Energy & Economics
¿Puentes o acuerdos? Un análisis de la expansión de infraestructura de India y China en el Asia del Sur

Image Source : Presidential Press and Information Office Kremlin
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First Published in: May.11,2025
May.26, 2025
En las últimas décadas, las naciones de Asia del Sur se han convertido en destinos clave para grandes inversiones en infraestructura tanto de India como de China. Desde las costas del Océano Índico hasta las faldas del Himalaya, la creciente presencia de estas dos potencias regionales está transformando el panorama del desarrollo. Aunque muchos proyectos comparten resultados similares, también han generado preocupaciones sobre su impacto en las economías locales y la vida cotidiana.
Proposed Belt and Road Initiative. Illustrated in 2017 by Lommes, via Wikimedia Commons. CC BY-SA 4.0.
Lanzada por primera vez en 2013, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) de China es considerada uno de los proyectos de infraestructura internacional más ambiciosos de la historia reciente. Con más de 150 países involucrados y una inversión superior al billón de dólares estadounidenses, la IFR ha impulsado el desarrollo de puertos, ferrocarriles, carreteras y redes energéticas en Asia, África y América Latina. Según el Centro de Finanzas Verdes y Desarrollo, el financiamiento de la IFR ha resurgido tras la pandemia de COVID-19, impulsado principalmente por bancos políticos chinos y empresas estatales. Sin embargo, en Sri Lanka, la IFR se ha convertido en un ejemplo de advertencia. El Puerto de Hambantota, construido con préstamos del Banco de Exportación e Importación de China, no logró generar los ingresos esperados. En 2017, el gobierno de Sri Lanka concedió un arrendamiento por 99 años a ‘China Merchants Port Holdings’, lo que generó preocupaciones sobre la soberanía y la vulnerabilidad económica. Críticos, especialmente en medios occidentales, han señalado este caso como prueba de lo que describen como la “diplomacia de la trampa de la deuda” de China, una acusación que los funcionarios chinos niegan firmemente. No obstante, algunos académicos sostienen que el término “diplomacia de la trampa de la deuda” es engañoso. Deborah Brautigam, de la Universidad Johns Hopkins, argumentó en su artículo de 2020 “Una mirada crítica a la ‘diplomacia de la trampa de la deuda’ china: el auge de un meme”, que las crisis de deuda en países como Sri Lanka se deben principalmente a la mala gestión interna, el gasto excesivo en infraestructura y las presiones económicas globales, más que a una coerción por parte de China. En Bangladés, las iniciativas extranjeras han influido significativamente en el panorama energético y de infraestructura del país. Un ejemplo clave es la Planta de Energía de Payra, un proyecto termoeléctrico de carbón de 2,480 millones de dólares construido bajo el marco de la IFR, con financiamiento y conocimientos técnicos chinos. La planta, operativa desde 2020, ha contribuido a aliviar la escasez crónica de energía, pero ha sido criticada por su impacto ambiental y su dependencia del carbón importado. Además, han surgido preocupaciones sobre su sustentabilidad a largo plazo y su alineación con los compromisos climáticos de Bangladés bajo el Acuerdo de París de 2015. Otro proyecto emblemático de la Iniciativa de la Franja y la Ruta es la Autopista Elevada de Daca, una obra de 20 kilómetros que conecta el aeropuerto de la capital con las principales zonas industriales. Ejecutado por la empresa China ‘Major Bridge Engineering Company’, el proyecto fue estructurado como una asociación público-privada bajo un modelo de construcción, propiedad y transferencia a 25 años. Aunque se espera que alivie la congestión del tráfico y mejore la eficiencia logística, expertos han señalado la falta de una licitación competitiva y la escasa transparencia en los acuerdos financieros. En marzo de 2025, durante una visita oficial a China, el asesor principal de Bangladés, Muhammad Yunus, logró asegurar un compromiso por un total de 2,100 millones de dólares en inversiones, préstamos y subvenciones para el país, lo que representa un paso significativo en el fortalecimiento de la cooperación bilateral entre ambas naciones. En Maldivas, los préstamos chinos bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta financiaron importantes proyectos de vivienda y el Puente Sinamalé, un enlace clave entre Malé y la Isla Hulhulé. En 2018, se informó que la deuda pública total de Maldivas había aumentado al 72% de su PIB, alcanzando aproximadamente los 3,800 millones de dólares. A principios de 2024, las preocupaciones resurgieron cuando la deuda total del país ascendió a aproximadamente 8,200 millones de dólares — equivalente al 116.5% de su PIB en el primer trimestre, frente al 110.4% del mismo período del año anterior. Cerca de la mitad corresponde a deuda externa, y una gran parte se debe a China, que ha otorgado préstamos por un total de 1,370 millones de dólares. La creciente carga de deuda ha generado inquietudes sobre la autonomía del país y las condiciones de pago. Sin embargo, el presidente de Maldivas, Mohamed Muizzu, ha descrito a China como “uno de los aliados más cercanos y socios de desarrollo de Maldivas”. Muizzu ha prometido profundizar la cooperación bajo la IFR, con un enfoque en el desarrollo de infraestructura. En enero de 2025, la empresa china, ‘Machinery Engineering Corporation’ (CMEC) firmó un acuerdo con el Ministerio de Construcción, Vivienda e Infraestructura de Maldivas para construir infraestructura clave en la Isla Gulhifalhu, en el Atolón de Malé, ampliando aún más la presencia de China en el país.
