas y redefinir las reglas de enfrentamiento en Medio Oriente. A la luz de esto, se espera que Israel coopere con Estados Unidos para llevar a cabo ataques de precisión contra los hutíes en Yemen en un futuro cercano, así como en posibles operaciones de asesinato dirigidas a líderes hutíes. Además, podría participar en acciones militares contra sitios nucleares y militares dentro de Irán, lo que potencialmente desencadenaría represalias iraníes y una mayor tensión regional. Esta escalada serviría para apaciguar a las facciones de extrema derecha israelíes y a la coalición gobernante, que han amenazado repetidamente con retirarse del gobierno y derrocar a Netanyahu por su manejo de las situaciones en Gaza e Irán.
Los ataques de Estados Unidos podrían empujar a los hutíes a intensificar sus ofensivas, especialmente en paralelo con la escalada actual de los bombardeos aéreos israelíes sobre Gaza. En su último discurso, el líder de Ansar Alá vinculó el cese de los ataques contra barcos israelíes en el Mar Rojo con la entrada de ayuda a Gaza, lo cual no se espera en esta etapa “a pesar de que los mediadores piden un regreso a las negociaciones”, dado que Israel ha reanudado la guerra en Gaza junto con la campaña militar estadounidense contra los hutíes en Yemen. Esto podría requerir una escalada adicional por parte de Estados Unidos, particularmente después de que Trump responsabilizara a Irán por cualquier ataque futuro de los hutíes. El 16 de marzo de 2025, el comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, Hossein Salami, prometió responder a cualquier ataque tras las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump contra Teherán en relación con los bombardeos de Washington a los hutíes en Yemen. En declaraciones transmitidas por la televisión estatal, Salami dijo: “Irán no iniciará una guerra, pero si alguien lo amenaza, responderemos de forma adecuada, decisiva y firme”. Esta declaración refleja la política de disuasión de Irán, al tiempo que deja abierta la puerta a una posible escalada si Washington decide atacar directamente sitios iraníes. La declaración de Hossein Salami lleva un mensaje dual: Teherán afirma que no busca la guerra, pero al mismo tiempo muestra la amenaza de una respuesta contundente si enfrenta una amenaza directa. Este mensaje está dirigido principalmente a Estados Unidos y sirve como un medio para disuadir cualquier medida de escalada adicional por parte de Israel con respecto al expediente nuclear iraní. La declaración de Salami también busca apoyarse en una retórica confrontativa para reforzar su imagen a nivel interno, especialmente en medio de las presiones económicas y militares que enfrenta Irán. Estas declaraciones también tienen como objetivo tranquilizar a la opinión pública iraní, asegurando que el régimen sigue siendo fuerte y es capaz de defender sus intereses frente a Estados Unidos e Israel. A pesar de que Irán afirma que no busca una guerra, al mismo tiempo adopta un enfoque de “disuasión flexible”, dejando abierta la posibilidad de opciones de escalamiento si Teherán es objeto de ataques directos. Esto mantiene a la región frente a escenarios abiertos que van desde la continuación de una confrontación indirecta a través de actores interpuestos, hasta la posibilidad de que los acontecimientos se salgan de control y desemboquen en una confrontación más amplia si Washington y Tel Aviv deciden ir más allá de los ataques limitados y apuntar directamente contra Irán.
