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Muchísimas gracias, Nicolás, ministra Tebet, a todas y todos los presentes. En primer lugar, disculpen por los 15 minutos de atraso. Habíamos estado antes en un foro preparatorio de la COP de Belém do Pará que convocó el Presidente Lula con diferentes presidentes del mundo, los presidentes de China, de Francia, de España, de Vietnam, Corea del Sur. Eso nos atrasó un poquito, así que mis disculpas por aquello. Dicho esto, para mí de verdad es un honor poder estar acá porque representa algo que me hace mucho sentido en dos dimensiones que son distintas y complementarias. Uno es la integración sudamericana. Una de las cosas que me ha repetido hasta el cansancio, cada vez que voy a verlo, Pepe Mujica, y que el Presidente Lula en todas las ocasiones que nos hemos encontrado también me dice con mucha fuerza, pensando en lo que queda para adelante y en las experiencias que tuvieron en el pasado, es que la integración latinoamericana y, en particular, de América del Sur, tiene necesariamente que ir más allá de la retórica, de los adjetivos, de las fotos en las cumbres. Tiene que ser con acciones orientadas a resultados, concretas, que se materialicen, que los vean y los sientan en su experiencia cotidiana nuestro pueblo y nuestra gente. Creo que el Corredor Bioceánico es de las mejores experiencias y ejemplos de esta lógica de integración en serio. Más allá, insisto, de los adjetivos y la retórica. Y, en segundo lugar, porque es integración con descentralización. Eso es algo no menor. Brasil es un estado federal, Chile es un estado unitario, que es una manera elegante de decir “centralista”. Si bien hemos avanzado paulatinamente en otorgarles mayor poder y mayores recursos a las regiones, por ejemplo, con la elección de gobernadores –antes los designaba el Presidente de la República– todavía nos falta mucho. Es cosa de ver cómo más del 40% de la población de Chile, de los 20 millones de habitantes de Chile, reside en la capital, en Santiago. Eso tiene que ver con una inercia cultural, pero también con una falta de oportunidades y de desarrollo en el resto de las regiones. Yo vengo de una región extrema, vengo de la Patagonia chilena, del sur del mundo. Fui diputado 8 años por Magallanes y la Antártica Chilena. Y, por lo tanto, tengo absolutamente claro cómo, desde ya sea Planalto o en nuestro caso La Moneda, no necesariamente se ve la realidad del día a día de las regiones, en particular las regiones más alejadas. Por eso a mí me alegra mucho que esta iniciativa, en el caso chileno, se haga potenciando al norte de Chile con autoridades del norte de Chile. Es por eso que hoy día nos acompañan Ricardo Díaz, gobernador de la Región de Antofagasta y José Miguel Carvajal, gobernador de la Región de Tarapacá, que además proveen parte importante de las riquezas de Chile. Sin embargo, eso no se expresa necesariamente en la calidad de vida que existe dentro de las regiones, teniendo tremendas posibilidades. Entonces, me parece que este proyecto es muy positivo en esos dos ámbitos. El Corredor Biocéanico Vial tiene como objetivo conectar los océanos Atlántico y Pacífico a través de una extensa red de infraestructuras viales y portuarias. Yo he contado esta anécdota antes, pero como acá hay gente con la que no me había encontrado, la voy a contar de nuevo. El expresidente de Chile, Ricardo Lagos, que fue presidente, si mal no recuerdo, con Fernando Henrique Cardoso y con la primera parte del primer Gobierno de Lula, me decía pensando en el futuro que el Mediterráneo fue el centro del mundo civilizado, desde una perspectiva europea quizás, durante parte importante de la historia. Después de la Segunda Guerra Mundial, el centro del mundo pasó a estar en el Atlántico Norte. Pero hoy día el futuro del mundo está en el sur y, en particular, en el Pacífico, en el Océano Pacífico. Nosotros, como Chile, somos parte de diversos tratados tanto del CPTPP 11 como de tratados de libre comercio con diferentes países de la ASEAN, en particular con China y estamos trabajando