Mi análisis de las relaciones entre Corea del Sur y Egipto, y su comparación con China —mi especialidad académica y de investigación— se enmarca en la celebración del 30º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Egipto y Corea del Sur, el 14 de abril de 2025. Las relaciones entre ambos países han experimentado un desarrollo continuo en las últimas tres décadas, abarcando diversos ámbitos políticos, económicos, culturales y educativos. Las relaciones entre Egipto y Corea del Sur se remontan a 1948, cuando Egipto reconoció oficialmente la independencia de la República de Corea. Actualmente, la cooperación egipcio-surcoreana se extiende a la cooperación para el desarrollo durante los próximos cinco años, con el objetivo de atender las necesidades de desarrollo, fomentar la transición hacia una economía verde y ampliar los proyectos de infraestructura sostenible, especialmente tras la elección de Egipto por parte de Corea del Sur como socio estratégico en sus planes de cooperación para el desarrollo durante el periodo 2022–2026.
Mientras que China invierte en su ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), y Rusia fortalece su presencia en África mediante su influencia en el ámbito de la seguridad, Corea del Sur está enfocando sus esfuerzos en otro tipo de “cinturón”, vinculado a la seguridad alimentaria. La Iniciativa del Cinturón Arrocero, liderada por Corea del Sur, especialmente en el continente africano, busca aumentar la producción de arroz en países africanos mediante la introducción de variedades de arroz de alto rendimiento, el suministro de semillas, la capacitación y el apoyo a los sistemas de riego. A través de alianzas con ocho países africanos — principalmente Camerún, Gambia, Ghana, Guinea-Bisáu, Kenia, Senegal y Uganda — Corea del Sur está invirtiendo en el fortalecimiento de la capacidad agrícola y fomentando el cultivo y la distribución de arroz en estos y otros países, con el fin de mejorar la seguridad alimentaria mediante asociaciones entre Corea del Sur y los países africanos. A través de importantes iniciativas surcoreanas, como la asistencia oficial para el desarrollo, los programas de fortalecimiento de capacidades, la transferencia de tecnología y el Cinturón Arrocero, Corea del Sur busca reducir la brecha del desarrollo y consolidar su papel como una potencia global clave.
Con la llegada del presidente estadounidense Trump a su segundo mandato, tras una serie de guerras comerciales contra China durante su primer periodo y su aumento de aranceles a China a más del 100%, las relaciones entre Estados Unidos y China se han vuelto sumamente tensas. Esto se ha intensificado especialmente debido a la firme respuesta de China frente a la administración estadounidense, implementando una política de represalias recíprocas. Pekín respondió con un aumento equivalente en los aranceles sobre productos y bienes estadounidenses, e incluso impuso restricciones comerciales a empresas estadounidenses que operan en su territorio, en particular aquellas propiedad del conocido empresario norteamericano Elon Musk.
Aquí vemos hasta qué punto Corea del Sur se beneficia actualmente de las tensiones entre las superpotencias de China y Estados Unidos, al posicionarse como un actor más pequeño en la gestión de las relaciones entre las grandes potencias. Esto es precisamente lo que señala Keun Lee, exvicepresidente del Consejo Nacional de Asesoría Económica del presidente surcoreano, ganador del Premio Schumpeter en 2014 y autor del libro “’China: Technological Leapfrogging and Economic Catch-Up: A Schumpeterian Perspective’” (Oxford University Press, 2022). En dicho libro, Keun Lee analiza la situación de Corea del Sur y la naturaleza de la disputa entre China y Estados Unidos, destacando que las empresas surcoreanas están obteniendo beneficios significativos de las restricciones comerciales y tecnológicas impuestas por Estados Unidos a China, las cuales han frenado al menos en parte la “sinización” de la manufactura y de las cadenas de valor globales.