Desde la escalada de los ataques hutíes en el Mar Rojo, Estados Unidos ha adoptado una estrategia dual, militar y política, en un intento por restaurar la disuasión perdida. Sin embargo, persisten las dudas sobre la eficacia de esta política para alcanzar sus objetivos deseados, particularmente dado que los hutíes han demostrado capacidad para adaptarse a la presión estadounidense y continuar intensificando sus operaciones marítimas. Como parte de estos esfuerzos, el exsecretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, anunció en diciembre de 2023 la formación de una fuerza naval multinacional para proteger la navegación en el Mar Rojo y el Golfo de Adén, bajo la Operación “Guardian de la Prosperidad” (‘Prosperity Guardian’). Si bien esta fuerza ha mejorado las medidas de seguridad, los ataques hutíes han persistido, lo que indica que la disuasión militar por sí sola no ha sido suficiente para detener por completo los ataques. Hasta ahora, los hutíes han dividido su campaña marítima en cinco fases, que pueden describirse de la siguiente manera: Fase uno: Los ataques se centraron en lanzamientos de misiles dirigidos a Israel, comenzando en octubre de 2023 con la guerra en Gaza, y en barcos vinculados a Israel en el Mar Rojo a partir de noviembre de 2023. Fase dos: En diciembre de 2023, los ataques se expandieron para incluir a todos los barcos que se dirigieran a puertos israelíes. Las embarcaciones con vínculos directos o indirectos con Israel, así como aquellas que anteriormente hubieran visitado puertos israelíes, se convirtieron en objetivos. Fase tres: En enero de 2024, los ataques se ampliaron aún más para incluir barcos vinculados a Estados Unidos y al Reino Unido. Fase cuatro: En mayo de 2024, el alcance volvió a ampliarse para incluir embarcaciones de propiedad u operadas por entidades que también poseen barcos que visitan puertos israelíes. Fase cinco: Esta fase fue anunciada luego de que los hutíes lanzaran el dron “Yafa” sobre Tel Aviv el 19 de julio de 2024, marcando una continuación de las fases anteriores. En cada fase, el grupo logró forzar a más embarcaciones a evitar el sur del Mar Rojo. Para la cuarta fase, al menos desde finales de abril de 2024, empresas navieras adicionales que comercian con puertos israelíes habían comenzado a evitar el estrecho de Bab al-Mandeb. Al mismo tiempo, en ciertas ocasiones, los ataques sirvieron para desviar la atención hacia otras actividades regionales, como el comercio petrolero de Rusia. Los esfuerzos de Estados Unidos por restablecer la disuasión contra los hutíes enfrentan desafíos complejos, ya que los ataques militares limitados y las sanciones políticas no han logrado frenar de manera decisiva la escalada del grupo. Aunque Washington busca equilibrar la presión militar con el mantenimiento de la estabilidad regional, los hutíes han demostrado su capacidad para adaptarse a estas presiones y expandir sus operaciones marítimas, beneficiándose del apoyo iraní y de las crecientes tensiones geopolíticas. En este contexto, los bombardeos lanzados por la administración de Trump en Yemen marcaron la primera vez que Estados Unidos apuntó explícitamente contra líderes hutíes, además de sus centros militares y de mando y control. El éxito de la disuasión estadounidense frente a los hutíes podría depender en gran medida de la adopción de estrategias más agresivas, como el asesinato selectivo de líderes clave del grupo, una táctica similar a la que ha utilizado Israel contra comandantes de Hezbolá. Esta táctica podría debilitar el liderazgo central del grupo y desarticular su estructura organizativa, lo que potencialmente limitaría su capacidad para coordinar ataques marítimos. Sin embargo, este enfoque conlleva riesgos significativos, ya que podría provocar represalias aún más agresivas por parte de los hutíes y aumentar la probabilidad de una implicación directa de Irán en el conflicto.
La falta de una respuesta directa de Irán ante la escalada de Israel contra Hezbolá en el Líbano — a pesar de su declarada doctrina de la “Unidad de los Frentes” (‘Unity of Fronts’) — sugiere un probable patrón que también podría aplicarse a su manejo de la escalada estadounidense contra los hutíes en Yemen. Si bien Irán utiliza grupos aliados para expandir su influencia regional, su implicación militar directa se ve limitada por cálculos estratégicos complejos relacionados con el equilibrio de poder, el costo de una escalada y la capacidad de disuadir a sus adversarios sin verse arrastrado a una confrontación abierta. En el caso de Hezbolá, a pesar de las recientes acciones militares de Israel, Irán optó por regular la intensidad del conflicto en lugar de impulsar una guerra a gran escala. Esto refleja una estrategia de “gestión a distancia”, en la que Teherán apoya a sus aliados sin involucrarse directamente. El mismo enfoque podría aplicarse a los hutíes, particularmente porque la escalada de Estados Unidos ocurre en el marco del enfrentamiento entre Washington y Teherán en torno al tema nuclear, y tiene como objetivo disuadir las amenazas hutíes a la navegación internacional. Esta perspectiva se ve reforzada por una declaración del comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés) de Irán, Hossein Salami, el 16 de marzo de 2025, en la que afirmó que “Irán no iniciará una guerra, pero responderá de manera adecuada, decisiva y firme si se le amenaza”. Esta declaración indica que Teherán prefiere mantener una postura defensiva en lugar de ofensiva, para evitar una escalada militar a gran escala. Al mismo tiempo, no quiere parecer débil ante sus adversarios, por lo que podría reducir su apoyo a los hutíes en el corto y mediano plazo. Se puede argumentar que es poco probable que la acción militar de Estados Unidos contra los hutíes desencadene una intervención directa de Irán, a menos que Irán mismo sea objeto de un ataque directo. En caso de que Irán enfrente ataques a gran escala contra sitios militares dentro de sus fronteras, podría responder ampliando el apoyo a sus aliados regionales — a pesar de su influencia menguante — mediante el suministro de tecnología militar más avanzada o la movilización de otras milicias en la región para desviar la presión lejos de Irán. Este escenario refleja un patrón recurrente en la estrategia iraní, en el que Teherán emplea un enfoque de “riesgo calculado” (‘brinkmanship’) sin cruzar líneas rojas que puedan provocar una respuesta militar directa de Estados Unidos.