con otros, que nos otorgan un ingreso, yo diría, privilegiado a sectores que son los que más rápido se están desarrollando hoy día en el mundo. Estamos, como contaba el ministro Grau trabajando también en un CEPA con India, que es el país con más habitantes del mundo con 1,400 millones de personas. El Corredor Bioceánico va a estar en el corazón de Sudamérica. El alcalde de Iquique me mostraba el mapa del mundo y me ponía “Iquique es el centro del mundo”. Siempre los alcaldes y los gobernadores, y el gobernante de cada lugar ensalza su región, pero me parece bonita esa idea. Ahora hablamos del Corredor Bioceánico, no de una ciudad en particular, no de un país en particular. Estamos hablando de más de 2,400 km que van a reducir de manera significativa el tiempo de transporte de carga desde regiones interiores de Brasil y Paraguay hacia los mercados del Asia Pacífico. En vez de atravesar el Canal de Panamá, que además sabemos está con atochamientos importantes, producto de también la crisis climática y la falta de agua, vamos a generar una nueva ruta. Y esto ¿qué es lo que va a provocar? Vamos a enlazar el Pantanal con el Desierto de Atacama, dos sistemas que son únicos en el planeta y esto no es sólo comercio. Me gustó mucho lo que decía la ministra Tebet, “esto también es turismo”. Y ayer lo conversábamos en el encuentro empresarial que tuvimos, donde participó también el Presidente Lula, de cómo el turismo no solamente es una industria no contaminante, de las pocas, sino que además los turistas son muchas veces los mejores embajadores de nuestros países y los mejores receptores de promoción del país al que van. El 2024 tuvimos récord de turistas brasileños en Chile. Ello es porque los turistas que vinieron en los años anteriores tuvieron una buena experiencia y, por lo tanto, les contaron a sus familias, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo. Lo mismo en el caso chileno con los viajes a Brasil, y no solamente a Río de Janeiro o a San Paulo, a Bahía, a Fortaleza, a Mato Grosso, al Amazonas. Entonces, tenemos oportunidades en diferentes sentidos. Para esto nos lo hemos tomado muy en serio y desde Chile creamos una comisión de alto nivel para poder impulsar este proyecto de forma coordinada. Una de las cosas que más les cuesta a los Estados es que las diferentes reparticiones públicas se coordinen y trabajen en colaboración y poder sacar las cosas con mayor rapidez. Por eso lo que decía Nicolás es importante respecto al input que necesitamos del sector privado para ir mejorando con mayor velocidad las trancas, los nudos que vayamos identificando juntos. Y en esta comisión de alto nivel convocamos a distintos ministerios, a los gobiernos regionales y actores locales, porque además tenemos la experiencia que, sin involucrar a las comunidades organizadas, estas cosas no funcionan bien. Queremos hacerlo para que esto traiga un beneficio directo a nuestros pueblos, a las familias de Tocopilla, a las familias de Antofagasta e Iquique. Y así en las provincias de Santa Fe, de Jujuy, de Salta, también Mato Grosso do Sul. Pero tenemos desafíos todavía pendientes. Una de las principales preocupaciones de nuestras poblaciones, no me cabe ninguna duda que también en Brasil, pero hablo en particular de Chile, es la seguridad. Si bien nosotros por nuestra parte tenemos bastante avanzado en materia de infraestructura – Nicolás contaba las cosas que estamos mejorando y vamos a seguir mejorando porque la infraestructura es inversión de largo plazo – tenemos que hacernos cargo del desafío de la seguridad porque hoy día hemos visto cómo el crimen, la delincuencia, el narcotráfico, la trata de personas y el tráfico de armas no son locales, son transnacionales. El caso del Tren de Aragua quizás es el más conocido en el último tiempo en América Latina, por lo menos en el sector del Pacífico. Pero esto le preocupa mucho a nuestra gente y, por lo tanto, abrir nuevas rutas tiene que venir de la mano con otorgarles seguridad a quienes transiten por esas rutas, a todos los camiones hay que otorgarles seguridad