Dado que Corea del Sur y China producen una gran cantidad de bienes similares —como electrónicos de consumo, baterías, automóviles, barcos, entre otros—, según el análisis de Keun Lee, cuanto más se reduzca la participación de China en el mercado estadounidense y occidental, mayor será la que pueda captar Corea del Sur. De hecho, las sanciones occidentales, especialmente las estadounidenses, impuestas al gigante tecnológico chino Huawei, han impulsado las ventas de sistemas inalámbricos producidos por Samsung. Del mismo modo, si la industria china tiene menos acceso a la tecnología occidental, es probable que recurra a empresas surcoreanas. Corea del Sur está intentando capitalizar esta situación mediante la adopción de una nueva estrategia de desarrollo basada en asociaciones con Egipto y otros países africanos, además de la realización de la primera cumbre Corea del Sur-África en junio de 2024.
Aquí podemos establecer una comparación sencilla entre los roles de desarrollo de China y Corea del Sur dentro del continente africano. China se enfoca principalmente en su enorme poder financiero a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, así como en sus esfuerzos por transformar de manera fundamental la naturaleza de los países africanos. Lo interesante es que Corea del Sur, que posee fortalezas significativas, ha decidido subirse al tren para posicionarse en África. Sin embargo, Corea del Sur está decidida a alejarse del modelo chino en el continente africano. Como se señaló durante la primera cumbre Corea del Sur-África en junio de 2024, Corea del Sur busca desempeñar un papel como puente o canal de comunicación dentro de la comunidad internacional, actuando como una potencia media responsable, basándose en su propia experiencia de desarrollo en comparación con China. Además, Corea del Sur muestra un claro interés en no presentarse como un fuerte competidor de China u otros actores dentro de África.
La historia moderna de las relaciones de Corea del Sur con África comienza con la Guerra de Corea, el 25 de junio de 1950, cuando unidades de los ejércitos de Etiopía y Sudáfrica participaron como parte de las fuerzas de las Naciones Unidas. Entre ellas se encontraba la “Unidad Mehal Sevare”, una unidad de guardaespaldas del emperador etíope, enviada en apoyo a Corea del Sur, a pesar de que Etiopía era uno de los países más pobres del mundo en ese momento. Esta ayuda etíope contribuyó a construir una relación amistosa y especial entre ambos países después del final de la guerra. Como resultado, se estableció una oficina de la Unión Africana en Corea del Sur dentro de la embajada de Etiopía, y el gobierno surcoreano creó un jardín conmemorativo en honor a los soldados etíopes que participaron en la guerra en apoyo a Corea del Sur.
Dada la importancia de la asociación con Corea del Sur, el presidente El-Sisi ha mostrado un fuerte interés, durante su visita a Corea del Sur, en fortalecer los esfuerzos del Estado egipcio para localizar la industria surcoreana en Egipto, lo que refleja las prometedoras perspectivas de diversas y futuras alianzas entre ambos países. En este sentido, destaca el compromiso del presidente El-Sisi con la implementación de tecnología surcoreana en Egipto, algo que se evidenció claramente con el establecimiento de la industria surcoreana de vagones ferroviarios en la Zona Económica del Canal de Suez. Este esfuerzo tiene como objetivo incrementar progresivamente el contenido local egipcio y reforzar el suministro egipcio hacia los mercados de la región árabe y África, mediante asociaciones entre los sectores público y privado de Egipto y Corea del Sur. Por ello, el presidente El-Sisi busca aprovechar la experiencia surcoreana en la transferencia tecnológica y la atracción de inversión extranjera, lo cual contribuirá a la creación de aproximadamente 5,000 empleos para jóvenes egipcios en la Zona Económica del Canal de Suez, logrando así avances sociales y económicos en la región.
En el ámbito del desarrollo, Corea del Sur también muestra interés en otorgar subvenciones a Egipto y a todos los países africanos, a través de la “Agencia de Cooperación Internacional de Corea” (KOICA, por sus siglas en inglés), especialmente en áreas como la educación superior, la propiedad intelectual, la formación profesional, la tecnología de la información, la implementación de sistemas electrónicos de compras gubernamentales, el empoderamiento económico de las mujeres y la lucha contra la violencia. Paralelamente, la financiación surcoreana para el desarrollo en condiciones favorables es diversa, abarcando proyectos como los ferrocarriles, la fabricación de vagones de metro, programas de transferencia de conocimiento y fortalecimiento de capacidades gubernamentales.
