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Introducción

Cuando la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución de la partición de Palestina en 1947, Brasil presidía las reuniones, y su delegado retrasó la votación varias veces para asegurar el mayor número de votos a favor de la partición. Desde ese momento hasta 2002, la política brasileña estuvo estrechamente alineada con la posición de EE. UU. respecto a Israel. Sin embargo, con la elección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2002, la postura de Brasil se volvió menos alineada con Israel y se inclinó hacia un enfoque más equilibrado y neutral entre los polos internacionales en conflicto. Este cambio, sin embargo, no fue consistente y fluctuó, particularmente durante el período de 2019 a 2022 bajo el gobierno de derecha del presidente Jair Bolsonaro. Tras el regreso de Lula da Silva a la presidencia a principios de 2023, la política brasileña volvió a alejarse de una postura pro-Israel, especialmente en respuesta a las secuelas de la Operación Tormenta de al-Aqsa. Brasil tiene una importancia cualitativa sustancial en América Latina, abarcando aproximadamente el 47.8% del área del continente y representando casi la mitad de su población (214 millones de aproximadamente 434 millones).

Primero: Determinantes de la política exterior brasileña sobre el tema de Palestina

En gran medida, tres factores clave configuran la política de Brasil hacia Palestina:

La relación comercial, particularmente en el sector agroalimentario y las inversiones relacionadas, es un factor clave en la política de Brasil hacia el Medio Oriente. Los productos agroalimentarios representan el 27% del comercio agrícola de Brasil, que asciende a 18 mil millones de dólares con los países árabes, 2 mil millones con Irán y 2 mil millones con Israel. En comparación, el comercio con la Autoridad Palestina (AP) se sitúa en aproximadamente 30 millones de dólares, lo que hace que el comercio de Israel con Brasil sea 60 veces mayor que con la AP. Además, Israel fue el primer país fuera de Sudamérica en firmar un acuerdo comercial con el Mercosur, el Mercado Común del Sur, en 2007, donde Brasil es el principal miembro. El sector agrícola ejerce una influencia significativa dentro del gobierno, con 300 miembros de la legislatura brasileña, dos tercios del órgano, afiliados a sus intereses. Esta poderosa presencia de cabildeo les permite bloquear cualquier política que pueda afectar negativamente al sector agrícola. Un ejemplo notable de su influencia fue la exitosa obstrucción del plan de Bolsonaro para trasladar la embajada de Israel a Jerusalén. Después de recibir una advertencia de la Liga Árabe de que tal movimiento podría perjudicar las relaciones comerciales entre Brasil y los países árabes, la presión del grupo de presión agrícola llevó a Bolsonaro a abrir una oficina de representación comercial en Jerusalén, en lugar de reubicar la embajada.

Estudios de sociología política en América Latina indican un creciente cambio del catolicismo al evangelicalismo, lo que podría aumentar el potencial de conversión al "sionismo cristiano" dentro del movimiento evangélico. El sionismo cristiano aboga por el establecimiento de un “estado judío” en la Tierra Prometida como un precursor del regreso de Cristo. Algunas estimaciones sugieren que la proporción de sionistas cristianos en Brasil podría alcanzar el 40% dentro de la próxima década. El movimiento pentecostal, que apoya tanto a Bolsonaro como a Israel, desempeña un papel importante en esta tendencia. Un aspecto preocupante de este movimiento es su creciente influencia en las estructuras de poder político, ya que actualmente ocupa el 25% de los escaños en el parlamento y el 17% en el Senado.

La década de 1970 marcó el comienzo de las relaciones de seguridad entre Brasil e Israel. Ante las intensas presiones de los movimientos de izquierda, las administraciones de derecha en América Latina buscaron apoyo de EE. UU. y otras potencias, incluido Israel. Estos lazos de seguridad se formalizaron en 2008, y durante su segundo mandato (2007-2010), el líder de izquierda Lula da Silva continuó con esta política al firmar un acuerdo de cooperación en seguridad con Israel para aprovechar sus avances tecnológicos. En 2014, Brasil contrató a una empresa israelí de sistemas de seguridad y defensa para gestionar y coordinar la seguridad de los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, y la relación ha continuado desde entonces.

