Provider of in-depth & balanced analysis on hot issues around the world

Cuando el Gobierno de Coalición liderado por el Primer Ministro Sitiveni Rabuka fue juramentado en el poder en Fiyi en Nochebuena de 2022, marcó un momento histórico: el inicio de una transición pacífica de poder, sin interrupciones por golpes de Estado o disturbios civiles. Pero la atención internacional estaba preocupada no tanto por si Fiyi finalmente había terminado con el ciclo de golpes de Estado, sino por cuál sería la postura del nuevo gobierno hacia China. Como deja claro un documental recientemente emitido por el programa de televisión australiano ‘60 Minutes’, esa preocupación ha avivado afirmaciones en los medios occidentales sobre China como un actor disruptivo, si no depredador, en Fiyi y en la región. No es de extrañar que el primer ministro de Fiyi (quien también es ministro de Relaciones Exteriores) haya descrito repetidamente al Pacífico como "en el centro de las tensiones geopolíticas". Según su opinión, las principales potencias estaban tratando de "polarizar el Pacífico en sus propios campos", obligando a los países a elegir bandos y militarizando aún más la región. Al igual que varios otros países insulares del Pacífico, Fiyi ha mantenido durante mucho tiempo la posición de "amigos de todos, enemigos de nadie". En el contexto de las islas del Pacífico, esta postura ha sido interpretada como la libertad de elegir con quién asociarse; y no permitir que otros les digan con quién pueden o no pueden ser amigos. Es una forma de no alineación que no excluye los acuerdos de seguridad, pero busca evitar o resistir a ser confinado a esferas de influencia. Como declaró el ex primer ministro Frank Bainimarama en 2015: "No tenemos ningún deseo, como pequeño estado insular en desarrollo del Pacífico, de ser arrastrados a los conflictos de otros". Este principio de no alineación ha sido calificado en cierta medida por la orientación de la política exterior del gobierno de turno. Durante los primeros años de la era de Bainimarama, hubo un sesgo hacia China. Esto fue principalmente una respuesta al aislamiento diplomático y las sanciones impuestas al gobierno por parte de socios occidentales (incluidos Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos) después del golpe de Estado de 2006, lo que obligó a Fiyi a buscar activamente nuevos amigos y aliados. Después del retorno al gobierno electo en 2014, se restablecieron las relaciones con Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, y se logró cierto equilibrio en la política exterior. Pero no pasó mucho tiempo antes de que los socios occidentales, liderados por Australia, comenzaran a afirmar públicamente la existencia de una amenaza estratégica china para la región. Poco después, estos estados lanzaron una nueva campaña de "negación estratégica" y, entre otras cosas, intensificaron su compromiso con Fiyi. Cuando el régimen de Bainimarama fue derrocado por una coalición de partidos dominada por Rabuka, Partido Alianza Popular, en las elecciones generales de 2022, se esperaba que el nuevo gobierno fuera menos amistoso hacia China y realineara más sus relaciones con sus "tradicionales" socios occidentales. Algunos vieron señales de tal cambio en la cancelación por parte de Rabuka de una reunión con el ministro de Relaciones Exteriores chino que lo visitaría en abril de 2023, la reinstalación en marzo del nombre de la misión taiwanesa como Misión Comercial de la República de China (Taiwán) en Fiyi (después de una degradación en 2018), y promesas de poner fin al acuerdo de cooperación policial de larga trayectoria de Fiyi con China. Pero el optimismo occidental no duró mucho. La actualización diplomática de la Oficina Comercial de Taiwán fue revertida; Fiyi retiró su firma de la declaración de 51 países en la ONU que pedía el fin de la persecución de China contra su minoría uigur; y revisó, pero no terminó el acuerdo policial. Fiyi también aceptó una gran subvención china para la construcción de carreteras en Vanua Levu y, para gran alarma entre sus socios occidentales, anunció en las reuniones de APEC que China había acordado ayudar con las mejoras portuarias y el desarrollo de una industria naval. El gobierno chino admitió que la contraprestación para esta asistencia en infraestructura a Fiyi era que "China espera que Fiyi continúe brindando un firme apoyo en cuestiones relacionadas con los intereses centrales y las principales preocupaciones de China". Los "intereses centrales y las principales preocupaciones" son la política de Una China, la soberanía interna de China y sus derechos en sus disputas territoriales con estados vecinos. Es probable que los gobiernos de Fiyi continúen brindando dicho apoyo siempre y cuando no haya un conflicto serio con los intereses fundamentales de su política exterior. Estos incluyen defender la integridad de los principios y normas establecidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Además, Fiyi se beneficia de la asistencia para el desarrollo de China y no ve la presencia regional de China como una amenaza estratégica, como lo hacen sus socios occidentales. La continua colaboración de Rabuka con China ha tenido el efecto de provocar a estos socios occidentales a intentar superar o deslegitimar las iniciativas chinas, especialmente en el sector de seguridad donde se sospecha que China intenta extender su alcance estratégico. Sin embargo, si bien su gobierno habría anticipado y recibido con agrado la oferta australiana de reemplazar a China como su socio en la mejora de los puertos y la industria naval de Fiyi, el intento de Australia de deslegitimar el acuerdo de cooperación policial con China al asociarlo con la promoción oficial china de drogas transnacionales no fue apreciado. Como sugiere la reacción del gobierno de Fiyi a este último punto, sus preocupaciones sobre los efectos en su soberanía de la presión externa, la influencia indebida y la interferencia se extienden más allá de China. El hecho de que los socios occidentales, y en particular Australia, hayan afirmado cada vez más su derecho a opinar sobre las decisiones de política exterior regional e individual de los países de las Islas del Pacífico ha causado cierto descontento y malestar. El gobierno de Rabuka puede estar intentando maximizar la independencia, la maniobrabilidad y el poder de negociación de la política exterior de Fiyi, o buscar un equilibrio entre sus relaciones con sus socios tradicionales y China. Pero también es posible que aún no haya desarrollado una postura de política exterior definida basada en la consulta y el consenso dentro de su establecimiento de política exterior y seguridad. Si existe algún desacuerdo y falta de dirección y coordinación, el proceso de redacción del Libro Blanco de Política Exterior iniciado recientemente debería, si es suficientemente inclusivo, resultar de gran valor.