La cooperación entre Egipto y Corea del Sur ha aumentado en el marco de la asociación estratégica entre ambos países, especialmente tras la designación de Egipto por parte de Corea del Sur como su socio estratégico en materia de cooperación para el desarrollo durante los próximos cinco años. Muchos de los proyectos surcoreanos en Egipto están siendo financiados a través de la ventana de financiamiento concesional ofrecida por el Fondo de Cooperación para el Desarrollo Económico de Corea (KEDCF, por sus siglas en inglés), una entidad subsidiaria del Banco de Exportación e Importación de Corea. Esto se refleja en el acuerdo de financiamiento por 460 millones de dólares entre Corea del Sur y Egipto para implementar un proyecto de fabricación y suministro de 40 unidades de tren (320 vagones) para las líneas 2 y 3 del Metro del Gran Cairo.
Las empresas surcoreanas también tienen una presencia significativa en la Nueva Capital Administrativa y en el Corredor de Desarrollo del Canal de Suez, siendo Hyundai Rotem una de las más destacadas en la Zona Económica del Canal de Suez. El grupo Hyundai Rotem agrupa a más de 14 empresas surcoreanas que operan en tres sectores principales: trenes y equipos ferroviarios, industrias militares relacionadas con armamento terrestre, maquinaria pesada y especializada, infraestructura energética, y hierro y acero. Además, es una empresa líder en tecnologías modernas relacionadas con el uso de hidrógeno como combustible en vehículos y maquinaria especializada.
Las relaciones entre Egipto y Corea del Sur son diversas y abarcan múltiples ámbitos, no se limitan únicamente a los esfuerzos de cooperación para el desarrollo entre ambos países, sino que también se extienden al comercio, la inversión y la cultura. Muchas empresas surcoreanas están invirtiendo en Egipto en sectores como tecnología, telecomunicaciones, electrónica, entre otros. Durante su reciente visita a Corea del Sur, el gobierno egipcio y el presidente Abdel Fatah El-Sisi mostraron un claro interés en impulsar la cooperación con la parte surcoreana y brindar pleno respaldo a las inversiones surcoreanas en Egipto, abarcando una amplia variedad de sectores. Corea del Sur es uno de los socios comerciales más importantes de Egipto en el este asiático, y también representa una fuente clave para la transferencia de experiencia industrial y tecnológica hacia Egipto.
Existen múltiples áreas de cooperación potencial entre Corea del Sur y Egipto, especialmente en los proyectos de la planta nuclear de Dabaa, siendo la más destacada la fabricación conjunta en el sector electrónico, donde productos coreanos como los de Samsung y LG son fabricados por egipcios. Además, el 90 % de las exportaciones electrónicas de Egipto se realizan en cooperación con Corea del Sur. También hay una colaboración fructífera en proyectos de vehículos eléctricos, desalinización de agua de mar y desarrollo ferroviario.
En 2022, Corea del Sur anunció un préstamo de mil millones de dólares a Egipto a través del Fondo de Cooperación para el Desarrollo de Corea. Esta iniciativa forma parte de los esfuerzos surcoreanos por construir una asociación cooperativa con Egipto y fomentar el desarrollo sostenible entre ambos países. El acuerdo también busca concluir tratados comerciales y ampliar el alcance de la cooperación surcoreana con Egipto en sectores como el transporte ecológico, el desarrollo marítimo y el espacial. Al mismo tiempo, ambos países coinciden en la importancia de enfrentar la crisis climática, especialmente después de que Egipto fuera sede de la conferencia climática internacional COP27 en Sharm el-Sheij.
En los últimos años, Corea del Sur ha buscado acercarse al continente africano, especialmente a Egipto. La primera cumbre Corea-África, celebrada a principios de junio de 2024, marcó un hito histórico, ya que el expresidente surcoreano Yoon Suk-yeol y líderes de 48 países africanos se reunieron para profundizar la cooperación comercial y económica. Esto dio lugar a la celebración de la Cumbre Corea-África, una nueva iniciativa lanzada por Corea del Sur para apoyar la cooperación con los países africanos frente a los desafíos que enfrentan las naciones en todo el mundo, en particular la seguridad alimentaria, el cambio climático y los problemas en las cadenas de suministro.