y condiciones dignas de descanso, de comida, de reparación en caso que se necesite, de que hayan averías en los vehículos y, por cierto, de seguridad para la gente. Ya sean escáneres, policías, inteligencia artificial, diferentes mecanismos que nos den esa tranquilidad a todos. Porque finalmente la delincuencia cuando se desata y no somos capaces de controlarla, se termina convirtiendo de alguna manera en una suerte de nuevo tipo de impuesto o en una suerte de impuesto no declarado, porque obliga a gastar más. Y eso lo terminan pagando finalmente los consumidores. Entonces, tenemos que ser muy cuidadosos y ponerle mucho empeño a esto. Otra de las cosas positivas es que tenemos una complementariedad que es muy clara. Brasil es una potencia industrial y agroalimentaria de primer nivel. Chile tiene un acceso privilegiado al Pacífico y a los mercados asiáticos y se ha ido constituyendo también en un hub tecnológico. Argentina y Paraguay aportan rutas, capacidades productivas. Todo esto bien trabajado puede transformar a Sudamérica en una plataforma de integración global con soberanía, sin tutelajes, impulsando en tiempos de incertidumbre la libertad de comercio en beneficio de nuestros pueblos. Si acá estamos hablando también del fortalecimiento de muchas pymes, de muchas pequeñas y medianas empresas, además de las grandes. Pero esto va a traer beneficios, una circulación y una dinámica que va a beneficiar a mucha gente si es que lo hacemos bien y hacerlo bien está en nuestra responsabilidad, primero de los Estados, pero por cierto en complementariedad con el sector privado. En este momento, se está poniendo en duda la integración en el mundo. Estados Unidos ha desatado una guerra comercial con vaivenes, con mucha incertidumbre. Y la mejor manera de responder a esa guerra comercial no es con declaraciones altisonantes. Desde el punto de vista de Chile y de la posición que tenemos en el mundo, desde un país mediano como Chile, nosotros no vamos a responder con retaliaciones. Vamos a responder con más integración. Vamos a responder con el CEPA con India, con lo que estamos haciendo con Emiratos Árabes. Vamos a hacerlo empujando también y conversando, por ejemplo, con Francia para que se apruebe rápidamente el Acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Y vamos a hacerlo integrándonos regionalmente en nuestra América del Sur con nuestras regiones. Por eso tenemos que seguir trabajando firme en facilitar los procesos aduaneros, en promover inversiones cruzadas en mejorar la logística en toda la cadena. Y lo que les pido, en particular al sector privado, es que intensifiquen estas alianzas empresariales. Acá les digo, pueden confiar en que el estado chileno da garantías para invertir a largo plazo. Tenemos una vía del desarrollo que tiene conciencia ambiental y que tiene conciencia también que para poder repartir mejor necesitamos crecer más. Hay una combinación de aquello. Generar más riqueza para repartirla mejor, no para acumularla en unas pocas manos. Pero eso es un círculo, para eso hay que crear riqueza. No podemos contentarnos solamente con lo que ya tenemos. Y el comercio es una de las fuentes de esto, además del potenciar nuestras propias industrias, que es algo en lo que Brasil nos lleva delantera y que también el ministro Grau ha empujado como agenda muy fuerte dentro de Chile. La ministra Tebet se lamentaba porque nos hemos demorado tanto en esta integración. El Presidente Lula contaba ayer que en su primer gobierno se construyó el primer puente con Perú si mal no recuerdo, después de tantos años de vecindad. Yo lo que les quiero decir es que nunca es tarde y que hoy día le toca a nuestra generación el poder concretar esta integración y que esta oportunidad única no tenemos derecho a farreárnosla. Esta oportunidad única no la podemos desperdiciar. El Corredor Bioceánico Vial va a ser mucho más que una ruta de transporte, va a ser una vía de desarrollo humano, de encuentro entre los pueblos y un símbolo de lo que puede lograr nuestra Sudamérica cuando se une. Muchísimas gracias.