Escalada regional:La reciente escalada — marcada por el anuncio de los hutíes de haber atacado el portaaviones estadounidense Harry Truman y un destructor estadounidense en el Mar Rojo el 18 de marzo de 2025 — señala una fase crítica en las confrontaciones en curso, particularmente bajo la administración de línea dura de Trump. A diferencia del enfoque más moderado de la administración de Biden, Washington podría impulsar una escalada más intensa contra las capacidades de los hutíes en Yemen, especialmente si se confirma la participación continua de Teherán en el suministro de armas y tecnología avanzada al grupo. Es probable que la administración de Trump considere los ataques sostenidos contra sus fuerzas y activos navales como el cruce de una línea roja, lo que podría provocar una expansión de las medidas de represalia. Esto podría incluir la intensificación de bombardeos contra sitios militares hutíes en Yemen y ataques dirigidos contra la infraestructura que Irán utiliza para transferir armas al grupo. Las acciones de Estados Unidos también podrían escalar hasta considerar ataques directos contra Irán. Sin embargo, dadas las complejidades geopolíticas, los ataques estadounidenses podrían no limitarse únicamente a Yemen e Irán. Podrían extenderse a los aliados regionales de Irán en Irak y el Líbano, particularmente si las facciones alineadas con Irán atacan intereses estadounidenses en la región. Estas facciones tienen la capacidad de representar amenazas directas para los activos estadounidenses, lo que podría llevar a Washington a ampliar sus respuestas militares más allá de la amenaza inmediata de los hutíes.
El escenario más probable:Dadas las circunstancias actuales, el escenario más probable es el primero: que Irán evite apoyar directamente a los hutíes o involucrarse en una guerra a gran escala con Washington, mientras que Estados Unidos expande sus ataques militares contra la infraestructura de los hutíes. Esto se debe principalmente a la cautela estratégica de Irán para evitar una confrontación directa tanto con Tel Aviv como con Washington, en línea con su enfoque general hacia las crisis regionales, como se ha visto en su gestión de la escalada entre Israel y Hezbolá. No obstante, es probable que Irán entre en el conflicto solo en un caso: si enfrenta un ataque militar directo.
La reciente escalada en el Mar Rojo refleja la complejidad del panorama regional, donde se entrecruzan intereses internacionales y regionales, manteniendo la crisis abierta a nuevos desarrollos en el futuro cercano. Si bien las potencias globales buscan contener las tensiones y evitar una escalada a gran escala, lograr un equilibrio entre la disuasión y la contención sigue siendo un factor crucial para definir la estrategia de seguridad en la región. En este contexto, Estados Unidos enfrenta desafíos significativos para disuadir a los hutíes, ya que el grupo ha demostrado un alto grado de adaptabilidad ante las presiones militares y políticas. Por otro lado, el enfoque de Irán frente a la escalada de Estados Unidos contra los hutíes refleja una postura estratégica cautelosa, ya que Teherán prefiere evitar una confrontación directa con Washington, al tiempo que continúa apoyando indirectamente a sus aliados. Dadas las tensiones en curso, el Mar Rojo sigue siendo un punto focal clave en las consideraciones de seguridad y economía global, lo que exige enfoques más integrales para abordar los crecientes desafíos.
First published in :
Investigador en Relaciones Internacionales en el Inter Regional for Strategic Analysis, Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos. Tiene una licenciatura en Ciencias Políticas y es candidato a una Maestría en Ciencias Políticas, con especialidad en Relaciones Internacionales, del Instituto de Investigaciones y Estudios Árabes, afiliado al ALECSO – Organización Educativa, Cultural y Científica de la Liga Árabe.
Unlock articles by signing up or logging in.
Become a member for unrestricted reading!