Dada la posición destacada de Egipto en África, Corea del Sur buscó establecer una asociación estratégica con el continente, y especialmente con Egipto, basada en tres ejes: promover el comercio y la inversión para lograr el desarrollo económico, enfrentar desafíos globales como el cambio climático y la seguridad alimentaria, y fomentar la paz, la seguridad y la cooperación en foros internacionales.
Durante esta primera cumbre Corea-África, el expresidente surcoreano Yoon anunció el compromiso de Corea del Sur de aumentar la asistencia al desarrollo en África, prometiendo 10 mil millones de dólares en los próximos seis años. Este importante apoyo financiero refleja el interés de Corea del Sur en la enorme riqueza mineral de África y su potencial como un mercado clave para las exportaciones. En su discurso de clausura, el expresidente Yoon afirmó que “el importante Diálogo sobre Minerales, lanzado por Corea del Sur y África, representa un ejemplo de una cadena de suministro estable mediante una cooperación mutuamente beneficiosa y contribuye al desarrollo sostenible de los recursos minerales en todo el mundo”.
Por parte de China, y dado el compromiso del gobierno chino con la realización de las cumbres China-África, conocidas como “FOCAC”, desde 2002, las cuales reúnen a la mayoría de los líderes africanos; estas cumbres revisten una gran importancia para los gobiernos occidentales y para la administración estadounidense. Mientras Washington mantiene su principal alianza militar en Asia Oriental a través de las Fuerzas de Estados Unidos en Corea — con aproximadamente 28,500 soldados estacionados en Corea del Sur —, su creciente preocupación también se extiende hacia África, donde la expansión de la influencia china, ejemplificada por las cumbres China-África, representa una nueva fuente de fricción y tensión geopolítica en las relaciones entre Estados Unidos y China. A través de sus avanzados vínculos económicos con los países africanos, China ofrece una ayuda significativa a regímenes africanos que Estados Unidos y Europa intentan presionar para que revisen sus antecedentes en materia de derechos humanos, gobernanza, políticas de monopolio, entre otros temas.
Las relaciones sino-africanas también han experimentado un desarrollo acelerado, especialmente en el ámbito económico, que China prefiere como vía fácil y aceptable en su trato con los países en desarrollo, ya sea en forma de intercambio comercial, préstamos, donaciones o inversiones en especie. Éstas se caracterizan por la ausencia de condiciones políticas, lo que las distingue de las ofertas occidentales y las hace más aceptables para las sociedades africanas empobrecidas, tanto a nivel oficial como popular. Esto facilita la tarea del actor chino para penetrar en estas sociedades, al punto que Pekín se ha convertido en el principal socio comercial del continente africano. China considera que su relación con África es una parte clave de su estrategia para aumentar su influencia económica y política a nivel global y convertirse en el eje de referencia para estos países dentro del concepto de su poder blando y silencioso, enmarcado en la política de relaciones Sur-Sur.
Con este objetivo, China busca aumentar su presencia política en el continente africano y responder a las sensibilidades africanas, marcadas por percepciones negativas del colonialismo occidental. Esto lo logra a través de discursos sobre la reforma de las instituciones internacionales y la exaltación de la soberanía nacional, redescubierta tras la retirada colonial de Occidente en África. Asimismo, China declara su solidaridad con los países del Sur mediante posturas económicas y promesas de desarrollo. Este es el mismo tipo de discurso que los africanos escuchan de grandes potencias como Pekín, en contraposición a las ambiciones de Occidente.
A partir de esto, entendemos el grado de competencia entre China y Corea del Sur en Egipto y otros países africanos, así como su adopción de políticas de cumbres africanas basadas en la solidaridad y la cooperación para el desarrollo con Egipto y en todo el continente africano. Ante las aspiraciones de los países africanos de diversificar sus relaciones comerciales, están impulsando tanto a Pekín como a Seúl a alinearse con su visión de construir un mundo multipolar, el derecho de los africanos a obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad tras una reforma de la ONU, la oposición al colonialismo en todas sus nuevas formas y manifestaciones, y la despolitización de asuntos internos como los derechos humanos y la democracia, entre otros.