India, largamente considerada una potencia regional, está utilizando cada vez más la infraestructura como una herramienta de diplomacia exterior. Sin embargo, con la excepción de Bután, la mayoría de los vecinos de India en Asia del Sur se han unido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, lo que ha llevado a un aumento significativo de las inversiones chinas en toda la región. Desde 2018, China ha invertido más de 150 mil millones de dólares en las economías de Bangladés, Maldivas, Myanmar, Nepal y Sri Lanka. La creciente influencia de China ha generado preocupación en India. En respuesta, el primer ministro Narendra Modi ha reforzado el alcance regional del país mediante la política de “Primero el Primero” (‘Neighbourhood First’), que busca profundizar los lazos entre los países de Asia del Sur. A ésta se suma la política de “Actuar hacia el Este” (‘Act East’), que se enfoca en construir alianzas más cercanas con el Sureste Asiático y la región Asia-Pacífico en general. A diferencia de los megaproyectos impulsados por deuda de China, el enfoque de India se basa en tres principios fundamentales: transparencia, respeto por la soberanía y desarrollo centrado en las personas. El compromiso de India con la infraestructura en Sri Lanka se ha centrado principalmente en apoyo estratégico, incluyendo más de 4 mil millones de dólares en líneas de crédito durante la crisis económica del país en 2022. Esta asistencia cubrió importaciones esenciales como combustible y alimentos, y desempeñó un papel clave en la estabilización de la economía esrilanquesa. India también ha contribuido a la cooperación energética, particularmente con proyectos como la Granja de Tanques de Petróleo de Trincomalee y varias iniciativas de energía renovable en el norte del país. Sin embargo, estos esfuerzos han sido objeto de críticas por su falta de transparencia y el impacto local. Por ejemplo, un proyecto eólico de 442 millones de dólares adjudicado al Grupo Adani de India sin un proceso de licitación competitiva generó preocupación por la supervisión ambiental y la soberanía nacional. La iniciativa emblemática de India en Maldivas — el Proyecto de Conectividad de la Gran Malé [‘Greater Malé Connectivity Project’ (GMCP)] de 500 millones de dólares — enfrentó reacciones negativas por parte del movimiento “’India Out’” (“Fuera India”), liderado por figuras de la oposición en 2022, quienes afirmaban que el proyecto amenazaba la soberanía nacional y facilitaba una presencia militar extranjera. La protesta subrayó el delicado equilibrio entre el desarrollo y las preocupaciones por la influencia externa. En un esfuerzo por reconstruir la confianza, India lanzó en 2024 un proyecto de saneamiento de 110 millones de dólares que abarca 28 islas de Maldivas. La construcción del GMCP se reanudó en febrero de 2025 tras negociaciones diplomáticas, y como gesto de buena voluntad, India implementó en marzo de 2025 la exención de visado para ciudadanos maldivos, con el objetivo de reparar los lazos bilaterales. ‘Maitree Super Thermal Power Project’, una empresa conjunta entre India y Bangladés con participación equitativa, actualmente aporta 1,320 MW a la red eléctrica de Bangladés mediante su planta a carbón en Rampal, Khulna, es financiada bajo el programa especial de financiamiento de India. Por otro lado, varios proyectos, como el Oleoducto de la Amistad Bangladés-India, fueron suspendidos indefinidamente debido al cambio de gobierno en Bangladés en agosto de 2024. Sin embargo, el 4 de abril de 2025, Modi se reunió con Muhammad Yunus al margen de la Cumbre del BIMSTEC en Bangkok, marcando su primer encuentro desde 2024. La reunión abrió oportunidades para la reconciliación y la reactivación de los proyectos que estaban en pausa.
A pesar de una historia marcada por tensiones, China e India son actores clave en Asia del Sur, cada uno con estrategias distintas. China se enfoca en grandes proyectos de infraestructura bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), mientras que India prioriza la conectividad y el fortalecimiento de capacidades. Sin embargo, existen áreas donde los intereses de ambos países se superponen, lo que crea espacios para la cooperación. Con necesidades de infraestructura en Asia del Sur que alcanzan cifras de billones de dólares, las iniciativas de ambos países se están complementando, ampliando su influencia mediante el comercio y la inversión. Aunque India se beneficia de una mayor conectividad y comercio con sus vecinos, deberá reforzar su diplomacia económica para mantenerse al ritmo de la creciente influencia de China en el actual panorama geopolítico.
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Interesado en política, derecho y temas globales. Colaborador de GlobalVoices.
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