Segundo: El impacto de los determinantes de la relación entre Brasil e Israel en las repercusiones de la Operación Tormenta de Al-Aqsa

Es difícil comprender la postura de Brasil sobre las repercusiones de la Operación Tormenta de Al-Aqsa sin considerar las tres variables mencionadas anteriormente, que han llevado a los académicos brasileños a describir el enfoque del país como una diplomacia equidistante. Este enfoque evita tomar un lado claro en el conflicto, independientemente del movimiento político gobernante. Esta postura diplomática se evidencia en el hecho de que la derecha pro-israelí (el Partido Liberal) ha retractado algunas de sus posiciones anteriores de apoyo a Israel, mientras que la izquierda (el actual gobernante Partido de los Trabajadores) no ha apoyado a la parte palestina tan fuertemente como se esperaba. Las siguientes prácticas ilustran esta relativa equidistancia: 1. El gobierno de izquierda en Brasil ha adoptado la acusación de que Israel ha cometido genocidio en la Franja de Gaza (FG), describiéndolo como un “Holocausto”. Brasil ha respaldado la iniciativa de Sudáfrica de llevar el caso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), reflejando su alineación con el grupo BRICS, que incluye a ambos países. Además, en mayo de 2024, el gobierno brasileño bloqueó un acuerdo para comprar armas israelíes. El gobierno ha seguido criticando la expansión de los asentamientos israelíes, abogando por una solución de dos Estados y el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación. Brasil también ha desempeñado un papel en la redacción y el apoyo de resoluciones en la Asamblea General de la ONU y el Consejo de Seguridad pidiendo un alto al fuego en la FG. Sin embargo, da Silva condenó el ataque de la resistencia del 7/10/2023 como un "acto de terrorismo", al mismo tiempo que afirmó que la respuesta israelí fue "desproporcionada en relación a la acción palestina". Aunque da Silva retiró a su embajador de Israel, no rompió relaciones diplomáticas. La oficina comercial en Jerusalén continuó operando con normalidad. Los lazos de seguridad no se rompieron por completo, sino que fueron "suspendidos". Mientras el comercio de alimentos entre ambas partes continuó, Israel bloqueó la salida de algunos brasileños de la Franja de Gaza tras el estallido de las hostilidades, permitiéndoles salir solo después de más de un mes, mientras que a personas de otras nacionalidades se les permitió salir antes. 2. La oposición de derecha, conocida por su fuerte alineación con Israel, ha organizado una serie de reuniones con el embajador israelí y ha ofrecido espacios para que este proyecte películas que supuestamente muestran “actividades terroristas” de los grupos de resistencia. Un estado brasileño también otorgó a Benjamín Netanyahu el título de “ciudadano honorario”, y la esposa de Bolsonaro emitió su voto en las recientes elecciones mientras vestía una camiseta con la bandera de Israel. Esto está en línea con las políticas de derecha que reflejaban las del presidente estadounidense Donald Trump, como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, el apoyo a los Acuerdos de Abraham entre países árabes e Israel, y la negación de la existencia de Palestina. Además, Netanyahu fue recibido como el primer primer ministro israelí en visitar Brasil. No obstante, Bolsonaro decidió no trasladar la embajada brasileña a Jerusalén tras recibir advertencias del grupo de presión agrícola, como se mencionó anteriormente.

Conclusión

La información anterior destaca la significativa influencia cualitativa de Brasil, particularmente en América Latina, y la presencia de factores superpuestos en la toma de decisiones. También subraya el actual entorno favorable bajo el liderazgo del presidente da Silva para apoyar la causa palestina, impulsado por las severas acciones israelíes y la guerra en la Franja de Gaza. Por lo tanto, es esencial intensificar los esfuerzos para desarrollar la relación con Brasil, tanto a nivel oficial como público. Esto incluye aumentar las actividades y eventos en portugués, facilitar visitas y relacionarse directamente con los grupos de presión agrícolas brasileños y a través de diplomáticos árabes. Además, los cristianos árabes, especialmente los palestinos que viven en Brasil, deberían participar activamente con las comunidades cristianas brasileñas, particularmente con los sectores católicos.